"La familia y la tripulación hicieron lo que pudieron, pero esto fue una situación límite. Lo único que podíamos hacer era rezar y el sentimiento de impotencia es brutal". Así detalló uno de los pasajeros del vuelo comercial LA501 -proveniente de Miami con destino a Santiago-, quien pidió reserva de su identidad, lo ocurrido la madrugada de hoy cuando P.Z.B., de 14 años, murió en pleno viaje.
De acuerdo con el comisario Julio Orellana, de la Brigada de Homicidios Metropolitana de la PDI, la menor padecía de hipertiroidismo, una enfermedad que afecta a la glándula tiroides. Sin embargo, habría interrumpido su tratamiento farmacológico mientras estaba en Estados Unidos. "Eso es materia de investigación y los familiares de la menor están justificando esa falta de tratamiento", dijo.
Según explicó un pasajero, "estábamos a 1.45 horas aproximadamente (de aterrizar) y la niña se descompensó en el baño. Todos pensamos que era solo una crisis de pánico o algo así". Dijo que sus papás y personal de la aerolínea Latam intentaron calmarla. Sin embargo, "la niña gritaba y se quejaba, pero siempre parecía como si fuera de miedo o molestia".
Indicó que cuando faltaba cerca de una hora para el aterrizaje, llamaron a un médico y empezaron a darle los primeros auxilios en la parte de atrás del avión. Luego, señaló, dos o tres pasajeros que eran doctores se levantaron para ayudarla y personal del vuelo empezó a ordenar al resto de la gente para que se sentara. "Se escuchaba que le hablaban, le daban ánimos e intentaban reanimarla. Usaron un desfibrilador".
Fue entonces cuando les informaron que aterrizarían de emergencia. "Fue súper marcado y repentino, bajamos 30 mil pies en 30 minutos en un avión gigante. Nuestra llegada estaba pronosticada para las 6.45 horas y a las 6.05 estábamos en tierra", aseguró.
Pero fue tarde. La niña murió de un paro cardiorrespiratorio. "Se procedió a las maniobras de reanimación sin obtener resultados, falleciendo pocos minutos antes de llegar el vuelo a Santiago", dijo el comisario.
La PDI hoy realizó una serie de diligencias; entre ellas, se le tomó declaración a la tripulación y se hizo una fijación en el sitio del suceso. El caso quedó a cargo de la Fiscalía Occidente, quienes informaron que "aunque la causa de muerte descarta la intervención de terceros, y que la niña presentaba una patología y fue asistida por médicos que venían en el avión, el Ministerio Público igualmente investigará el caso". Según fuentes del caso, en EE.UU. la niña no habría tenido la cantidad suficiente de medicamentos, por lo que se intentó comprarlos en ese país.
Ricardo Gutiérrez, secretario general de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), explicó que hay una serie de protocolos para estos casos. "El comandante de la aeronave es el que tiene la potestad de definir el nivel de la emergencia, y una vez declarada la emergencia es él quien decide cuál es el curso mas prudente; es decir, en una emergencia médica si el avión tiene que aterrizar de inmediato en la pista disponible más cercana".
Agregó que "en este caso la nave estaba a 130 millas de Santiago (15 minutos), por lo que no tenía ninguna otra opción que aterrizar allí; la otra alternativa, pero habría sido mucho peor, era devolverse a Antofagasta o a Copiapó, donde la atención iba a ser de menor especialización. No tenía sentido".
Mediante un comunicado, desde Latam señalaron que "durante el vuelo se llevaron a cabo todos los protocolos de seguridad y se dio aviso al personal médico del aeropuerto para que se le prestara la atención médica necesaria cuando la nave aterrizó en Santiago".