Seguir el rastro del dinero se ha convertido en una de las principales técnicas para enfrentar al narcotráfico en Chile. Señales como el pago en efectivo o el depósito de $ 30 millones en cash, por parte de una persona que no tiene antecedentes que justifiquen ese monto, muchas veces se convierte en la principal alerta que permite desbaratar a una organización criminal dedicada al tráfico de drogas.
Sin embargo, según reveló la PDI, del tamaño de la organización dependerá la sofisticación del sistema que utilizarán para ocultar el dinero ilícito. "Esto cambiará si son grupos locales o grupos que operan a nivel internacional", indicó el jefe de Brigada Investigadora de Lavado de Activos (Brilac), comisario Johnny Fica.
Así, para monitorear los movimientos financieros de los traficantes, la policía civil trabaja en detectar cómo se usan los recursos provenientes de este delito.
Tipos de lavado
En el caso del microtráfico, este es el más sencillo de todos, debido a que se trata de un comercio a menor escala. El dinero obtenido por la venta de drogas es utilizado para mejorar internamente sus casas y adquirir bienes como televisores, refrigeradores, cocinas, muebles, entre otros. Todo ello se obtiene siempre en efectivo. De acuerdo a Fica, el uso del dinero en este caso es dinámico y menos sospechoso.
Cuando las bandas ascienden hasta distribuidores en el nivel local, también lo hacen sus recursos y surge la necesidad de evolucionar sus métodos de lavado. En este caso, aún las ganancias se quedan en el país, pero la cantidad del dinero les permite invertir, por ejemplo, en propiedades.
En ninguno de estos primeros niveles las agrupaciones pueden abandonar el efectivo como medio de pago, ni menos acceder al sistema bancario sin levantar sospechas.
Pese a que no existe un límite establecido entre un nivel u otro, eventualmente cuando las bandas comienzan a manejar efectivo por sobre los $ 50 millones mensuales, se incorporan a la estructura personas dedicadas exclusivamente a ocultar las ganancias. "La acumulación de dinero es tal que ya no les sirve guardarlo en el colchón", señaló el jefe de Brilac.
Se trata de abogados y contadores encargados de crear sistemas de lavado de dinero. Estos profesionales inician la creación de sociedades y muchas veces hacen de testaferros, a nombre de quienes quedan los bienes adquiridos por los grupos.
Casas de cambio
Una vez que la organización se hace cargo de la importación de la droga, también debe encontrar una fórmula segura para realizar los pagos internacionales. Ante esta situación, ha tomado fuerza entre algunos grupos el uso de casas de cambio, las que permiten no solo lavar el dinero, sino también cambiar el peso chileno a divisa extranjera. En estos casos, dice Fica, además se hace uso de empresas de transporte internacional que permitan introducir el dinero a otros países. Un ejemplo de esto fue el Clan Mazza, que en la década de los 2000 constituyó casas de cambio para lavar dinero de narcotráfico colombiano.
En tanto, para las abultadas ganancias que consiguen usan empresas de fachada o de papel (ver infografía), con las que logran incorporar el dinero al sistema bancario, a través del cual acceden a instrumentos financieros como depósitos a plazo y acciones.
Las empresas de fachadas son aquellas que mantienen una actividad comercial legal. A esta le inyectan el dinero de la droga y la hacen pasar como parte del negocio propio del rubro. En tanto, aquellas de papel solo son constituidas, pero no poseen domicilio formal ni una vida comercial.
En Chile hay pocos casos de bandas dedicadas al narcotráfico internacional. Uno de ellos fue liderado en los 90 por Mario Silva Leiva, alias el "Cabro Carrera". El grupo obtenía la droga de los países productores y la internaba en Europa, lo que les creaba el desafío de introducir las utilidades a Chile. Según Fica, esto lo hicieron a través de la "apertura de cuentas en el extranjero, el uso de cuentas falsas y el ocultamiento en paraísos fiscales".