Felicidad, rabia, esperanza, indignación. La de este viernes no solo fue una marcha histórica, sino que un encuentro de sentimientos sobre el país que tenemos y el que nos gustaría tener. En Santiago, 1,2 millones de personas -según cifras oficiales del gobierno- se reunieron en Plaza Italia, en una protesta autoconvocada que fue el punto cúlmine de una semana de protestas contra la precarización de la vida y el abuso, como los mismos ciudadanos lo han recalcado.
"Hay gente de forma transversal, sin ninguna distinción, es un mensaje claro para hacer un cambio en nuestro país", dijo a las 19 horas la intendenta metropolitana, Karla Rubilar, reconociendo así el desborde de la movilización ciudadana.
Y es que, para muchos, la de este viernes fue una de las marchas más grandes que se recuerden: en marzo, para el Día de la Mujer, hubo 190 mil personas. En 2011, con el movimiento estudiantil, 100 mil ciudadanos iban a las convocatorias. En esta ocasión, uno de cada cinco habitantes del Gran Santiago salió a protestar.
"Es algo histórico. Trabajé toda una vida para recibir una pensión muy baja, así que ojalá que esto cambie las cosas para el futuro", dijo Nancy Núñez (67), quien portaba un letrero que decía "ya me callaron una vez, no voy a permitirlo dos".
Para Sebastián Rodríguez (35), la protesta fue "la de un país entero que despertó y se cansó de los abusos. Acá no hay partidos políticos ni autoridades que seguir, somos simplemente gente".
En la capital, la gente comenzó a reunirse a las 16 horas. Y llegaron tantas personas, que ocuparon todas las calles aledañas al punto de encuentro, esparciéndose desde Av. Los Leones (oriente) hasta Estación Central (poniente).
La convocatoria era tan variada que había espacio para todos los públicos: los motoqueros marcharon con sus vehículos, los adultos mayores llegaron con sus familias, las barras de los clubes de fútbol asistieron con banderas y cientos de personas entonaron "El baile de los que sobran" de Los Prisioneros, en la Biblioteca Nacional.
A las 20 horas, a tres horas de comenzar el toque de queda, seguía llegando gente al centro de Santiago. Pero también comenzaron los incidentes, que en algunos casos terminaron en saqueos.
El momento histórico se replicó en regiones. Rancagua, Puerto Montt y Valdivia también destacaron por la gran participación. En Valparaíso, miles de personas protestaron, e incluso durante la tarde llegaron al Congreso, lo que obligó a evacuar a los parlamentarios.