"Si una persona llega a morir, el único responsable va a ser el Presidente". Rafael Morán (22) tiene que elevar varias veces la voz para que sus palabras se escuchen. Es el último jueves de junio y está instalado en la Carretera Panamericana, en un campamento improvisado ubicado a 500 metros del Paso Fronterizo Chacalluta que separa a Chile de Perú.
Su voz es ronca, pero el ruido del viento y de los automóviles que transitan por el camino dificultan, a ratos, entender lo que dice. "Durmiendo en la carretera, sabemos que podemos morirnos en cualquier momento de frío", dice a La Tercera con tono de frustración.
Rafael lleva más de cinco días viviendo en la intemperie, esperando que en el Paso Fronterizo le permitan entrar a Chile pese a que no cumple con los requisitos migratorios.
Como muchos de sus compatriotas, llegó a Chacalluta con lo puesto después de viajar durante más de dos meses desde Venezuela pidiendo aventones. Aquí espera reunirse con su familia que huyó en 2014 por persecución política. Por los mismos motivos, explica, él terminó saliendo de su país hace más de dos meses. "En los otros lugares del mundo no tengo a nadie", asegura.
En este viaje se gastó todo su dinero y la única identificación que trae consigo es su cédula. Del pasaporte –documento indispensable para obtener la Visa de Responsabilidad Democrática que les permite acceder a Chile de manera legal- ni hablar. Hace años que obtenerlo se convirtió en una misión casi imposible para los venezolanos.
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Rafael Morán (22)[/caption]
"Para pedir la visa de responsabilidad democrática nos exigen el pasaporte y 30 dólares, pero muchos aquí nos vinimos sin nada, caminando y pidiendo ayuda poco a poco", comenta con tono de frustración.
Mientras Rafael habla, la representante diplomática de Juan Guaidó en Chile, Guarequena Gutiérrez, visita el paso fronterizo para conocer las necesidades de sus compatriotas. Estando ahí, les ofrece que pasen la noche en Tacna en un albergue habilitado para ellos, lo que les permitiría trasladarse al consulado chileno ubicado en dicha ciudad para tramitar este documento. Rafael, como muchos de los otros hombres y mujeres que se encuentran en el lugar prefiere quedarse en la carretera. No pierde la esperanza de que unos de estos días, en el paso fronterizo, le permitirán ingresar a Chile, aunque no cumpla con los requisitos.
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- ¿Alguien ha podido tramitar documentos solamente con la cédula venezolana?
- ¿Es cierto que las familias con niños pueden ingresar al país sin visa?
- ¿Alguien en la frontera? Necesito saber si están dejando ingresar
La página de Facebook "Venezolanos en Chile" está repleta de mensajes como estos. Las dudas respecto a los trámites migratorios abundan y motivan a que muchos intenten aventurarse a ingresar al país sin cumplir con los requisitos. Las publicaciones con historias extraordinarias de personas que lograron entrar a Chile de manera legal y casi sin documentación, abundan. Eso les da fuerzas a muchos para continuar el viaje pese a la incertidumbre.
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Silvia Pérez (46)[/caption]
Silvia Pérez (46) está frustrada. Cuando llegó al consulado de Chile en Tacna a pedir la Visa de Responsabilidad Democrática, los funcionarios de la oficina ya habían entregado todos los números de atención para esa jornada. Hace ocho días, cuando salió de Venezuela, creyó que se había escapado de las colas. Sin embargo, en Chile se encontró con un panorama similar.
Por eso, en vez de madrugar afuera de esta oficina para conseguir un número, decidió probar suerte en el paso fronterizo Chacalluta bajo la esperanza de que la dejarían ingresar al país como turista. Después de varias horas de espera recibió la negativa del funcionario que la atendió. Tampoco cumplía con los requisitos.
"No sé qué hacer, si devolverme a Venezuela o seguir esperando. Mi hijo y la familia de mi marido están en Chile. Hace más de un año que no lo veo. No me quiero rendir", cuenta.
Silvia duerme en una carpa amarilla que a veces pareciera que se va a volar con el viento. Pero dice que allí se siente segura, mucho más a que si estuviera en Tacna esperando una respuesta del consulado. En Chacalluta, siente que su destino está cada vez más cerca, y de todo lo malo, prefiere rescatar lo bueno: la solidaridad de los chilenos y peruanos que han llegado hasta la carretera para proveerlos de alimentos y cobijas.
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María José Solorza (22)[/caption]
A unos metros de Silvia está María José Solorza (22), otra venezolana que lleva siete días esperando en la Carretera Panamericana. Tiene los labios partidos y siente el rostro áspero por el frío. Dice que ya no quiere seguir esperando y probará suerte en Tacna, tramitando la Visa de Responsabilidad Democrática. Ella sí tomará el ofrecimiento que les hizo Guaraquena Gutiérrez. Desde ese albergue espera retomar fuerzas para continuar con su objetivo: empezar de cero en Chile.