Al mediodía del martes recién pasado, en la sede de la Conferencia Episcopal de Chile (Cech) se recibió un correo electrónico, proveniente del Vaticano. Según anunciaba su "asunto", contenía información en extremo relevante. Pero, pese a la importancia del contenido, no pasó por el habitual conducto regular que se utiliza para estos casos, que es la Nunciatura Apostólica, encargada de las relaciones entre cada Iglesia local con Roma.
Se trataba de una carta dirigida por el Papa Francisco a todos los obispos en ejercicio del país (34), que durante esta semana, y hasta el viernes, están reunidos en la 115° Asamblea Plenaria del Episcopado.
Cundió la expectación durante toda la jornada de ayer y una vez que todos los obispos conocieron su contenido, se decidió hacerlo público a las 15 horas, mediante una conferencia de prensa efectuada por el presidente de la Cech, el obispo castrense Santiago Silva, y el secretario general de la entidad católica, el obispo auxiliar de Santiago, Fernando Ramos.
Pero la misiva del Pontífice, de seis carillas y fechada el domingo 8 de abril -como día de su redacción- situó el eje en un capítulo que viene siendo noticia internacional desde hace meses y que se ha convertido en un verdadero fantasma para la jerarquía criolla de la Iglesia Católica: el caso del obispo de Osorno, Juan Barros, las acusaciones en su contra por eventuales encubrimientos en el caso Karadima y los testimonios que en febrero pasado dieron víctimas de presuntos abusos al arzobispo de Malta, Charles Scicluna.
Y ayer, sin bien no hubo despidos ni peticiones de renuncia, ni tampoco intervenciones del obispo Barros, parece estar preparándose el camino para medidas drásticas, partiendo por el hecho central de que, por primera vez, el Pontífice les da absoluta veracidad a los relatos de las víctimas. Y, además, de una manera implícita, porque reconoce una situación crítica. "Quizás, incluso, también sería oportuno poner a la Iglesia de Chile en estado de oración", asegura en la misiva.
Respecto de la misión de Scicluna -quien es presidente del Colegio para el Examen de los Recursos más graves, en la Congregación para la Doctrina de la Fe, del Vaticano-, y de Jordi Bertomeu -oficial de dicha congregación-, el Papa Francisco se manifestó agradecido.
Informó que se recogieron 64 testimonios, en Santiago y Nueva York.
"Cuando me entregaron el informe, y en particular su valoración jurídica y pastoral de la información recogida, reconocieron ante mí haberse sentido abrumados por el dolor de tantas víctimas de graves abusos de conciencia y de poder, y en particular de los abusos sexuales cometidos por diversos consagrados de vuestro país contra menores de edad", cuenta la carta.
Agradeció también la cobertura que dieron a este tema diferentes organizaciones y medios de comunicación, "al tratar este caso tan delicado, respetando el derecho de los ciudadanos a la información y a la buena fama de los declarantes".
Y añadió de manera rotunda: "Ahora, tras una lectura pausada de las actas de dicha misión especial, creo poder afirmar que todos los testimonios recogidos en ellas hablan en modo descarnado, sin aditivos ni edulcorantes, de muchas vidas crucificadas, y les confieso que ello me causa dolor y vergüenza".
Medidas y plazos
A renglón seguido, el Pontífice pide "colaboración y asistencia" a los obispos de Chile en el "discernimiento de las medidas que a corto, mediano y largo plazo deberán ser tomadas para restablecer la comunión eclesial en Chile, con el objetivo de reparar en lo posible el escándalo y restablecer la justicia".
En ese punto, la máxima autoridad de la Iglesia Católica anuncia que convocará a los 34 prelados del país al Vaticano para dialogar "sobre las conclusiones de la mencionada visita (Scicluna) y mis conclusiones. He pensado en dicho encuentro como en un momento fraternal, sin prejuicios ni ideas preconcebidas".
En este punto, el obispo Fernando Ramos señaló a La Tercera que "es una carta que llegó directamente a los obispos, no pasó por la Nunciatura; por lo tanto, en rigor, no estaría invitado el nuncio. Eso al menos por hoy. Todo depende de la Santa Sede".
Austen Ivereigh, biógrafo del Papa Francisco, consideró este hecho, el de convocar a una Conferencia Episcopal completa, como una situación inédita. "En sí mismo es significativo y sin precedentes", destaca.
Igualmente, Sandro Magister, vaticanista italiano del semanario L'Espresso, indicó que "la convocatoria a Roma de todos los obispos chilenos no tiene precedentes. Después de Boston, Juan Pablo II llamó a Roma, en abril de 2002, sólo a 12 cardenales de Estados Unidos. Y en 2009, Benedicto XVI convocó al vértice de la Iglesia de Irlanda, pero no a todos los obispos".
La visita chilena sería la tercera semana de mayo.
El cambio
Sin embargo, uno de los puntos centrales y más significativos de la misiva papal es aquel donde el Papa asume errores. Suyos y de sus asesores. Muy distante de lo que ocurría el 18 de enero, en Iquique, cuando defendía al obispo Barros diciendo que "no hay una sola prueba en contra, todo es calumnia".
Después, en su viaje de regreso al Vaticano, retrocedió varios pasos y ofreció disculpas. Pero la carta leída ayer es más contundente. "En lo que me toca, reconozco, y así quiero que lo transmitan fielmente, que he incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada. Ya desde ahora pido perdón a todos aquellos a los que ofendí y espero poder hacerlo también personalmente en las próximas semanas, en las reuniones que tendré con representantes de las personas entrevistadas".
Obispos chilenos
Tras la lectura de la carta, el obispo presidente de la Cech, Santiago Silva, dijo que "queremos expresar el dolor que sentimos por los abusos de menores y manipulación de las conciencias; el Papa lo resalta y eso no puede ser que ocurra en la Iglesia. Es evidente que no hemos hecho todo lo suficiente. Falta mucho más".
Añadió que "el Papa recibe muchísima información, en la cual nos consta que el aporte de la nuestra ha sido, creo, la correcta".
El secretario general del Episcopado, obispo Fernando Ramos, dijo que la misiva llegó "en buena hora, fue muy esperanzador, porque estamos bloqueados, será una oportunidad para ver la calidad de información de los canales que tuvo el Papa Francisco".
Durante la conferencia de prensa, en los alrededores de la Casa de Ejercicios de Punta de Tralca no se advirtieron movimientos de obispos. Se informó que estaban descansando.b