“Nunca me sentí sola”, recuerda de su parto Francisca Caro (27), quien entró a pabellón en el Hospital Luis Tisné sin acompañantes, por sospecha de Covid-19. Con un poco más de 36 semanas de gestación, y antes de lo planificado, Francisca inició el trabajo de parto el viernes 15 de mayo.
Camino al hospital pensaba en el riesgo de ser positiva al virus: dos semanas antes, su tía -que trabaja en un hogar de ancianos- debió hacerse el examen por un brote en la residencia. Pero se tranquilizaba: todos en su familia se habían testeado y los resultados habían salido negativos.
Con el antecedente de ese PCR, Francisca estuvo dos días en una sala común con otras cuatro mujeres, mientras se le inducía el parto con medicamentos. No funcionó, por lo que optaron por una cesárea.
Esa tarde, y mientras esperaba la cirugía, recibió el llamado de su tía, quien, por precaución, se practicó un nuevo PCR 15 días después: “Di positivo”, recuerda haber escuchado al otro lado de la línea.
De inmediato, Francisca fue aislada y la intervención se adelantó: una hora después del llamado, ya estaba en pabellón. Sin tener el examen, se le trató como una paciente positiva, situación que un PCR posterior al parto confirmó.
“Llega un momento en que uno se enfoca en que tu hijo no se contagie; a mí no me importó si no entró alguien conmigo. El papá de mi hijo llevaba dos días esperando entrar y no pudo. Pero nunca me sentí sola, me contuvieron las matronas, me abrazaron dentro de lo que podían”, recuerda.
Las cifras
La situación de las embarazadas en el país la está monitoreando de cerca el proyecto “Gestacovid”, que entregará un reporte preliminar esta semana, el que será publicado en la revista de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología. La ginecoobstetra de la Clínica Alemana Magdalena Honorato, y parte del equipo liderado por la doctora Olivia Hernández, del Hospital Félix Bulnes, adelantan algunos datos relevantes: ya se han registrado cerca de 600 pacientes de hospitales y clínicas que han presentado Covid-19 en los diferentes trimestres del embarazo, y con un porcentaje “importante” de mujeres que ya han tenido el parto.
A la fecha, 53 maternidades en todo el país han acudido al llamado hecho por este grupo de ginecoobstetras y neonatólogos. “La idea es recolectar todas las variables demográficas, epidemiológicas y clínicas en relación al embarazo y el Sars-Cov-2 en su evolución durante la gestación y el puerperio. Hemos solicitado el patrocinio del Minsal y estamos esperando su respuesta para ser la fuente de los datos de las embarazadas en Chile con coronavirus”, detalla Honorato.
Como referencia, y según los datos del Registro Civil, durante el período pandémico en el país se han inscrito un poco más de 64 mil nacimientos.
Por el aislamiento propio de una paciente con el virus, Francisca solo pudo ver de lejos a su hijo en la sala de parto. Solo cuando salió de alta, tres días después, conoció de cerca a Maximiliano. Cuenta que su única sintomatología fue la pérdida del gusto y del olfato, pero no tuvo ningún otro síntoma. En casa, y al menos durante el primer mes, la lactancia siempre fue con mascarilla, tal como recomienda el protocolo del Minsal.
Parto respetado en pandemia
“Cada institución clínica va a tener sus conductas de acuerdo a los protocolos que hay de forma interna y dependiendo de los elementos de protección que existan. A veces la entrada de un acompañante significa más gasto y hay hospitales públicos donde no hay muchos recursos”, explica de entrada la matrona del Hospital El Pino Bella Jamett.
Un temor entre las gestantes que entran al último trimestre del embarazo, y que se ha agudizado a medida que avanza la situación del Covid-19 en el país, es sobre el acompañamiento del padre, o quien haya elegido la madre para ingresar al parto. Las limitaciones de ingreso en algunos recintos se han extendido incluso para las pacientes que no son portadoras del virus, por seguridad ante la pandemia.
Así, en grupos de redes sociales que congregan a las embarazadas, se han elaborado listados de los recintos que no permiten acompañante, o que solo lo permiten en el parto, o que lo permiten en la totalidad del proceso. La situación, explican distintos profesionales de maternidades del país, depende exclusivamente de la infraestructura del hospital o clínica, donde en estas últimas, en las habitaciones individuales, en algunos casos se permite que el acompañante se “hospitalice” junto a la madre. Eso sí, siempre y cuando no tenga coronavirus o sea una persona en grupo de riesgo.
En el Hospital El Pino, Jamett es parte del equipo médico pro parto humanizado, y busca -en medio de la pandemia- respetar la autonomía de la madre al dar a luz, con todas las dificultades que se levantan con la situación sanitaria. Allí las pacientes pueden elegir entre programar un parto tradicional o uno “respetado”.
Una de las últimas pacientes que atendió fue Andrea Gutiérrez (23) y el parámetro para autorizar un alumbramiento de esas características depende del PCR, que en su caso fue negativo. Con música, y con ejercicios, Andrea optó por la epidural cuando el dolor ya no era soportable, y su parto fue en cuclillas. El apego con su recién nacido duró 15 minutos, y después lo retiraron para los exámenes de rigor.
“Cuando dejaron entrar a mi pareja, realmente me sentí más tranquila y con más fuerzas. Ya cuando entramos a la sala de parto, en todo momento estuve acompañada por él y mi matrona. Al momento de parir, mi pareja cortó el cordón umbilical, y dio la hora de nacimiento de nuestro hijo”, recuerda Andrea.
Sobre si influye o no estar acompañadas en el alumbramiento, la doctora Paula Vargas, presidenta del Capítulo Materno-Fetal de Sochog y médica en el servicio de Ginecología y Obstetricia del Sótero del Río, explica que “siempre se daba, aunque fuera un hospital público, que se dejara entrar al marido o acompañante. Eso pone a una mujer más vulnerable. En los hospitales, la condicionante para que esto no suceda es la falta de infraestructura”.
Partos prematuros y cesáreas
Todas las aristas de un parto en plena pandemia están siendo vigiladas por los especialistas. El Hospital San José, a través del doctor Renato Vargas, reportó en un seminario online organizado por la Sochog -que se realizó a fines de junio- que en el recinto durante abril y mayo aumentaron las cesáreas en un 3,3% a raíz del Covid-19 y la falta de Misotrol, medicamento que induce el parto.
Así, de un total de 104 partos de pacientes Covid-19 que ha atendido el San José, 39 han sido naturales, 62 cesáreas y tres con fórceps. En tanto, los que han sido bajo las 36 semanas de gestación y que pueden considerarse prematuros se elevan a un 33% de dicha cifra. “Este va a ser un tema de estudio posterior”, advierte el doctor Vargas en su presentación.
Los abortos de estas pacientes en ese recinto se elevan a cinco. Y aunque las muertes maternas están en cero, 23 mujeres han requerido una cama UCI por complicaciones propias de la neumonía.
La doctora Vargas explica que se ha reportado un “aumento en la tasa de parto prematuro. Esta es una situación iatrogénica, donde hay que interrumpir el embarazo por las complicaciones de la paciente. No existen estadísticas generales todavía, pero habitualmente hay un 7% o 10% de partos prematuros, y habría aumentado en las pacientes Covid-19 como en un 30%. No son prematuros extremos, sino que tardíos. Pero sí hay reportes de embarazos que se han interrumpido en pacientes de 28 o 30 semanas, por necesidad de ventilar a la madre”.