Nuncio apostólico pide crear comisión investigadora tras acusación de sacerdote

La denuncia del sacerdote de la parroquia Inmaculada Concepción de Villa Prat, Sergio Díaz, sobre un hecho ocurrido en 2014 con el nuncio apostólico, Ivo Scapolo, generó una rápida reacción desde la Nunciatura Apostólica en Chile.

Díaz señaló que ese año acudió junto a cuatro jóvenes de Talca y Santiago que denunciaban ser víctimas de abusos por miembros de la diócesis, a una reunión con Scapolo. Sin embargo, el nuncio no los recibió.

Ante las declaraciones del párroco, la nunciatura manifestó, mediante un comunicado de prensa, que "monseñor Ivo Scapolo nunca tuvo conocimiento de la denuncia a la cual hace referencia el sacerdote" y que "no concordó ninguna reunión en la Nunciatura Apostólica con el sacerdote (...). No fue posible que el nuncio se negara a encontrarse con el sacerdote y los jóvenes por él mencionados".

Sin embargo, ante las acusaciones del presbítero contra Scapolo, el nuncio afirmó que "está dispuesto a solicitar que se constituya una comisión para investigar los hechos mencionados".

Una nueva denuncia por un eventual encubrimiento a menores surgió, esta vez, en Linares. La acusación apunta al actual obispo de la ciudad, Tomislav Koljatic, uno de los cuatro prelados más cercanos a Fernando Karadima, quien, según Cristián Alcaíno (42), lo recibió en mayo de 2017.

En la ocasión le relató que había sido abusado por un sacerdote de Constitución, cuando él tenía 11 años.

Alcaíno señaló que el obispo de Linares le habría dicho que los hechos serían investigados y derivados al Vaticano para un juicio canónico, pero aquello nunca se habría cumplido. Con motivo de la visita a Chile del arzobispo de Malta y experto en casos de abusos, Charles Scicluna, pudo dar su versión al enviado del Papa.

Consultado por la denuncia surgida en su diócesis, Koljatic señaló ayer que una vez recibida el año pasado, "inmediatamente se activó el protocolo, se hicieron las investigaciones previas , el sacerdote quedó sin cargo pastoral. Luego, se reunieron los antecedentes y se enviaron a Roma, en junio. Estamos a la espera de la respuesta definitiva del Vaticano. Lamento que en ocho meses no me hayan contestado, pero eso ya no depende de mí", dijo.

La autoridad eclesiástica aseguró que el denunciante fue informado de todo el procedimiento: "Yo le encargué a un sacerdote que estuviera cerca de él. Sé que (Alcaíno) ha llamado un par de veces y le hemos contestado la verdad: que no hemos tenido información".

Al respecto, el denunciante aseguró que "el obispo no dice la verdad, porque los antecedentes llegaron al Vaticano gracias a nuestras gestiones, no gracias a él".

Señaló que "se hizo una investigación, pero nadie me pidió perdón, nadie me comunicó nada, después ni siquiera me contestaban el teléfono cuando llamaba para preguntar, hasta que personas confiables del obispado me aseguraron que la investigación estaba detenida y no se había informado nada al Vaticano".