Una sostenida recuperación de los viajes ha tenido el Metro, luego de que la red se viera afectada por el cierre de estaciones tras los ataques sufridos en el inicio del estallido social del 18 de octubre pasado (18-O). A dos meses del inicio de las evasiones de los escolares y la posterior vandalización de los recintos, el tren subterráneo ha ganado pasajeros: de acuerdo a un balance entregado por la estatal, el jueves 12 de diciembre recién pasado registró más de dos millones de pasajeros transportados, cifra que aunque está por debajo del promedio diario que alcanzaba antes de la crisis (2,75 millones de validaciones por jornada), representa un crecimiento que también se traduce en ingresos a la firma.

En la estatal se planteó que se espera recuperar la demanda anterior al 18 de octubre "durante el primer semestre del próximo año", en la medida en que la compañía pueda ir abriendo nuevas estaciones, principalmente el tramo hacia la Plaza de Maipú, en la Línea 5.

Se añadió que así, además, se podrá tener ingresos "similares a lo que era habitual para la empresa, lo que nos permitirá ir recuperando el equilibrio económico".

Hasta ayer, el servicio poseía 109 accesos abiertos, de un total de 136 estaciones, lo que equivale a un 80% de la red. Durante lo que queda de este mes se podría poner en marcha la Estación San Pablo, de la Línea 5, una de las más perjudicadas por los ataques (ver infografía).

La estatal también informó que el cronograma indica que entre enero y abril de 2020 se abrirán otras 16 estaciones, mientras que el último trimestre del próximo año se sumarán siete estaciones, en las líneas 4 y 5.

"Se ha realizado un gran esfuerzo para que la red se pueda reponer de manera completa lo antes posible, teniendo en cuenta la seguridad de las personas y de sus trabajadores", explica el subsecretario de Transportes, José Luis Domínguez.

Accesos expeditos

Ariel López, investigador del Núcleo de Movilidades y Territorios (Movyt), sostiene que si bien se ha acelerado la apertura de estaciones que resultaron dañadas, "se ha observado que muchas operan con una sola zona de ingreso abierta, lo que reduce la capacidad de entrada y salida de los usuarios de estos recintos, pero, principalmente, pone en riesgo a los pasajeros en caso de efectuar una evacuación".

Da como ejemplo el caso de la Estación Ñuble, que opera con sus accesos cerrados en la Línea 5 y 6, aunque sigue funcionando para hacer las combinaciones.

Otro caso que ha recibido críticas de parte de los usuarios es el de la Estación Universidad de Chile, que tiene el acceso hacia el Paseo Ahumada cerrado, por lo que las personas deben hacer filas que se prolongan largos minutos, en especial en hora punta, para salir por las calles Estado o Nueva York.

También hay estaciones como Toesca, que poseen un solo ingreso operativo, aunque antes mantenía dos de ellos funcionando.

Al respecto, el subsecretario Domínguez sostiene que la decisión de no habilitar todas las puertas que se encuentran disponibles "es parte de los protocolos y las medidas que ha realizado Metro para poder resguardar la seguridad de los usuarios, que son nuestro principal foco, y también a los trabajadores del tren subterráneo".

Ingresos

Ante este escenario, un tema que se debate es que aunque el Metro ha aumentado su demanda, los ingresos para la estatal han disminuido en los últimos dos meses. Esto ocurre justo cuando la compañía debe invertir recursos para la reconstrucción de las estaciones que fueron destruidas, presupuesto que asciende a $ 376 millones.

Carlos Melo, director de Ingeniería de la U. San Sebastián, explica que esto produce "un escenario de estrechez para la empresa que se debe revertir". Añade que Metro podría "solicitar que se suba la tarifa técnica que le paga el Estado, recurrir a endeudamiento o recibir una capitalización con aportes de Corfo".

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