Santos montados a caballo, platería con piedras preciosas y pinturas de la época hispánica y de la etapa republicana de Perú. Todos esos elementos son parte de los tesoros de 31 iglesias patrimoniales andinas que han sido registrados e inventariados por la Brigada Investigadora de Delitos contra el Medioambiente (Bidema), de la PDI, en la Región de Arica y Parinacota. La idea es establecer un catastro de piezas históricas, que datan de los siglos XVI y XIX.

Los templos se ubican entre los 2 mil y 4 mil metros de altura. El jefe de la Bidema, comisario Roberto Bustos, señaló que "lo primero que hemos tenido que vencer es la desconfianza de las comunidades indígenas sobre el registro. Una y otra vez nos hemos reunido para decirles que esto protegerá de mejor forma los bienes muebles que tienen dentro de las iglesias ante eventuales delitos y daños".

Añadió que el interés partió con el robo de la espada de Manuel Bulnes, en agosto de 2016, del Museo Histórico Nacional de Santiago. "Entonces advertimos que no hay un registro de especies históricas", dijo.

Rito previo

El catastro partió este año y ya tiene cinco templos con todas sus piezas identificadas. La entrada del personal policial a cada uno de ellos ha implicado el cumplimiento de diversas ceremonias.

Así, por ejemplo, la participación en una pawa, o rogativa a la Madre Tierra, ha sido un compromiso ineludible para la Bidema antes de ingresar a las iglesias. Una vez hecha la ceremonia, los policías han trabajado con el Laboratorio de Criminalística (Lacrim) y con expertos de la Fundación Altiplano, organización que desarrolló el registro de las iglesias patrimoniales en la región y permitió conseguir su calificación como monumentos históricos ante el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN).

Los templos, según la declaratoria del CMN, "poseen al menos un 60% de autenticidad en cuanto a materialidad (tierra, madera, piedra, paja brava, barro) y sistemas constructivos tradicionales (albañilería de adobe y mampostería de piedra asentada en barro, incluyendo cubiertas construidas en base a una estructura de vigas de madera amarradas con cuero animal). La mayoría cuenta todavía con sistemas de administración tradicional -fabriquero, alférez y mayordomo- y, por lo tanto, siguen teniendo uso religioso y albergando fiestas tradicionales de relevancia local o regional".

El trabajo es un "registro pericial forense". Los policías toman fotografías a cada pieza y les asignan un número serial, además de pesarlas y describir su aspecto. El conteo en las 31 iglesias podría demorar más de un año. En total, ya hay 295 especies inventariadas en las iglesias de Tacora, Cobija, Codpa, Pachica y Esquiña. Se han encontrado crucifijos y objetos de plata y pinturas de episodios de la Biblia con indígenas como protagonistas. Iván Romero, alcalde de Camarones, indicó que este conteo es necesario "para saber lo que tenemos en patrimonio y protegerlo".

El encargado subrogante de la Oficina Técnica Regional del Consejo de Monumentos Nacionales, Álvaro Romero, planteó que "será muy útil, es un apoyo al informe que hizo en su momento la Fundación Altiplano".