-Sirena, tengo SIDA

-No, no puede ser Rodrigo… ¿Te vas a morir?

-No, no sé po. La doctora dice que con un tratamiento uno puede vivir

Capítulo 9, El Circo de las Montini. Año 2002.

En el Chile de ese entonces aún no estaba legalizado el divorcio y casi no se hablaba de sexualidad en la televisión, pero TVN estrenó una teleserie que tenía como uno de sus protagonistas a un joven trapecista portador de VIH.

Desde el primer capítulo el público se sensibiliza con su solitario sufrimiento.

En la escena que fue descrita al comienzo, el personaje de Néstor Cantillana, le cuenta a Sirena, su mujer -interpretada por Antonia Zegers- la delicada noticia. El diálogo transcurre en uno de los pasillos de un hospital de San Antonio, una de las locaciones habituales que se ven en la teleserie.

-Fue súper potente interpretar la escena- dice a La Tercera Nestor Cantillana, quince años después de haber personificado a Rodrigo Marín en El Circo de las Montini.

-En ese tiempo no se conocía mucho del tema y era sinónimo de muerte- recuerda.

En la ficción, el personaje que interpretó Cantillana adquirió el VIH tras tener sexo sin condón con una mujer que conoció cuando estaba separado de Sirena, su pareja.

-Él no sabía por qué le había pasado esto. Pensaba que era casi que un castigo divino. En el circo él era muy hombre y creía que esas enfermedades eran sólo de homosexuales- asegura.

Así como en la ficción Rodrigo lidiaba con la presión de contarle a sus colegas de circo su secreto, en la vida real Néstor Cantillana enfrentaba las expectativas sobre el personaje que instalaría por primera vez la discusión sobre el VIH en la pantalla chica y, con ello, en los hogares chilenos.

-A medida que Rodrigo fue aprendiendo cómo cuidarse o cómo vivir con esta enfermedad la gente, en sus casas, también aprendió- asegura Cantillana.

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-Desgraciadamente el país no ha cambiado mucho. Es cosa de ver como se ha disparado el VIH porque ninguno de los gobiernos ha impulsado una campaña de prevención lo suficientemente potente, reflexiona hoy Néstor Cantillana sobre las cifras que han causado preocupación a nivel nacional.

-Se sabe más del tema pero no ha habido a habido una campaña del Estado para que, por ejemplo, existan máquinas dispensadoras de condones en los colegios, en las universidades o en los bares.

Dicho esto, apunta rápidamente a quienes cree son los responsables: la Iglesia y la élite económica.

-Los poderes económicos ligados a la religión siguen siendo muy conservadores y obligan por su forma de pensar la sexualidad a que los jóvenes tengan como alternativa la abstinencia. Lo que es ridículo-sostiene.

-Más allá de que las personas más moralistas piensen que ese puede ser un incentivo, eso no es así. Los jóvenes viven su sexualidad desde muy temprano. Ese es un hecho y no hay mucho más que hacer, sino que el tema de la prevención sea algo real y que funcione - agrega.

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El Circo de las Montini es una de las teleseries que Cantillana dice recordar con especial cariño.

Era la época que el actor denomina como la "era de los directores" donde profesionales como Vicente Sabatini contaban historias no sólo que entretuvieran, sino también que "aportaran" a la vida de las personas.

-Ese personaje tenía como misión educar y derribar los prejuicios, mostrarles que las personas con VIH no eran solamente los homosexuales o los drogadictos como se pensaba en ese momento.

También era la época en que las familias se congregaban por las tardes alrededor del televisor para ver la programación local y en que teleseries como "El Circo de las Montini" podían superar los 40 puntos de rating.

-Mi personaje tiene que haber contribuido para que las familias tocaran este tema. En ese tiempo no estaba tan fuerte el internet. Hoy es muy difícil que una teleserie congregue al abuelo, al papá y a los niños. Cada uno ve tele por su cuenta y por eso las teleseries tienen bajo rating- dice- lamentando además la crisis que enfrenta la TV local.

Por eso, consciente de la responsabilidad social que tenían las telenovelas de esa época, el actor preparó durante varios meses el personaje: se reunió con organizaciones como Vivo Positivo, el MOVILH y también un equipo médico. Además leyó numerosos textos científicos. La idea era que Rodrigo fuera lo más parecido a Néstor Cantillana para que la audiencia pudiese identificarse con él.

El actor no recuerda haber recibido insultos en la calle ni descalificaciones por abordar una realidad que hace 17 años pocos se atrevían a hablar en público.

Ese mismo año, cuando la teleserie ya se había alcanzando altos ratings, la organización norteamericana The Media Project -que promueve que la TV aborde educación sexual de manera responsable- galardonó a la producción de Vicente Sabatini en los populares Shine Awards por su aporte a la discusión sobre el SIDA.

-Definitivamente fue un acierto meterse en ese tema- reflexiona- aunque dice que aún no comprende por qué el Estado no implementó en más de una década una política pública efectiva para enfrentar el VIH.