En vísperas del inicio de la conferencia de prensa de los obispos chilenos este lunes, en Roma, una breve lluvia se dejó caer sobre la capital italiana. Un nubarrón que duro solo unos minutos y que dio paso luego al sol que por estos días golpea con fuerza a la ciudad. Casi como un símbolo de lo que algunos prelados esperan que suceda tras la cita con el Papa. Pero hoy están en medio de la tormenta, y los cerca de un centenar de periodistas que se congregaron en la sala Marconi del Palazzo Pio, sede de la Radio Vaticana, a pasos de la Plaza San Pedro, dan cuenta de la expectativa que ha despertado la reunión que se iniciará este martes en la tarde en la auletta de la Sala Paulo VI, al interior del Vaticano, y que aparece como el último capítulo del complejo viaje a Chile del Papa.
"Es como el ambiente del precónclave", comentaba una fuente vaticana, recordando el secretismo y la absoluta falta de información que habrá desde este martes, por orden del Papa, sobre lo que se discuta en las reuniones.
"La nota de la sala stampa del Vaticano dice que el Papa pide estricta confidencialidad de nuestros encuentros", dijo el obispo auxiliar de Santiago y secretario general de la Conferencia episcopal, Fernando Ramos, en la reunión con la prensa, adelantando la línea que mantendrán a partir de este martes.
Sin embargo, en la antesala del inicio de la cita -sobre la cual diversos vaticanistas coinciden que es solo comparable a lo sucedido con la Iglesia irlandesa en 2010-, los prelados chilenos decidieron expresar su opinión sobre el significado del encuentro.
"Venimos con una actitud de dolor y vergüenza; dolor, porque hay víctimas que han sufrido, y vergüenza, porque estos abusos se han producido en ambientes eclesiales donde no deberían producirse nunca", dijo el obispo Ramos, al iniciar el encuentro con la prensa, en el que participó junto al obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González, y que se inició pasado las 18.00 de Roma. Es decir, como ironía del destino, poco después de que en Santiago el sacerdote Fernando Karadima volviera a atraer la atención por su arribo de urgencia a un centro asistencial.
Durante la mañana, los prelados participaron en una reunión de coordinación en la Casa del Clero, a la que se sumó el obispo Alejandro Goic, quien está alojando en Santa Marta. Luego, algunos salieron a caminar por las cercanías. Según una fuente de la Iglesia chilena, los prelados "se ven calmos, pero hay tensión en el ambiente".
Durante cerca de una hora los obispos respondieron a las preguntas de la prensa, asegurando que están "dispuestos a cualquier decisión" que tome el Papa. "Se abren muchos escenarios", dijo el obispo Fernando Ramos, mientras el titular de San Bernardo aseguró que nunca imaginaron estar en esta situación. "Esto ha sido muy doloroso, sorpresivo, y sus causas son profundas, no hay una sola causa", precisó Juan Ignacio González.
Según ambos religiosos, todo el Episcopado chileno llega a esta instancia "con la máxima disponibilidad y un humilde espíritu de escucha" para conocer lo que el Papa "nos tiene que decir", aunque reconoce desconocer cuál va a ser el procedimiento. "Hasta el momento sabemos que vamos a tener varios encuentros comunitarios", señaló el obispo Ramos, aunque González precisó luego que es posible que el Papa tenga encuentros personales con algunos.
Renuncias
Al ser consultados sobre la eventual renuncia de algunos obispos, ambos insistieron en que eso es decisión del Papa. "Muchas de estas decisiones pasan por el Santo Padre, no son decisiones que podamos tomar en forma autónoma", aseguró Ramos, agregando desconocer si algunos prelados llegaron a Roma con una carta de renuncia.
El obispo precisó, además, su percepción de que la cita en el Vaticano puede ser solo el inicio de un proceso mucho más largo, porque "en el último comunicado se habla de un largo camino sinodal. Yo creo que esto no va a ser una cosa de dos o tres días", sostuvo. E incluso González acotó que sobre la situación general de la Iglesia y los casos de abusos "es posible que el Papa tenga "más información que nosotros". "Quizá nos va a comunicar cosas que incluso nosotros podemos desconocer", señaló.
Ante la insistencia de la prensa sobre una eventual petición de perdón de los obispos chilenos a las víctimas, similar a lo hecho por el Papa, los prelados dijeron que "atender al dolor de las víctimas es un imperativo moral para nosotros. Tenemos la plena disponibilidad para pedir perdón, pero que ese perdón sea realmente reparador", señaló Ramos, agregando que evidentemente, si el problema persiste "quiere decir que no hemos hecho bien el trabajo".
Expectación
Entre la mayoría de los periodistas argentinos, colombianos, mexicanos, españoles, italianos y estadounidenses que llenaron la sala Marconi del Palazzo Pío, había expectación por conocer la opinión de los obispos chilenos, aunque sorprendía a algunos que hubieran decidido hablar antes del inicio de los encuentros, considerando la confidencialidad pedida por el Papa. La pregunta que rondaba era por qué la Iglesia chilena había llegado a esta situación. Tras el encuentro algunos coincidían en la falta de una actitud más proactiva.
"Hablaban de las víctimas, pero poco sobre qué pueden hacer ellas para cambiar la situación", comentó un periodista colaborador de Vatican Insider. Incluso un corresponsal español del diario Correo preguntó directamente si sentían como "una humillación" haber tenido que venir a Roma en estas condiciones. El obispo Ramos respondió que "si estamos o no humillados no creo que sea relevante. Lo más relevante es poder activar lo que somos como Iglesia para ponerlo al servicio de las víctimas".