El expresidente de Codelco, Óscar Landerretche abordó este domingo la condena de 45 años de prisión que se dictó contra Camilo Gajardo Escalona, denominado como “lobo solitario”, por el envío de un artefacto explosivo que detonó en la casa del economista el 13 de enero de 2017.
En diálogo con Estado Nacional de TVN, Landerretche revivió lo que fue esa jornada, cuando recibió el paquete y recordó que su hija menor comenzó a tocar la encomienda, pero lograron bajarla de la mesa, debido a que él estaba con un cuchillo en la mano y era peligroso para la menor.
“En el minuto que ella se baja y queda bajo el mesón, algo hice que toqué la cuestión y ahí explotó”, contó el economista.
El expresidente de Codelco fue enfático en señalar que “esta bomba estaba dirigida a incrustar unos pernos que se suponía debían entrar en mi cara” y que “nosotros tuvimos mucha suerte para lo que fue esto. Esto fue un intento de asesinato”.
El economista se mostró conforme con el trabajo del Ministerio Público y la tesis del “lobo solitario”. “Se me respondieron mis preguntas respecto a esta hipótesis del lobo solitario”, indicó. “Me deja tranquilo por dos razones: porque se hizo la investigación de manera muy profesional y segundo, porque en realidad es la mejor respuesta”, agregó.
Sobre los 45 años que deberá pasar Gajardo Escalona en prisión, Landerretche sinceró que “yo esperaba menos, lo sentí como una condena contundente. He hablado con abogados que saben de esto y ellos me dicen que es una condena que se ajusta a derecho, pero también me comienzan que el historial de la justicia chilena en los últimos años ha sido otorgar resoluciones menos contundentes”.
“En Chile, todos sabemos, que necesitamos reestablecer el funcionamiento del estado de derecho en muchos planos, y una de las cosas que se necesitan para eso es que la justicia de señales bien claras y creo que esta es una”, aseguró.
Finalmente, consultado sobre si podía perdona a Gajardo, el expresidente de Codelco indicó que “ni siquiera me sabía el nombre de este joven hasta que me vi obligado a declarar. He tratado de sacar esto de mi casa, de mi mente y de mi vida. Me cuesta mucho perdonar a una persona que hace esto (...) Claramente no hay arrepentimiento”.