Más de agraz que de dulce fueron los resultados de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Casen de 2017, entregada hoy por el Ministerio de Desarrollo Social, un mes antes respecto de la publicación de 2015. Como primer dato, la encuesta muestra que la pobreza medida por ingresos retrocede a 8,6% en la versión 2017 (equivalente a poco más de un millón y medio de chilenos), bajando 3,1 puntos en relación a 2015 (11,7%), mientras que desde 2000 a la fecha ha caído 27,4 puntos.
Dicho registro se divide en dos, los que también retroceden en relación a 2015: la extrema pobreza cayó a 2,3% (3,5% hace dos años) y la pobreza no extrema llegó a 6,3% (8,1% en la Casen anterior).
Estos datos confirman un ritmo consistente de retroceso del indicador y es la cifra más baja. Los datos hasta 2006 son comparables.
Una situación muy diferente es la que ocurre con la pobreza multidimensional, es decir, aquella que refleja las carencias de las personas en cinco dimensiones: acceso a educación, salud, trabajo, vivienda y seguridad. ¿Por qué? Entre 2015 y 2017 la pobreza en su dimensión más amplia estancó su caída en relación a la encuesta de hace dos años, al ubicarse en 20,7%, frente la 20,9% en el estudio anterior.
Pero lo que levantó las mayores preocupaciones fue el empeoramiento de la distribución de los ingresos, que se deteriora en todas sus mediciones, pese a la serie de políticas implementadas en el período para mejorarla, bajo el mandato de Michelle Bachelet. Esto se observó en varias mediciones. El 10% más rico de la población recibe 39,1 veces los ingresos del 10% más pobre, superior a las 33,9 veces de 2015, convirtiéndose en el peor registro desde 2009. La situación no cambia respecto de otras mediciones: el 20% más rico recibe 13,6 veces los ingresos del 20% más pobre, el peor desde 2006, mientras que por coeficiente de Gini (mientras más cercano a 0, mayor igualdad) se estancó.
Un dato no menor es lo que ocurre con la distribución del ingreso medido como autónomo (derivado del trabajo o de rentas de la propiedad) y el monetario (lo anterior más subsidios). Mientras que en el primero la diferencia entre el 10% más rico y el 10% más pobre es de 30,8 veces (en 2015 fue de 27,2 veces), esta cifra baja cuando incluye subsidios a 17 veces (16 veces previo), poniendo un signo de interrogación respecto de la eficiencia de las políticas sociales implementadas en el período.
En tanto, como participación en el ingreso nacional per cápita, los resultados tampoco son alentadores: los deciles I y II (10% y 20% de la población más pobre del país) participan entre 0,9% y 2,9% del ingreso nacional, en tanto que los deciles IX y X (del 10 y 20% más rico) participan entre 15,6% y 36,2% del ingreso nacional. Ambos registros empeoran en relación a la encuesta de hace dos años. Otro ejemplo que apunta a que las personas de mayores recursos se beneficiaron más en el periodo. El ingreso autónomo per cápita promedio del decil 10 fue $ 1.459.023 en 2017, un 17,5% por sobre 2015. El primer decil, en cambio, lo elevó 5,4%.
El titular del MDS, Alfredo Moreno, atribuyó los resultados al magro crecimiento económico de la administración Bachelet. "Lo que muestran los datos es que en ese período hubo menor crecimiento y un deterioro del mercado del trabajo, y si bien hay una baja en la pobreza, hay un estancamiento en la pobreza multidimensional y empeoró la distribución del ingreso".
Políticas sociales
Aun cuando quedan datos por conocer, María Paz Arzola, de LyD, sostuvo que "es posible inferir que el menor dinamismo de nuestra economía, así como la precarización que ha sufrido el mercado laboral durante los últimos años, finalmente tienen un efecto negativo entre los más pobres". Sobre las políticas sociales implementadas en la administración Bachelet, la exsubsecretaria de Evaluación Social Heidi Berner planteó en materia de distribución del ingreso que "somos el país con mayor desigualdad de la Ocde, y no es novedad que permanezca en términos similares a los de 2015, pues políticas como gratuidad necesitan de mayor plazo para medir sus efectos en la disminución de la desigualdad".
Chile y la región
En el contexto regional, el nivel de pobreza del país es el segundo más bajo del vecindario, siendo superado solo por Uruguay, con un 4,4%, país con el que comparte el estar bajo los dos dígitos. El mayor registro de pobreza, en tanto, está en Honduras, con un 74,3%. Juan Bravo, de Clapes UC, dice que "el aumento de la desigualdad en varios indicadores es muy lamentable, pero en materia de pobreza por ingresos la tasa siguió la tendencia a la baja, lo que es una buena noticia. Con esto, Chile sigue siendo uno de los países con tasas de pobreza más bajas de la región, lo que refuerza la importancia de retomar tasas de crecimiento altas y sostenidas".