Este año, miles de personas alrededor del mundo levantaron sus voces para decir basta a la violencia y discriminación en contra de las mujeres. Su mayor visibilización fue a través de campañas como #NiUnaMenos, en América Latina y #Metoo, en Hollywood. En nuestro país, fueron las estudiantes universitarias las que empoderaron y crearon el movimiento feminista, a través de exigencias como una educación no sexista, fin del patriarcado y tolerancia cero frente al acoso y abuso sexual en las instituciones de educación superior. Por ahora, lucen a su favor la institucionalización de protocolos de actuación frente casos de acoso en 23 universidades y la creación de comisiones de género en distintos planteles.

¿Qué viene ahora? El 8 de marzo, día en que se conmemora mundialmente a la mujer, se apunta la primera marcha del año para reinstalar el protagonismo en favor de la oficialización de las soluciones a sus demandas. "Va a ser una huelga con protagonismo en las mujeres, pero que llamará al conjunto de la sociedad a movilizarse por reivindicaciones que transformen radicalmente las vidas precarizadas que tenemos hoy en este país", adelanta a La Tercera la vocera de la ONG Coordinadora Feminista 8 de Marzo, Alondra Carrillo.

Huelga general feminista

El pasado 8 y 9 de diciembre, alrededor de 1.300 mujeres de más 200 organizaciones feministas y otras sin militancia fueron convocadas en las dependencias de la U. de Santiago, para el Encuentro Plurinacional de Mujeres que Luchan.

La cita, organizada por la Coordinadora Feminista 8M, se estableció para definir las nuevas consignas de 2019 y que darán forma a la marcha nacional del próximo 8 de marzo, denominada: "Huelga Feminista contra la Precarización de la Vida".

A la lucha por una educación no sexista y el fin a la impunidad frente a la violencia y femicidios, los movimientos feministas sumarán en 2019 nuevas demandas. Entre los principales petitorios destacan el aborto libre y gratuito; el fin a la violencia machista, económica y política contra mujeres y comunidades en sus hogares, espacios de trabajo, servicios sociales y en el sistema de justicia, y un modelo de seguridad social integral plurinacional.

El próximo año, la agenda feminista buscará expandirse a otras áreas de discusión. Así, propondrán terminar con la militarización en La Araucanía, poner fin a las denominadas 'zonas de sacrificio' medioambiental en Quintero y Puchuncaví, y establecer una ley migratoria con enfoque de derechos y perspectiva de género. "Sentimos que la huelga del 8M va a ser un punto importante de la movilización feminista", dice Constanza Cornejo, integrante del Movimiento Autónomo Feminista Interseccional (MAFI) de la Pontificia Universidad Católica.

Un año de avances

Si bien entre mayo y julio el movimiento feminista universitario vivió su mayor explosión de poder en las calles, los meses siguientes las mujeres enfocaron su atención en el territorio ganado para preparar y concretar la implementación de sus petitorios.

Las feministas de la U. Austral (Uach), plantel donde comenzó el movimiento el pasado 17 de abril, luego de que las alumnas de Antropología se tomaran la Facultad de Filosofía y Humanidades en protesta por los casos de acoso y abuso denunciados entre estudiantes y funcionarios, ya comienzan a percibir sus primeros logros. Uno de ellos es la creación de un Observatorio de Género, Diversidad y No Discriminación. "Será un nuevo espacio institucional en la universidad, con participación triestamental y donde se generen políticas académicas en torno a género e interculturalidad", explica Valentina Gatica, una de las voceras.

Otro también se traduce en la titulación de estudiantes con identidad de género (ingeniero/ingeniera, geógrafo/geógrafa) y ya se entregan títulos simbólicos con el nombre social de jóvenes transexuales. El próximo año, la Federación de Estudiantes Uach dará funcionamiento activo a la secretaría de género, entidad que se dedicará a velar por el respeto a la diversidad sexual.

Diez días después de la toma de la casa de estudios valdiviana, la movilización llegó a la capital a través de la Facultad de Derecho de la U. de Chile, luego de que las estudiantes de Derecho se tomaran la sede, en apoyo a una estudiante que denunció por acoso sexual y laboral al docente y expresidente del Tribunal Constitucional Carlos Carmona. "El sumario, que debiese haber demorado dos meses, tardó ocho y la gota que rebasó el vaso fue la respuesta insuficiente del decano (Davor Harasic). El problema es la institución que avala este tipo de prácticas", dice Danae Bórax, vocera de la toma.

Francisca Ochoa, otra de las voceras de la U. de Chile y de la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), da cuenta de los avances en dicha institución: "Todo lo relacionado a políticas de género se respondió positivamente".

Desde la Casa de Bello se gestó la creación de una fiscalía independiente a la universidad, destinada a llevar procesos de investigación de acoso y abuso. La Dirección de Género, en tanto, se encargará de la implementación de políticas acordes a los petitorios.

También se ha desarrollado un proceso de revisión del modelo educativo y el protocolo de actuación de abuso y acoso; el cumplimiento de la política de corresponsabilidad de maternidad-paternidad, entre otras.

Ante la preparación de la huelga del 8M-2019, Ochoa señala que "eso va abrir un año de movilizaciones álgidas, no solo en temas propiamente de género, sino que en todo sentido. Creemos desde la Confech que va a ser totalmente exitosa".

El 25 de mayo de 2018, en tanto, marcó un hito histórico para el movimiento feminista: la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica (PUC) fue tomada por primera vez desde 1986.

Debido a la agilidad en el proceso de negociación con rectoría, la movilización solo duró tres días. Posteriormente, se conformaron siete mesas de trabajo que abarcaban cambios en el protocolo de denuncias, la posibilidad de identificar a los estudiantes con su nombre social y promover el uso de lenguaje inclusivo de léxico genérico, contando este 2019 con un manual de orientaciones para su uso.

También se formó una mesa de trabajo sobre aborto en tres causales, en la que pedían la incorporación de la interrupción del embarazo en la malla de las carreras de salud. Sin embargo, esta no dio frutos. "Siempre sentimos que falta. Evidentemente, hay temas que quizás no se han tocado en las mesas. A lo que apuntamos es a una mayor difusión", dice Constanza Cornejo.

Las universidades privadas también se hicieron presentes. Desde la U. Diego Portales, Ámbar Riveros cuenta que se aprobó un 70% de su petitorio universitario: "Se modificó el protocolo, se levantaron secretarías de Sexualidad y Género (Sesegen), el plantel levantó un diplomado de Género y desde diciembre hasta enero que la malla curricular está en revisión".

Para Nadia Martínez, vocera de Ni Una Menos, "cualquier análisis que hagamos de este año es positivo, porque los niveles de conciencia de la sociedad sobre género aumentaron". Sin embargo, Martínez pone foco a las principales falencias que mantiene el sistema judicial, por denuncias de violencia. "Chile, en general, es un Estado que no ha pensado cómo trabajar e intervenir a los agresores. Y los aspectos preventivos en el ámbito legal prácticamente no existen", señala.

Si esto se lleva al sector universitario, actualmente hay 23 universidades con protocolo de acoso y abuso sexual (ver tabla), pero sus voceras mantienen que modificar las sanciones ha sido lo más complejo. "Que se nos garanticen los protocolos es un piso mínimo desde el cual deberíamos avanzar. Hoy, es lo principal para por lo menos tener la seguridad a la hora de denunciar", recalca Ochoa.

La rebelión que llegó a 24 instituciones de educación superior y llevó a la calle a 150 mil mujeres (según la Confech) solo en Santiago "contra la violencia machista y educación no sexista", no planea apagarse.

Y en ello Gatica es clara: "También esperamos iniciativa de las universidades y no que esperen siempre a que vayamos a tocar la puerta para exigir las cosas. Un plantel que se declara estar contra la violencia hacia la mujer debe poner realmente de su parte y considerarlo una prioridad para avanzar".

El movimiento sin rostro

La consigna feminista tiene una particularidad que no se había visto en otros movimientos: no hay rostros reconocidos públicamente como dirigentes. Voceras de la U. de Chile, PUC y UDP coinciden en que no hay jerarquía y que se destacan por ser "más horizontales y transversales". "Fue una decisión política, para que nadie se llevara la representatividad de un movimiento que surge desde las mismas bases", asegura Francisca Ochoa, de la U. de Chile.