En medio de la pandemia del Covid-19, el área de la salud requiere cada vez más personal. En esa dinámica, ha sido relevante la llegada de extranjeros durante los últimos años.
Según un análisis del Servicio Jesuita a Migrantes, entre marzo y junio de este año 535 profesionales de la salud han sido habilitados para ejercer como médicos, enfermeros, paramédicos y farmacéuticos, entre otros, quienes han prestado servicios en medio de la crisis.
El informe, elaborado en base al Registro Nacional de Prestadores Individuales, de la Superintendencia de Salud, indica que, al igual que lo visto como tendencia de los últimos años, las principales nacionalidades en integrarse a la red sanitaria son la venezolana (40,9%), colombiana (30,1%) y ecuatoriana (10,3%).
Además, la mayor parte de las personas habilitadas para ejercer son médicos (60,6%), seguidos por farmacéuticos y químicos farmacéuticos (11,8%). Las zonas donde residen son la Región Metropolitana (34%) y Los Lagos (5%). En tanto, un 40% no ha reportado dicha información.
Juan Pablo Ramaciotti, director de incidencia y estudios del Servicio Jesuita a Migrantes, plantea que siempre se ve a los extranjeros como “usuarios del sistema de salud, pero vemos que hoy son en realidad una parte activa y aportan a la sociedad, especialmente en medio de la pandemia, pues han sido un pilar”.
Recordó que en abril pasado se determinó que los médicos extranjeros que no hayan rendido el Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicina (Eunacom) podrán ser contratados, por determinación de la Contraloría, debido a la crisis.
A nivel general y de acuerdo al mismo reporte, desde enero de 2012 al 30 de junio de este año se ha incorporado un total de 17.422 migrantes profesionales de la salud al sistema. En ese universo total, el 31% son colombianos, 27,6% venezolanos y 20,5% proviene de Ecuador. Todos los indicadores se han incrementado en los últimos años. En 2017 se inscribieron dos mil extranjeros, en 2019 un total de 3.831 y en 2020, hasta el 30 de junio, van 1.675.
Sector público
Macarena Rodríguez, directora de la Clínica Jurídica de Migrantes de la U. Alberto Hurtado, señala que se ha podido observar que los extranjeros han llegado a laborar al sector público de salud, que no es tan atractivo para algunos chilenos.
“Allí han sido un tremendo aporte, no tan solo por su profesionalismo, sino que por su cercanía con los pacientes”, sostiene. Y remarca que muchos de ellos vienen a solucionar la brecha de especialistas del país.
Héctor Pujols, vocero de la coordinadora de inmigrantes, advierte que un problema que ha surgido para los profesionales de esa área es tener que rendir el examen nacional: “Eso no se puede olvidar en medio de esta crisis; los precios que cobran son altísimos por una organización que no es estatal y, además, es una prueba pensada para personas que estudiaron en Chile”.
Asegura que es una barrera para personas que llegan al país sin recursos en busca de opciones laborales.