Peritajes por atentado en Carahue: trabajador de forestal fue herido con proyectil de guerra y miembro de la CAM recibió disparo a menos de tres metros
Ceferino González Marabolí (65) permanece internado en la UCI en estado grave, tras recibir un disparo de un arma calibre 5.56 que entró por la zona abdominal y salió por su espalda, dañándose el hígado, el páncreas y el pulmón. La fiscalía indaga el origen de la bala, el que se sospecha podría haber sido disparada desde el fusil M16 que portaba Pablo Marchant Gutiérrez (29). El joven -oriundo de Renca, exalumno del Instituto Nacional y estudiante de Antropología- está siendo velado como un weichafe mapuche, dado que así lo pidió a sus compañeros de la Coordinadora Arauco Malleco.
El ataque ocurrió justo 10 minutos antes de que los 11 trabajadores forestales del fundo Coy Coy, en Carahue, quienes prestaban servicios como contratistas para la Forestal Mininco, terminaran su jornada laboral. El plan original, y como cada día, era tomar un bus que los llevara a cada uno a sus casas, a las 18.00. Pero para siete encapuchados que se trasladaban hacia el lugar, los planes eran otros.
A las 17.50 horas, un grupo de siete personas, según los antecedentes que maneja el Ministerio Público, llegó hasta el lugar, premunidos de armas largas y tapados con capuchas. Abrieron fuego cuando los trabajadores terminaban las faenas y se aprestaban a dejar el turno, sin embargo, fueron repelidos con Uzis y escopetas que portaban dos carabineros que protegían el predio. Los policías estaban en una medida de protección instruida por el Ministerio Público, desde mayo de este año, cuando otro ataque incendiario afectó a las mismas faenas.
La fiscalía indaga el enfrentamiento entre los policías y los encapuchados, el que dejó a uno de los 11 trabajadores heridos y a uno de los atacantes fallecido, a manos de uno de los dos funcionarios de Carabineros que llegaron a cubrir el ataque, que antes otros dos colegas habían logrado repeler. El fuego cruzado duró menos de cinco minutos, hasta que uno de los encapuchados cayó y uno de los trabajadores quedó gravemente lesionado.
Es sobre estas víctimas que la fiscalía se encuentra haciendo distintas diligencias para lograr armar el puzzle de un caso que volvió a tensionar a la Región de La Araucanía. Para eso, las pesquisas se han centrado en reconstruir agronos hechos y realizar peritajes sobre Ceferino González Marabolí (65), el trabajador herido, y el encapuchado abatido por la policía, Pablo Marchant Gutiérrez (29).
“Don Chefe”: casado, padre y con tres órganos dañados
Jeannette (52) recibió un llamado de uno de los compañeros de trabajo de Ceferino: “Recibió un disparo y está en el Hospital de Temuco”. La mujer, dueña de casa y que se quedó esperando la llegada de su marido para el fin de semana, no supo nada más, ni el contexto, cómo estaba y qué había pasado. Más tarde le contaron todo.
“Don Chefe”, como le dicen en las faenas, trabaja hace seis años en la empresa Sociedad Forestal del Sur, quienes prestan servicios para CMPC. El hombre, de 65 años, estaba encargado de la clasificación de los productos que son cortados en la forestal y debe etiquetarlos, según el orden que corresponda.
“Es un hombre querido dentro del grupo. Jamás ha fallado en un turno, es respetuoso, cariñoso con su equipo, trabajador. Es un tipo bien especial, hay que hablar con él frente a frente para darse cuenta cómo es”, dice uno de sus compañeros de trabajo, quien prefiere no revelar su nombre por miedo a represalias.
Su mujer, lo mismo. Está en su casa y aislada de todo tipo de comunicaciones. Solo está con su hija de 27 años y sus dos nietos, de 14 y nueve años, los que estaban esperando el fin de semana para poder jugar con su abuelo. No pudieron, dado que recibió un disparo calibre 5.56 en su abdomen.
Así lo revelaron los primeros peritajes de la PDI, los que arrojaron que el calibre corresponde al de un fusil de guerra, por lo que los investigadores indagan qué relación tiene el proyectil con el M16 encontrado en poder de Pablo Marchant.
“Ceferino estaba una semana fuera de su casa: trabajaba de martes a sábado, descansando domingo y lunes. Es decir, su único ‘delito’ fue salir a trabajar para ayudar a su familia, pero no, un grupo de delincuentes lo tiene internado y grave”, dice otra de las personas que conocen al oriundo de Traiguén.
Por ahora, el panorama médico del trabajador es complejo. Según los análisis policiales, el proyectil que lo lesionó entró por el abdomen y salió por la espalda, afectando un riñón, el pulmón y parte del páncreas. Por lo mismo, anoche lo dializaron para ayudar a la circulación de la sangre.
Si bien permanece grave, su situación avanzó de “inestable” a “estable” en las últimas 24 horas. Sin embargo, dependerá, aseguraron sus cercanos, pues “lo más complicado es la pérdida de sangre por el hígado. Si no para, deberá volver a pabellón, porque ahora tiene tubos conectados a su pulmón. Será fundamental que puedan ir a donar sangre a su nombre”.
“El Toño”: oriundo de Renca y exestudiante de Antropología
Quienes estuvieron en el fundo Coy Coy cuando Héctor Llaitul llegó a reconocer a su hijo Ernesto señalaron que “estaba deshecho”. El líder de la CAM, incluso, dicen que se abalanzó hacia el cuerpo del que creía era “el Nano”, pero al destapar su rostro se dio cuenta de que no era él, sino que Pablo Marchant Gutiérrez.
“El Toño”, como le dicen sus cercanos, había caído tras recibir un disparo por parte de funcionarios policiales que llegaron a repeler el ataque a las faenas forestales. La fiscalía y la PDI indagan su participación en el atentado, dado que fue encontrado con un fusil M16 y otros artefactos que portaba en su mochila.
En poder de Marchant, además del arma, se encontró un presunto líquido acelerante, guardado en una botella. Esta sustancia fue sellada por los peritos de la PDI y ya se encuentra en laboratorio para determinar a qué sustancia corresponde.
El joven -quien es pareja de la hija de Llaitul, Javiera- es sindicado por distintas fuentes policiales como un miembro activo dentro de la orgánica de la CAM, desde hace cerca de cuatro años, cuando comenzó a integrar el grupo que se destaca por realizar “actos de sabotaje” contra las forestales que operan en el límite de La Araucanía y Arauco.
Fue en 2010 cuando Marchant salió del Instituto Nacional y en 2012 cuando se trasladó hasta la Región del Biobío. Allá comenzó a estudiar Antropología en la Universidad de Concepción, hasta el 2017: “La Facultad de Ciencias Sociales y la carrera de Antropología de la Universidad de Concepción quieren expresar su más profundo pesar ante el fallecimiento de nuestro exestudiante Pablo Marchant Gutiérrez”, expresó la casa de estudios en un comunicado.
El joven cuenta con una detención en 2016 por amenazas y desórdenes en Concepción. Ya como integrante de la CAM vivía con la familia de Llaitul, en Tirúa, a quienes les expresó que de fallecer quería un funeral con las costumbres mapuches, a pesar de ser oriundo de la comuna de Renca, en Santiago. Tres días durará el “eluwun”, funeral traidicional mapuche, que se realiza para despedir a los weichafes.
En tanto, el Ministerio Público sigue trabajando para esclarecer el caso. Durante las últimas horas ya emanó el preinforme de autopsia del SML, el que, según señalaron fuentes del caso, concluyó dos cosas relevantes para la investigación: la distancia del disparo que recibió Marchant fue inferior a tres metros y el proyectil ingresó por la zona parietal derecha de la cabeza, es decir, por un costado, casi encima de la oreja.
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