"Tu partida fue injusta, cortaron tus alas". "Un país entero llora tu partida". Así decían algunos de los lienzos y pancartas con las que una multitud despidió hoy a Ámbar, la niña de un año y siete meses que murió tras ser violada por la pareja de su tía en Los Andes.
Fueron cerca de dos mil personas -según estimaciones de Carabineros- las que llegaron a la misa que se celebró en la Parroquia de la Asunción de la comuna andina, donde entre globos blancos y rosados se le dio el último adiós a la niña que falleció el sábado pasado en el Hospital San Camilo, de San Felipe, luego de ser intervenida por el equipo médico que intentó salvarle la vida luego de las brutales agresiones que se le constataron.
La ceremonia religiosa culminó con las palabras de quien había pedido la custodia de la menor, lo que le fue negado. Su tío, Ignacio Páez, leyó una carta escrita a su sobrina. "¿Sabes? Te cuento que hay mucha gente apoyándote. Dame el valor y la fortaleza para seguir con este dolor que siento, no sabes cuánto te extrañaré, ya no puedo regresarte a mis brazos, pero sí puedo alzar la voz por los niños y niñas del mundo que fueron abusados, muertos. ¿Por qué tuvieron que esperar que todo un país alzara la voz para ser escuchados?", decía parte de la misiva.
Páez continuó entre sollozos. "Siempre serás mi luz y mis ojos. ¿Sabes? Tengo tantas preguntas sobre qué habríamos estado haciendo en estos momentos, habríamos estado felices y tú disfrutando de tu vida que recién comenzaba. Pero tu vida y tu paso por este mundo fueron tan cortos... Me pregunto ¿por qué la vida y la justicia sentenciaron tu partida? (...) Solo me quedará el deseo de que algún día me dijeras 'tío, te quiero', cómo tú me querías a mí", relató el familiar.
Ceremonia religiosa
La ceremonia religiosa fue presidida por el sacerdote Gerardo Herrera, quien en la homilía manifestó: "No podemos explicar lo que ha sucedido, pero ciertamente esto es reflejo de algo que a veces pasa muy oculto en muchos de nuestros hogares. Esto nos lleva a reflexionar sobre la sociedad que vamos construyendo y en la que queremos vivir".
El presbítero pidió también por la madre de Ámbar, de 27 años, y quien presenta un embarazo en curso.
Tras la eucaristía, los asistentes abandonaron la parroquia para caminar por las calles Argentina y Papudo, ambas de Los Andes, hasta llegar al Cementerio Parroquial Santa Rosa. Allí, la madre de la víctima intentó decir algunas palabras de despedida a su hija, pero fue interrumpida por los asistentes, quienes la increparon por su supuesta responsabilidad en la muerte de la menor, ya que el Juzgado de Familia le había quitado el cuidado de la niña y el de su hermana, de siete años.
Tras el hecho, la mujer sufrió una pequeña descompensación, por lo que abandonó el camposanto debiendo ser escoltada por personal de Carabineros que resguardaba el área.
Ignacio Páez fue ampliamente aplaudido por los vecinos, quienes le manifestaron su apoyo e incitaron a luchar por su otra sobrina, la que hoy está en manos del Servicio Nacional de Menores (Sename), mientras se desarrolla la investigación en contra del presunto autor del delito de violación con homicidio que se le imputó a Miguel Andrés Espinoza Aravena, quien permanecerá en prisión preventiva.
El miércoles, el fiscal nacional, Jorge Abbott, se trasladó hasta Los Andes para interiorizarse del caso y designó a un persecutor preferente, el fiscal jefe de la zona, Ricardo Reinoso.
Mientras, el movimiento Ni Una Menos Chile convocó a una marcha para el viernes 11 de mayo, a las 18.30. "Vamos a manifestarnos contra la violación y el asesinato de Ámbar, y contra la violación de una mujer por cinco barristas", se indicó en un comunicado.