El 10 de julio, Polette Vega, estudiante de Trabajo Social de la Universidad de Chile, fue agredida por un grupo de encapuchados. La alumna cree que el ataque se debió a que sus autores sabían que ella es coordinadora de la Centro Derecha Universitaria (CDU), organización política de ese plantel. En medio del debate sobre la violencia de los encapuchados, Vega cuenta cómo se vive en un lugar con tradicional predominio de la izquierda, como el Campus Juan Gómez Millas.
¿Cómo es ser de derecha en la U. de Chile?
Es sumamente difícil, porque está todo pensado para que tú tengas un pensamiento de izquierda. Depende del campus. Hay lugares donde existe un ambiente más cívico, como en Derecho. Pero en el campus Juan Gómez Millas el ambiente es radicalizado y estamos solos contra el mundo. Es raro que haya personas de derecha en el campus. Por eso creo que se han producido todos estos estragos, porque el sistema no está pensado para la disidencia
¿A qué se debe eso?
A la planta académica y al enfoque de las carreras, porque ahí están las que tienen un enfoque político, que es marxista muchas veces. Entonces, la radicalización no es casual, porque las personas que se meten ahí reciben una formación tendenciosa y los jóvenes repiten discursos que están en las mallas curriculares. Hay ramos que son casi proselitistas y llevan a dirigentes de la Coordinadora No+AFP, de la Coordinadora 8 de Marzo, pero a nadie de otro sector.
¿Cómo se organizan las derechas en la U. de Chile?
Los gremialistas no están articulados, no existen como movimiento. Solo están presentes Elegir, que está en la Facultad de Economía y Negocios, y nosotros, que trabajamos en todos los campus. Postulamos a las candidaturas, participamos en los debates y tratamos de mover causas como el resto.
¿Cómo viviste esta agresión en tu carrera?
No estoy yendo a clases ni iré el resto del año, porque los mensajes de odio que surgieron fueron bastante fuertes. Cinco compañeros de mi curso se dieron el tiempo de hacer videos y subirlos a sus redes sociales, donde me trataban muy mal. "Facha ridícula" fue lo más suave que me dijeron. Decían que yo merecía los golpes por ser facha y que yo había hecho un montaje, y eso deprime y duele. Solo una persona se acercó y me ofreció ayuda, pero no hubo más solidaridad.
También hay acusaciones de dichos transfóbicos contra la presidenta de la Fech. ¿Crees que hay un clima interno de intolerancia?
En mi espacio hay un clima generalizado de intolerancia política fuerte, pero los dichos transfóbicos son casos puntuales. No he visto el video, pero si fue así, me parece muy mal.