Ollas comunes, la otra cara de la crisis
Debido al desempleo y la cuarentena, varios sectores vulnerables se han organizado para ayudar a sus comunidades. En la capital hay al menos 223 cocinas colectivas. Solo en Puente Alto se han distribuido más de 272 mil raciones. El Ejército también apoyó ayer tres comedores sociales en Conchalí.
“La gente que tiene un poco más, aporta lo que puede, como pan o legumbres”, cuenta Julia Marino, quien consiguió que le facilitaran la junta de vecinos para poder cocinar. Son pasadas las 13 horas de ayer y la mujer habla mientras revuelve un enorme ollón de lentejas y otros insumos.
Esta es la población Emilio Recabarren, en el corazón de Renca. Y gracias a esa olla común se alimentan inmigrantes, asesoras del hogar, obreros de la construcción, adultos mayores y decenas de desempleados del sector. Los mismos que antes apenas se conocían, pero que hoy están unidos por esta cocina, donde cada día se prepara comida para más de 50 vecinos.
Parece como un flashback, un vistazo al Chile de mediados de los años 80. A medio camino entre la solidaridad y la desesperación. Debido a la crisis del Covid-19, las ollas comunes y cocinas solidarias se han multiplicado en diferentes sectores vulnerables de Santiago y, por cierto, de todo el país.
Es complejo tener un catastro universal, porque esta fórmula para hacerle frente al plato vacío se replica por pasajes y vericuetos de la capital. Según información entregada por las municipalidades, hay 19 ollas comunes en Puente Alto, 46 en Peñalolén, 54 en Renca, 50 en La Pintana y 54 en El Bosque, entre otras zonas.
Y a nadie se le olvidan los contagios. Las organizaciones que coordinan subrayan que las raciones son entregadas en envases de plumavit, en platos plásticos o en recipientes para que los beneficiados las lleven hasta sus hogares, con el fin de que mantengan el aislamiento. No se come en comunidad. Y las mismas municipalidades aportan productos y dinero para comprar balones de gas o los insumos que falten.
Todos recolectan
Las ollas de La Pintana enorgullecen a la alcaldesa, Claudia Pizarro. “Muestran la crisis, pero también son uno de los mayores actos de solidaridad en ella”, dice. Según sus registros, cerca de dos mil personas comen en ellas cada día. También sostiene que todos participan, parroquias católicas, iglesias evangélicas, juntas de vecinos, jardines infantiles, profesores y vecinos; todos se han organizado para recolectar alimentos y recibir donaciones de empresas. Y las cocinas se han armado en las casas o sedes sociales.
Previo a la emergencia había solo tres ollas comunes, pero la alcaldesa advierte que hoy “vemos filas de desempleados, abuelitos, personas en situación de calle y enfermos que van a ellas”.
En la comuna estas iniciativas se autogestionan, pero el municipio aprobó ayudas para comprar gas y distribuir insumos. Incluso, hay organizaciones de pescadores que donan productos del mar.
En Renca hay 54 ollas comunes y tres comedores solidarios (instancias un poco más grandes) que atienden a cientos de personas. El alcalde Claudio Castro afirma que el municipio entrega cajas de alimentos para 100 raciones una vez por semana, compradas a almaceneros locales. “Creemos que estas ollas se van a mantener hasta que el país se recupere”, dice Castro.
Fernando Paredes, presidente de la Asociación Chilena de Municipalidades y jefe comunal de Puerto Natales, dice que “ya es evidente que hay una necesidad muy grande de los barrios de ayudarse. Las ollas solucionan un gran problema en momentos de desempleo”.
“Fono-olla”
En Puente Alto, el alcalde Germán Codina explica que la municipalidad habilitó un teléfono para que los vecinos llamen y puedan pedir alimentación de alguna de las 19 ollas comunes registradas, donde se cocinan 9.600 almuerzos diarios.
Aquí ya se han distribuido alrededor de 272 mil raciones. Silvana Aedo, una de las organizadoras de la olla de la población Nocedal III, dice que reciben aportes del municipio en verduras y mercadería: “Todo lo hacemos con voluntarios y mucho entusiasmo. Y equipos de la muni llevan la comida a la casa de los beneficiarios, que son adultos mayores, personas postradas y ahora mucha gente sin trabajo”.
El tema se viraliza. El Ejército, por ejemplo, desplegó ayer dos operativos de apoyo social en Conchalí.
Personal de la Compañía de Veterinaria del RLE N° 1 “Bellavista” sanitizó las áreas comunes del Condominio Presidente Ibañez, actividad realizada en conjunto con funcionarios de la Municipalidad.
La capitán Paula Treuer G., oficial del Servicio de Veterinaria -a cargo de la actividad- señaló que la sanitización “tiene el beneficio directo para esta comunidad, al bajar la carga viral del lugar, entonces, vamos a cortar la cadena de contagio en caso de que aquí hubiesen personas positivas de coronavirus”.
Al mismo tiempo, personal y medios del Regimiento Logístico de Ejército N° 1 “Bellavista” y del Regimiento de Policía Militar N° 1 “Santiago” participaron en la “Gran Olla Solidaria” junto a la Municipalidad de Conchalí, desplegando tres cocinas de campaña en la calle Carlos Salas, donde se prepararon almuerzos calientes para un millar de vecinos afectados por la crisis.
En Peñalolén igualmente se han formado 46 cocinas colectivas apoyadas por el municipio, donde se reparten tres mil raciones diarias en villas como San Luis o Lo Hermida. La alcaldesa Carolina Leitao quiere ampliar estas iniciativas: “Distribuimos la comida con voluntarios, con el fin de que las personas no salgan de sus hogares”, explica.
Vicente Stiepovich, director social de Techo Chile, apunta que ellos apoyan alrededor de 10 ollas comunes en distintos campamentos y blocks de la capital.
Rodrigo Delgado, presidente Asociacion de Munuicipalidades de Chile, dice que “las ollas comunes representan el espíritu de solidaridad que siempre nace desde los sectores populares frente a una necesidad. Son parte de un principio básico de colaboración, como el bingo solidario, un club de Adulto Mayor, Centro de Madres, o un Comité de Seguridad".
Delgado añade que "esta es la acción espontánea ante la necesidad de agruparse para buscar protección mutua. Esa solidaridad, representa un tremendo activo social que no sólo se debe apoyar sino fomentar. En la Municipalidad de Estación Central se han modificado presupuestos para poder apoyarlas”.
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