A 13 días de que se cumpla un año del estallido social del 18 de octubre -gatillado por un alza en el pasaje de Metro de $ 30-, la red enfrentará el aniversario con una infraestructura diferente. Tras los ataques ocurridos ese día, 118 estaciones resultaron dañadas y 25 incendiadas, lo que llevó a que la empresa iniciara un lento proceso de reconstrucción.
En el Metro se explica que hubo graves daños en los sistemas que resguardan la seguridad del tráfico de los trenes (sistema de señalización y pilotaje automático), además de deterioros en las redes eléctricas en Línea 1, Línea 4, Línea 4A y Línea 5. También resultaron destruidos equipos de cámaras de circuito cerrado de televisión, sistemas de sonorización de estaciones, torniquetes, tótems, pantallas de información, ascensores y escaleras mecánicas.
Según la estatal, en el último año se mejoraron los estándares de seguridad, a través del refuerzo de los accesos con portones especiales y de la instalación de cortinas metálicas. También se volvieron a emplazar las boleterías, los recintos técnicos, operacionales y las salas administrativas de las estaciones vandalizadas, las que fueron blindadas y se aplicaron revestimientos no combustibles.
En cuanto a la instalación de cámaras, Metro respondió que se potenció la vigilancia en las estaciones, “con especial foco en sus entornos” y se reforzó el circuito cerrado de televisión de más de cinco mil cámaras que monitorean la red. A esto se suma la presencia de equipos de vigilantes y guardias en terreno y la coordinación con Carabineros, quienes mantienen un puesto de monitoreo en el centro integrado de control. En estaciones como Baquedano se pueden apreciar rejas para evitar el lanzamiento de objetos a las vías. La inversión en las distintas obras ascendió a US$ 250 millones.
Carlos Melo, exsubsecretario de Transportes y académico de la U. San Sebastián, planteó que Metro ha hecho un “esfuerzo importante; supo adaptar su infraestructura, sobre todo considerando que no es su rol mantener la seguridad ni el orden público en situaciones de contingencia como manifestaciones”. Añadió que, entre los nuevos elementos, destacan el refuerzo a los accesos con portones y las segundas cortinas metálicas, con diseños, además, innovadores que no generan dificultades en la operación normal".
Por su parte, Cristóbal Pineda, máster en planificación urbana y académico de la U. de Chile, añadió que el recambio de elementos como el vidrio por otros más resistentes, “como el acero, en el caso de escaleras, accesos y puentes, es acertado desde un punto de vista de seguridad y funcional”.
Aunque agregó que el diseño podría haber sido “con un aspecto menos industrial y más amable con los usuarios. En cualquier caso, hablamos de elementos que pueden resistir mejor actos vandálicos como los que vimos en la semana previa al 18 de octubre, pero la destrucción que vimos con la quema de estaciones difícilmente podrá ser detenida solo con el rediseño de elementos”.