"La Nunciatura Apostólica en Chile comunica que el Papa Francisco ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Osorno presentada por Mons. Juan de la Cruz Barros Madrid".
Así partió ayer el día. A las 6.10 horas, la página web de la Conferencia Episcopal -al igual que otras instancias de la Iglesia- dio a conocer la ratificación de que el cuestionado obispo Barros dejaba su cargo. Un hecho que se veía venir y que, según publicó La Tercera el viernes pasado, ocurriría antes de la llegada a Chile de la nueva misión especial de Charles Scicluna y Jordi Bertomeu, programada para hoy, alrededor de las 6.30 horas.
En el mismo comunicado se añadieron otras dos aceptaciones de renuncia. Las de Cristián Caro al obispado de Puerto Montt, y de Gonzalo Duarte al de Valparaíso. Ambas, al menos en teoría, por razones de edad, ya que los dos prelados habían presentado su dimisión tras cumplir 75 años.
La de Barros, en cambio, es la primera medida netamente de "reordenamiento estructural" del Papa, sobre la crisis que él mismo ha criticado dentro del episcopado chileno. Y, según una fuente de Iglesia, se da "para que la misión Scicluna pueda desarrollarse con tranquilidad, tanto en Santiago como en Osorno".
De hecho, trascendió que Barros habría abandonado la ciudad sureña en completo sigilo. No hubo despedida ni conferencia de prensa. Solo una carta difundida pasadas las 9.00 horas, en la cual dijo: "Les pido con humildad que me disculpen por mis limitaciones y lo que no pude lograr". No hizo referencias a las acusaciones.
Corto plazo
¿Qué lecturas se pueden hacer de la decisión papal?
Varias. La primera es que correspondería al inicio de las medidas "de corto plazo", que el Pontífice ha reiterado en medio de sus críticas al episcopado chileno y su mal manejo de los casos y denuncias de abusos, entre otros temas. "Esta medida va en la línea de restablecer la comunión en Chile, de forma gradual", explicó el abogado canonista Alejandro Álvarez, de la Fundación Voces Católicas.
Se especula que a estas tres renuncias les podrían seguir otras cuatro, dentro de un "primer envión", entre las cuales estarían los obispados de Talca y Linares, también cuestionados por su cercanía con Karadima, al igual que Barros y el prelado auxiliar de Santiago, Andrés Arteaga. Sin embargo, no hay claridad de fecha para las nuevas dimisiones.
También hay otros dos detalles en el comunicado del Vaticano. Uno, es que se le aceptó la renuncia al obispo de la diócesis que "encendió" la crisis eclesial en Chile: Osorno. Ya antes había tres obispos formados por Karadima en la curia chilena, y el propio Barros pasó por dos diócesis y el obispado castrense. Pero fue en Osorno donde los feligreses reclamaron, se rebelaron e iniciaron la cruzada para advertirle al Papa sobre esta situación, que a la postre terminó con la primera misión de Scicluna, en febrero pasado.
Lo segundo es que, nuevamente, y tal como la semana anterior, en el comunicado oficial tuvo un rol explícito la Nunciatura Apostólica. En rigor, eso es lo normal, salvo porque en medio de la crisis su titular, Ivo Scapolo, había estado totalmente ausente durante un mes y medio.
Una tercera lectura posible de la medida papal es que los tres sacerdotes designados para las diócesis, dos de ellos actuales obispos auxiliares de Santiago , van en calidad de "administradores apostólicos". No como obispos. Un peldaño menos.
Juan Vicente Boo, vaticanista del diario ABC de España, se lo toma con naturalidad: "Nombrar un obispo suele llevar más de un año en situaciones normales. Designar un administrador apostólico provisional permite quitar del medio a quien no debe estar en una diócesis mientras se busca nuevo obispo. Es normal".
Los tres renunciados son ahora obispos eméritos. Según el Directorio para el Ministerio Pastoral de los Obispos, del Vaticano, "el obispo emérito, si lo desea, puede seguir viviendo dentro de los límites de la diócesis de la cual fue obispo. Si no lo ha previsto personalmente, la diócesis debe asegurarle un alojamiento conveniente. La Santa Sede, en circunstancias particulares, puede disponer que el obispo emérito no resida en el territorio de la diócesis".
El mismo documento también habla de cómo seguirá viviendo un obispo una vez que deja su encargo pastoral. "Tiene el derecho de recibir el sostenimiento de la diócesis en la que ha prestado el servicio episcopal. Este deber incumbe, secundariamente, a la Conferencia Episcopal".
De todos estos detalles, el comunicado del Vaticano por ahora no aclara nada.
Reacción de la prensa mundial
"El Papa les acepta la renuncia a obispos tras escándalo por abusos", fue el titular con que el sitio web de la BBC informó respecto de la medida tomada por Francisco, en relación a la Iglesia chilena. El medio agregó que "el obispo Barros fue acusado de encubrir los abusos en los años 80 y 90".
La publicación inglesa The Guardian destacó "escándalos por abusos sexuales en Chile: el Papa acepta la renuncia a obispos".
El conglomerado radial de Estados Unidos NPR subrayó que "el Papa Francisco aceptó la renuncia de una controvertida figura en el centro del escándalo por abusos sexuales infantiles en Chile, junto con otros dos obispos. Juan Barros, de Osorno, fue acusado de encubrir los actos de un reconocido abusador, y el Papa enfureció a miles de católicos en Chile cuando lo nombró obispo en 2015".