La educación superior se financia principalmente a través de los aranceles que pagan los estudiantes y el aporte que hace el Estado. No obstante, los planteles también tienen otra vía de ingresos: las donaciones de privados.
Según información del Ministerio de Educación (Mineduc) a la que accedió La Tercera, en 2018 las instituciones recibieron $ 24.217 millones, 34% más que en el período anterior. El alza fue impulsada principalmente por el aporte de $ 4 mil millones que hizo Empresas Penta a la U. del Desarrollo: este también fue el mayor aporte realizado el año pasado.
Con ese monto, el plantel saltó del lugar 20 al tercero entre los más beneficiados. ¿A qué se debe esa contribución? El rector de esa institución, Federico Valdés, explica que Penta "ha realizado donaciones al fondo de becas de la U. del Desarrollo por muchos años. Esto permite que alumnos talentosos de escasos recursos accedan a educación universitaria de calidad".
Los controladores de esta empresa estuvieron ligados a la universidad, pero el rector advierte que la entidad de educación superior está conformada como fundación, por lo que no tiene dueños. "Con el propósito de ayudar a financiar su ambicioso plan de becas de 100% del arancel, la universidad solicitó a Empresas Penta S.A. un aporte para sostener un programa de becas a tres años plazo", cuenta Valdés, lo que explica el alto monto entregado. "La comunidad universitaria, y en especial sus alumnos beficiados, están profundamente agradecidos de la generosidad de Empresas Penta S.A.", agrega.
Pero hay otros aportantes que lideran el "mecenazgo" a la educación. Entre ellos hay compañías, como el Banco Santander, que entregó sobre $ 2.873 millones a más de 40 planteles, y el banco Bci, que dio $ 1.055 millones (ver infografía).
En Santander explican que desde 1995 la matriz del banco a nivel internacional decidió realizar aportes al sector. Afirman que son "la empresa que más apoya a la educación superior en el mundo", al tener acuerdos con más de 1.200 universidades.
Los aportantes también obtienen beneficios. Según la Ley de Donaciones, los contribuyentes que apoyen a la educación superior pueden descontar de los impuestos hasta 50% del monto donado o hasta 14 mil UTM anuales. Por ejemplo, en Santander dicen que por definición "no utilizamos los beneficios tributarios. Donde sí se realiza es en el programa de becas, debido a que los beneficiarios directos son los alumnos".
¿Dónde va el dinero?
El plantel que lideró la captación de donaciones en 2018 fue la Pontificia U. Católica de Chile, que recibió $ 8.862 millones, 51% más que en 2017. Este plantel posee un sistema de endowment, que es un fondo de reserva para recibir donaciones que permiten desarrollar investigaciones y entregar becas.
También destaca la U. de Los Andes, que percibió $ 5.838 millones a través de su Asociación de Amigos, un sistema que también le permite recibir aportes. Alejandro Gutiérrez, vicerrector económico del plantel, explica que ese grupo de personas tiene un directorio "que se reúne periódicamente para buscar maneras de conseguir fondos" destinados a entregar becas y financiar la investigación.
El directivo afirma que buscan tener un modelo de financiamiento como el norteamericano, donde las universidades se sustentan con aportes privados. "Hemos realizado esfuerzos organizados y permanentes por conseguir contribuciones para el desarrollo de la infraestructura, el apoyo de la investigación y el otorgamiento de becas socioeconómicas", agrega.
Entre las instituciones que vieron incrementadas las donaciones en su favor también destacan las universidades privadas con gratuidad. Esta política beneficia a más de 330 mil alumnos, pero al poner límites al cobro de aranceles ha generado déficits económicos que los planteles buscan paliar a través de las donaciones.
De ese grupo, la U. Finis Terrae lidera los aportes. Sus principales benefactores son Gestión de Televisión Limitada (GTV), que dio $ 374 millones para mejorar la infraestructura, y Nestlé, que entregó $ 204 millones destinados a proyectos de investigación. "Así, aquellos gastos que podemos financiar a través de donaciones, no los cargamos a la universidad", precisa el rector, Cristián Nazer.
Los aportes son cada vez más valorados por las instituciones. Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar, explica que la gratuidad "ha puesto un techo a las universidades, las que al recibir menos recursos que el costo real de sus carreras, han tenido que buscar otros tipos de financiamiento. Pero este escenario es complejo, ya que el mecanismo de donaciones puede ser muy incierto para la institución".
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