El Ministerio de Educación anunciará en los próximos días su plan de regreso a clases, una operación logística que busca que 3,6 millones de escolares vuelvan gradualmente a los colegios luego de siete semanas de actividades suspendidas.
Para ello, está analizando varias propuestas, la última de ellas entregada el 24 de abril por la Mesa Social Covid-19, que mandató a un grupo de expertos de varias universidades, entre ellas la Universidad Católica y Universidad de Chile -cuyos rectores integran la mesa- para pensar en medidas para volver a las aulas.
El documento, al que accedió La Tercera, entrega propuestas en base a tres ejes: bienestar de las comunidades escolares; priorización curricular,ajustes evaluativos y de gestión; y la educación remota.
Sobre este primer punto, se plantea que, ante el temor de las familias a que sus hijos pierdan el año escolar, es clave “evitar repitencias que pongan en riesgo las trayectorias escolares de los estudiantes”. Para ello se propone “entregar una señal clara de que no habrá repitencias posterior a la crisis sanitaria”.
Uno de los académicos tras esa idea es Ernesto Treviño, del Centro UC para la Transformación Educativa (Centre UC). Dice que “la evidencia muestra que cuando tenemos una emergencia se tiene que apoyar el tránsito de los niños, para que esa emergencia no genere traumas ni consecuencias de largo plazo”.
Esto quiere decir que muchos escolares podrían tener impactos académicos, debido a que tienen familiares enfermos o que han muerto por el coronavirus, por lo que no es conveniente que además tengan una trayectoria académica truncada. Según la información que maneja, cerca del 4,5% de los escolares (126 mil alumnos) repitieron algún curso en 2015, lo que se acentúa en niveles como 1° medio.
Currículum de emergencia
El informe dice que, en el caso de las clases por vías remotas, se debe “cuidar que las metodologías sean pertinentes”, mientras que en el caso de las clases presenciales se sugiere “planificar una progresiva inmersión en contenidos de asignaturas, reconociendo que para el aprendizaje será indispensable primero lograr el equilibrio emocional”.
En relación a los aprendizajes, la Mesa Social Covid-19 propone crear un currículum de emergencia, algo en lo que ya está trabajando el Mineduc, y que los expertos proponen que sea válido por dos años, que permita “trabajar con mayor intensidad las habilidades clave de cada asignatura”.
El informe entrega algunos ejemplos. En el caso de Ciencias, se propone priorizar preguntas de indagación científica y realizar experimentos caseros. En Matemática, se sugiere usar los datos que ha arrojado la pandemia (como cantidad de infectados) para estudiar modelamientos matemática. Y en Lenguaje se plantea promover la lectura en casa.
Además, los expertos sugieren flexibilizar el Decreto 67 del Mineduc, que establece las evaluaciones escolares, para “proponer criterios de promoción en base a evaluaciones formativas”.
Suspensión del Simce
Respecto a otros procesos del sistema escolar, la Mesa Social Covid-19 propone suspender las pruebas Simce de este año, que debían rendir los escolares de 4° básico, 6° básico y 2° medio en octubre: “Se debiera postergar para el año 2021, manteniendo la fecha regular de su aplicación. El Simce mide aprendizajes de final de año. No tendría sentido una postergación para principios de 2021”, dice la propuesta.
Los expertos advierten que esta es una decisión que debe ser comunicada pronto y descartan la idea de aplicar este año un Simce que solo sirva de diagnóstico. “Lo que se requiere son herramientas evaluativas que entreguen información en tiempo real y contextualizadas. Un Simce de diagnóstico, aunque no tenga consecuencias, genera información tardía (por los ritmos de procesamiento) y estandarizada”, explican.
El ministro de Educación, Raúl Figueroa, valora el documento entregado por los expertos, sobre todo por su “priorización curricular, el diagnóstico con foco socioemocional y el canal educativo TVEduca”.
“La repitencia es una medida extremadamente excepcional en nuestro sistema, y ese es el criterio que debe primar en este año tan complejo. Sobre el Simce, es importante recalcar que esta es una herramienta muy importante para conocer la realidad de los establecimientos, pero sobre todo para salir al encuentro de los que más dificultades han presentado en el proceso pedagógico, y de esa forma focalizar los apoyos. Es en este aspecto donde deberíamos centrar el debate”, dice.
Oportunidad en la crisis
La Mesa Social Covid-19 también plantea que, considerando que la asistencia podría ser baja una vez que reabran los colegios, por el temor de las familias a enviar a sus hijos, el Mineduc debe diseñar un mecanismo de pago a los colegios municipales y particulares subvencionados, dado que este sistema se basa en la asistencia.
“Ese mecanismo podría considerar un piso mínimo de pago para evitar desfinanciamiento, combinado con promedio histórico de asistencia sobre ese piso. Es decir, debiese haber un piso de asistencia promedio para todos los colegios, pero si el promedio de un establecimiento en particular es más alto que el piso, entregarle ese mayor aporte”, detallan.
Sobre estas propuestas, la directora del Observatorio de Prácticas Educativas Digitales, de la Facultad de Educación de la UC, Magdalena Claro, es una de las expertas que elaboró el documento, y explica que la propuesta “busca transmitir el mensaje de que estamos disponibles para trabajar de manera concreta con los actores educativos para enfrentar las dificultades y obtener aprendizajes de este período de educación en emergencia”.
Alejandra Mizala, directora del Instituto de Estudios Avanzados en Educación y del CIAE de la U. de Chile, agrega que el plan tiene perspectiva de corto, mediano y largo plazo. “Este período puede ser una oportunidad para potenciar el aprendizaje en otros formatos que permitan aprendizajes significativos y una oportunidad para desarrollar habilidades clave de las asignaturas, y no solo contenidos”.
El informe participaron académicos, profesores e investigadores de la Facultad de Educación de la UC y del Instituto de Estudios Avanzados en Educación de la Universidad de Chile, y contó con la colaboración de 27 académicos y expertos de otras universidades y centros de estudios.