El presente de dulce y agraz de los Hermanos Capuchinos en Chile

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La congregación tiene alrededor de 30 miembros en Chile, divididos en Santiago, Concepción, Los Ángeles, Pucón y Osorno.

A la denuncia por abusos contra su exprovincial se suma una crisis de vocaciones. En paralelo, ven la llegada de Celestino Aós a la Iglesia de Santiago como "un regalo".


"Tenemos una historia muy linda y un presente pobre", afirma con sinceridad el actual provincial de los Hermanos Menores Capuchinos en Chile, el español Miguel Ángel Ariz (70), quien llegó hace 47 años al país, cuando los miembros de la congregación eran más de cien.

Hoy la historia es muy distinta: los religiosos capuchinos apenas llegan a una treintena a nivel nacional, repartidos en pequeños grupos en Santiago, Concepción, Los Ángeles, Pucón y Osorno. Un tercio de ellos tiene más de 70 años. Y como un hito del declive, en junio de 2018, luego de 120 años en Padre Las Casas, de La Araucanía, la congregación se retiró.

En la oficina parroquial de la Iglesia de los Padres Capuchinos, de calle Catedral, en pleno centro de Santiago, se ven tres fotos: la del Papa Francisco, la de San Pío de Pietrelcina y, al medio, la del actual administrador apostólico de Santiago, Celestino Aós Braco.

Este año, el nombramiento del exobispo de Copiapó en la Iglesia capitalina causó alegría y sorpresa entre los religiosos. Admiten que vieron ese nombramiento con algo de "compasión", por la complejidad del cargo. Actualmente, Aós vive con ellos en la residencia de los capuchinos en Santiago y Ariz cuenta que ha sido "un regalo" su presencia, ya que los ha conectado más con la realidad de la Iglesia chilena. Dicen que Aós reza y almuerza con ellos y también, de vez en cuando, lava la loza.

Un año de crisis

Acostumbrado a las bromas con el café capuchino, Ariz explica que el nombre viene de la capucha del hábito café que los caracteriza desde el medievo.

La visita del Papa Francisco a Chile fue clave para "abrirles los ojos". El provincial sabe que están en una crisis de distintos niveles. Uno de los puntos débiles es el vocacional. "Han entrado pocos y se han ido bastantes", reconoce. Actualmente hay solo un joven en formación, que está en Madrid haciendo un curso de espiritualidad franciscana.

"Ha habido hermanos que han descubierto que no era su camino. Puede ocurrir que alguno no haya visto reflejadas en nosotros sus inquietudes", explica Ariz.

Una denuncia

Si bien Miguel Ángel Ariz es el actual provincial de la congregación en Chile, su nombramiento, en enero de este año, no fue casual ni tampoco correspondía al cambio de superior, que normalmente ocurre cada tres años.

El exprovincial Rodrigo Romero fue acusado de abusos contra menores en 2018. Los antecedentes se recibieron durante la segunda visita de Charles Scicluna a Chile, en junio del año pasado.

La acusación llegó directamente a instancias vaticanas, lo que motivó en agosto la venida para indagar los hechos del superior capuchino en Puerto Rico, José Ángel Torres.

En septiembre se hizo público el caso -que está siendo revisado por la Congregación para la Doctrina de la Fe-, pero no se entregaron detalles de cuántas eran las denuncias ni entre qué años habrían ocurrido los supuestos abusos.

En diciembre, el ministro general de los capuchinos a nivel mundial, Roberto Genuin, junto con el vicario general de la congregación, en una visita que no fue informada al público, viajaron a Chile.

Aquí Genuin se entrevistó con cada uno de los miembros de la congregación y, al partir, les dejó una carta en que, según quienes tuvieron acceso a ella, les animaba a orar, apegarse a su misión, colaborar, decir la verdad y ser transparentes .

En la actualidad, la investigación canónica está en curso.

Romero, en tanto, dice que es inocente.

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