Hasta 1986 operó el tren Santiago-Valparaíso, año en que tras sucesivos atentados en las vías y un accidente en el que fallecieron 50 personas llevó a que el gobierno de la época cerrara el servicio.
La nostalgia de miles de fanáticos de los ferrocarriles resurgió en las últimas semanas, luego de que el Ministerio de Obras Públicas anunciara el interés en dos proyectos de trenes rápidos hacia el Puerto.
La semana pasada la cartera mostró imágenes antiguas del servicio en sus redes sociales, para promover las iniciativas.
El ferrocarril, puesto en marcha en 1863 como el principal medio de transporte del país, partía desde la emblemática Estación Mapocho.
Del vapor se pasó a la electricidad en 1924, recorriendo un trazado de 187 kilómetros en alrededor de tres horas, en carros Fiat Concord argentinos con motores ingleses. "Tuvo su auge en los 50, con 1,4 millones de pasajeros por año. Era popular y también había coches para la clase alta", relata Ian Thomson, economista y experto en patrimonio ferroviario.
Thomson señala que este medio perdió viajeros cuando en 1977 irrumpieron con más fuerza las flotas de buses privadas. Admite que la posible vuelta del ferrocarril ha llevado a formar redes de amigos de los trenes.
Por ahora, desde La Calera a Santiago subsiste el transporte de carga, pero ¿por qué ha costado tanto reponer un servicio para pasajeros en el siglo XXI? La ministra de Transportes, Gloria Hutt, explica que "la geografía no ayuda mucho; no se habían dado las condiciones que se presentan hoy, como la expansión portuaria importante que lo justifica". Las comunidades del interior de Valparaíso piden reponer el sistema. Recuerdan despedidas y bienvenidas en ocho estaciones entre Santiago y Viña del Mar. Cuando se vendían diarios y dulces.