El viernes, cuando los funcionarios de la Brigada de Homicidios de la PDI de Valdivia llegaron hasta la esquina en la cual murió Francisco Martínez (27), producto de los disparos reiterados del sargento segundo de Carabineros Juan González Iturriaga, lo primero que notaron era que los sables con los que el joven hacía malabarismo no estaban.

Los artefactos son una pieza clave del caso, ya que será uno de los elementos que sustentará la tesis de la defensa del imputado, en el sentido de que los machetes podrían realizar daño y que todo se trató de un acto de legítima defensa.

Hasta el sábado los sables estaban desaparecidos. Ese día la PDI estuvo revisando las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad de la zona y también por testigos, para dar con la ubicación de la persona que se se los llevó. En uno de esos videos, difundido en redes sociales, se alcanza a ver que una mujer con polera negra aparece en el lugar y se lleva los artefactos.

Las dudas sobre esta pieza de la investigación se aclararon este domingo, cuando durante la tarde Lissette Martínez, una de las hermanas de la víctima, llegó hasta la Bicrim de la PDI en Puente Alto para entregar los machetes. Según conocedores de la investigación, la hermana comentó que cuando fue a Panguipulli a buscar el cuerpo de Francisco se le acercó una mujer y le entregó una mochila que, según le dijo, pertenecía a su hermano. Lissette revisó dicha mochila en la mañana y ahí se dio cuenta de que adentro estaban los artefactos con los que Martínez realizaba su actividad. Fue en ese momento en que decidió ir a las dependencias de la PDI para entregarlos de forma voluntaria.

Estos fueron los sables entregados por la hermana de Francisco Martínez a la PDI.

La evidencia fue trasladada hasta Valdivia, para ser periciada por los equipos especializados de la policía civil. Lo primero que se hará será verificar que los sables efectivamente sean los que utilizó la víctima. Según la información preliminar, se trataría de tres machetes reales, con una hoja de cerca de 50 centímetros de largo y seis de ancho. El informe con este análisis se espera que sea despachado próximamente al Ministerio Público. Esta evidencia será clave para la formalización que tendrá lugar el lunes en el Juzgado de Letras y Garantía de Panguipulli. Hasta ahora, el único imputado del caso es el sargento González y el Ministerio Público tiene rotulada la causa como un homicidio con arma de fuego.

Junto con eso, la fiscalía está a la espera de los informes de la PDI en los cuales se analizan todos los registros audiovisuales que capturaron el momento exacto de los disparos. Esos serán los antecedentes más relevantes que expondrá el lunes la fiscalía durante la audiencia.

Asimismo, los desmanes que ocurrieron en Panguipulli tras la muerte del joven -y que dejaron un saldo de 10 edificios públicos dañados- provocaron que Carabineros tuviera que reforzar a sus efectivos de control de orden público en la zona. Así, los equipos policiales recibieron carros lanzaguas y lanzagases desde La Unión, Valdivia y Temuco.

Bomberos debió acudir durante todo el domingo a apagar las brasas, que a ratos volvían a prenderse con el viento de una ciudad casi vacía producto de la cuarentena. La esquina donde murió el joven sigue con restos de barricadas y flores. Además, en la plaza cuelgan guirnaldas con globos blancos que cruzan de un árbol a otro. El pueblo está consternado, porque, según sus habitantes, nunca habían visto tanta violencia.

Durante la jornada, la playa principal estuvo vacía y resguardada por personal de la Armada y Carabineros. El lunes, la municipalidad y los servicios básicos comenzarán a funcionar en dos escuelas de la comuna, mientras se habilita el gimnasio. El Cesfam, que también fue blanco de los ataques, permanece intacto y continuará normalmente el proceso de vacunación. Los actos de violencia provocaron que los locatarios comenzaran a tapar sus frontis con latas y maderas.

La despedida de Francisco Martínez

Tras ser despedido por una multitud en Panguipulli, el féretro con el cuerpo de Francisco Martínez llegó a Santiago a eso de las seis de la mañana. En Puente Alto, sector de Bajos de Mena, sus familiares y amigos lo esperaban para poder velar sus restos durante el día.

Las personas comenzaron a llegar temprano, algunas incluso sin conocer al joven ni a sus cercanos. El músico Roberto Márquez, vocalista del grupo Illapu, asistió a la despedida e interpretó la canción “Vuelvo para vivir”.

Entre los artistas, vecinos y amigos estaba también “Don Angelito de los Cielos”, pseudónimo del hombre que se hizo conocido durante la crisis social de octubre de 2019 por llevar un letrero con la frase “Gracias valiente juventud”. El hombre, de 80 años, dijo que quiso despedir a Martínez, “porque somos hermanos de clase, ambos de comunas humildes”.

El velatorio se realizó a puertas cerradas y sin declaraciones de la familia. En la entrada de la casa, una persona entregaba alcohol gel mientras otra repartía bebidas y cazuela de panas para toda la gente que llegó a despedir a “Panchito”, como era conocido por sus cercanos.

Toda la cuadra entre Sargento Menadier y Estrella Polar se llenó de globos blancos, música y malabares. Bajo un toldo, los asistentes comenzaron a dejar flores y cartas para la familia, mientras que en otro sector algunas personas elaboraban letreros y pancartas.

Cerca de las cuatro de la tarde, llegó un pequeño auto del cual se bajaron dos payasos, quienes se presentaron como parte de una agrupación de artistas callejeros. Luego de dar un discurso en apoyo a los cercanos, ambos ingresaron a la casa del joven para entregar sus condolencias a la familia.