En medio de una manifestación del viernes 8 de noviembre, a cuatro semanas del estallido social registrado en nuestro país, una enorme bandera chilena fue desplegada en Plaza Baquedano con la leyenda "Plaza de la Dignidad". La idea de cambiar el nombre al tradicional punto de encuentro capitalino comenzaba a multiplicarse en redes sociales y hacía eco en figuras políticas y de la televisión. Junto a ello, la aplicación Google Maps, tras una multitudinaria solicitud, cambió el nombre en sus registros.
Con esa idea en mente, durante la mañana del martes recién pasado los concejales de Providencia Jaime Parada (Independiente) y Tomás Echiburú (Revolución Democrática) presentaron una moción que busca materializar el cambio, en una sesión que terminó en un enfrentamiento entre concejales y manifestantes contrarios a la idea, con la alcaldesa Evelyn Matthei presente.
Largo camino
Pese a que ya se presentó una moción, el camino para un eventual cambio de nombre será largo.
Según explican desde la Municipalidad de Providencia, esto podría ser resuelto recién en abril del próximo año. Señalan que una vez ingresada la moción es la alcaldesa Matthei quien debe estudiar la propuesta. De aprobarla, el tema es analizado y votado por el Consejo Comunal de Organizaciones de la Sociedad Civil de Providencia (Cosoc). Si el Cosoc acepta, la propuesta regresa al concejo para que sea votada por los diez concejales y por la alcaldesa. Si el concejo la aprueba se concreta de inmediato el cambio de nombre.
Sin embargo, el Cosoc, órgano asesor de la municipalidad compuesto por representantes de la comunidad local organizada, se reúne de manera periódica y las reuniones de 2019 ya se acabaron. La siguiente será en abril de 2020.
De acuerdo a la Ley 20.500, las propuestas referidas a cambios de nombre deben pasar por este órgano de la sociedad civil. Ana María Silva, vicepresidenta de la Asociación Chilena de Municipalidades, sostiene que "para el cambio de nombre de una calle primero se tiene que hacer la petición y ahí la propuesta primero tiene que pasar por el consejo de la sociedad civil y este se pronuncia, pero no es vinculante. Una vez que se pronuncia recién pasa como propuesta al concejo municipal y se aprueba por quórum simple si se hace o no se hace".
Considerando eso, Parada analiza los escenarios posibles. "Podrían pasar varias cosas, uno que la alcaldesa dijera: Yo nunca voy a poner esto en tabla, porque no estoy de acuerdo. Lo segundo que puede pasar es que ella diga sí, podemos hacer una consulta ciudadana y lo que aparezca en esa consulta será lo que mandará, aunque las consultas no son vinculantes. Y lo tercero es que traiga el tema el concejo, en algún minuto, y decida abrir un debate con opiniones de distintas naturalezas en un tiempo incierto".
El concejal agrega que, en este caso, "no existe una reglamentación de cómo debe respondernos (Matthei), aunque usualmente los alcaldes responden las mociones de los concejales (...) Lo que nos queda a nosotros es presionar para que esa discusión se promueva".
Desde la municipalidad, en tanto, señalaron que la alcaldesa no se referirá de momento al tema, pero que se encuentra estudiándolo.
Nueva Providencia
Un escenario similar se vivió en ese mismo municipio el 2 de julio de 2013, cuando el concejo aprobó el cambio de nombre de la ex Avenida 11 de Septiembre a Nueva Providencia, borrando de esta forma uno de los símbolos públicos que aludía al golpe de Estado de 1973.
La propuesta de recuperar el nombre original -que había sido cambiado en 1980- fue presentada por la alcaldesa de esa época, Josefa Errázuriz, y aprobada gracias a la votación mayoritaria de los concejales Parada, Nicolás Muñoz (DC), Rodrigo García Márquez (PPD) y David Silva (PS), que componían la instancia en esa oportunidad.
Una de las complicaciones que se vivió, de hecho, fue la ausencia total de representantes de la entonces Alianza a la primera sesión de votación, lo que obligó a suspender la jornada. Cuando se propuso una nueva fecha, el único concejal que llegó de la oposición de esa época (de cuatro) fue Manuel José Monckeberg (RN), quien votó en contra.