El Presidente Gabriel Boric decía en su discurso presidencial del año pasado: “Estamos ante una emergencia habitacional. Para enfrentarla, comenzaremos con la construcción de 65 mil viviendas dignas, para llegar a nuestra meta de 260 mil viviendas entregadas a fines del gobierno. Para esto, ampliaremos el Banco de Suelos, redestinando terrenos fiscales hacia fines habitacionales. También aumentaremos la oferta de viviendas en arriendo a un precio justo”.
Y añadía en su mensaje de junio pasado: “Honorables congresistas, hoy, más de 81 mil familias viven en campamentos en nuestro país, en condiciones inseguras e inciertas, cifra que ha aumentado de manera sostenida desde 2014″.
Las cifras han variado, pero para bien y para mal. Hace dos semanas el Catastro Nacional de Campamentos 2022-2023 de Techo-Chile dio cuenta una nueva alza de familias viviendo en asentamientos informales, llegando a 113.887 hogares, lo que significa 39,5% más que en el periodo anterior (2020-2021).
Por otro lado, el déficit de 640 mil viviendas que existe en el país se mantiene casi estancado, según estima la organización Déficit Cero. Y durante 2022 la entrega de viviendas por parte del Minvu sólo llegó a 39.475 unidades, “el número más bajo en décadas”, critica el decano de la Facultad de Arquitectura y Arte de la Universidad del Desarrollo y exmiembro del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU), Pablo Allard.
“Si bien el aumento de costos de materiales por quiebres de stock y las dificultades de financiamiento por pandemia e incertidumbre constituyente no se la hicieron fácil, no justifican una caída de más del 42% del promedio de entregas mensuales”, añade Allard.
Según un estudio de Libertad y Desarrollo, si entre 2011 y el 2021 se entregaron 5.639 viviendas mensuales, en promedio, entre marzo y noviembre de 2022 el gobierno del Presidente Boric sólo entregó 3.456 viviendas sociales mensuales, en promedio. Desde el Minvu sostienen que hay 136 mil viviendas en ejecución y que otras 52 mil ya tienen asegurado el financiamiento para iniciar obras próximamente.
Desde el ministerio además explicaron que, después de asumir, el gobierno de Gabriel Boric ha implementado medidas para levantar el sector de la construcción, que venía alicaído producto de la pandemia, y así destrabar los proyectos que se habían quedado sin financiamiento. Los esfuerzos han estado concentrados en reimpulsar la producción de viviendas -que venía a la baja-, apoyando a las constructoras con riesgo de quiebra y buscando fórmulas para paliar el alza de los insumos. En definitiva, en 2022 se estabilizó al sector para dar continuidad a las obras que estaban paralizadas, por lo que no sería justo -indican- comparar las cifras sin considerar el contexto.
En ese contexto y como parte del Plan de Emergencia Habitacional (PEH), el ministro de Vivienda y Urbanismo, Carlos Montes anunció la adquisición de los terrenos de Ciudad del Niño (San Miguel), donde el Minvu construirá 1.200 viviendas de interés público. Serán 9,8 hectáreas destinadas a un futuro proyecto urbano-habitacional parte del Plan Ciudades Justas.
“La política hoy es decirle a las familias váyanse a lugares donde hay equipamiento y trabajo. Antes se les decía váyanse lejos, pero eso era más caro para el Estado”, puntualiza a La Tercera el ministro de Vivienda, Carlos Montes.
El secretario de Estado señala también que la “Ciudad del Niño simboliza el camino que nos hemos trazado como gobierno para abordar simultáneamente el déficit habitacional y urbano en nuestro país. Se trata de un terreno con una ubicación privilegiada al interior de la ciudad, para la localización de nuevas viviendas y espacios públicos que queremos que sean usados intensivamente por las personas. Esto es reflejo de la integración social, porque no se trata solo de construir edificios, necesitamos revitalizar la vida de barrio, recomponer el tejido social, dotar de servicios a la comunidad, proponer nuevos modelos de ciudad que promuevan la convivencia y Ciudad del Niño es una oportunidad para consolidar ese modelo a seguir para la construcción de ciudades justas para Chile”.
Pasado y futuro de la Ciudad del Niño
La Ciudad del Niño, construida en 1943 por mandato del Presidente Juan Antonio Ríos, operó como centro de acogida para niños y niñas en riesgo social hasta 2003, cuando -a raíz de la ratificación de la Convención sobre los Derechos del Niño (ONU)- Chile priorizó la reinserción familiar de los menores que se encontraban internados. Hoy el predio sólo conserva el Monumento Histórico Murales de la Ex Escuela Rebeca Catalán Vargas.
La compra del terreno por 1.244.954,66 UF forma parte del Plan Ciudades Justas (2023) del Minvu, que considera construir nueve proyectos urbano-habitacionales en las regiones de Antofagasta, Atacama, Coquimbo, Región Metropolitana (2), Maule, Araucanía, Los Ríos y Magallanes, bajo los principios de “sostenibilidad, enfoque de género y cuidados, diversidad y vitalidad urbana, cohesión social, y planificación integrada” informó el ministerio.
Desde el punto de vista de la planificación integrada, el proyecto de la Ciudad del Niño destaca por su emplazamiento: el terreno está ubicado entre las avenidas Lo Ovalle, Santa Rosa, Departamental y Gran Avenida José Miguel Carrera. Y próximo a las estaciones de Metro (Línea 2) Ciudad del Niño y Lo Ovalle; a 10 y 15 minutos caminando, respectivamente. Además, está cerca de colegios y centros de salud.
Actualmente, el Minvu se encuentra desarrollando el plan maestro del proyecto que iniciaría en 2024 para definir, entre otras cosas, el tipo de vivienda a construir -se evalúan departamentos-, los subsidios que aplicarán para las familias y las necesidades del entorno, como espacios públicos y colegios. Pero las autoridades señalan que el proyecto sí considerará un parque.
La iniciativa ha sido gestada junto al municipio de San Miguel, para determinar el número de viviendas y el equipamiento. La alcaldesa Érica Martínez (CS) dice que como municipalidad están contentos con la compra del Minvu, pues recordó que en el terreno se buscaba edificar un megaproyecto de 5.400 departamentos, lo que “iba a generar un colapso en el sistema vial, sanitario y de recolección de basura en el sector”. El municipio, los vecinos, la agrupación No Más Edificios y la coordinadora Recuperemos San Miguel, entre otras organizaciones, se opusieron a la construcción de esa iniciativa.
“Hoy decimos con fuerza ‘ya no van las 23 torres, ¡recuperamos la Ciudad del Niño!’. Este proyecto cambiará los paradigmas establecidos en la construcción de proyectos de integración social. Hoy, la nueva política habitacional se hará en base al derecho a la ciudad, en pos de avanzar en la equidad territorial. Se romperá con la política de construir en la periferia de las ciudades y acercar a las familias a los centros urbanos, con acceso a todos los servicios necesarios para vivir de manera digna”, dijo la jefa comunal.
Sobre la adquisición de la Ciudad del Niño, Allard comentó que “me parece una excelente medida la compra de terrenos para proyectos de vivienda dentro del Programa de Emergencia Habitacional y apoyo el programa Ciudades Justas. Creo ambas son buenas noticias, pero se ha perdido tiempo muy valioso durante el 2022, con resultados muy bajos en la ejecución, y es de esperar que se acelere la ejecución de proyectos”.
Para ello, añadió el académico, “no bastará con compra de terrenos o facilitar los trámites para las viviendas industrializadas. Se requiere sumar a todos los actores de la industria a estos planes, y, hasta ahora, lamentablemente, el ministro Montes no ha sido lo suficientemente convocante. ¿Cómo se quiere hacer un plan de ciudades justas, si llevamos un año sin tener presidente ni consejeros del CNDU? Espero de verdad que se pueda cumplir las metas, y estamos todos a disposición”.