Llevamos más de un año de manifestaciones y a eso se suma la pandemia. Todo eso le ha pegado duramente al comercio de todo el país y más en concreto el centro de Santiago. Es un desastre todo lo que ha ocurrido. Esperábamos que estos violentistas depusieran su actitud, porque ya estamos en vías de resolver nuestras diferencias democráticamente. Creemos que es inaceptable que esta violencia haya vuelto. Estos no son luchadores sociales, son delincuentes, porque solo saquean y roban.

Con estas palabras el presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Manuel Melero, abordó el impacto que está teniendo en los establecimientos comerciales de Santiago centro el resurgimiento de la violencia. Además, calificó como “delincuencia asertiva” el nuevo fenómeno, en que las protestas se están trasladando de Plaza Italia hasta el casco histórico.

¿Cuáles han sido los efectos de esta violencia para sus asociados?

Primero, no poder operar normalmente como es nuestro propósito. Nosotros estamos para atender al público y nos vemos obligados a cerrar o abrir en horarios reducidos. Los trabajadores tienen temores de su integridad física y eso, por supuesto, que hay que preservarlo, es una prioridad para nosotros. Lo mismo nuestros clientes. Es un daño económico y laboral enorme. También es un daño físico y material, ya que hay consecuencias muy graves para la integridad de las personas, la calidad de vida y el desarrollo de los negocios. Siempre está presente el riesgo de robo, de saqueo, asalto o incendio. Uno no sabe en qué momento estos delincuentes te pueden desvalijar la tienda. Muchos de estos comerciantes son pequeños o medianos comerciantes y ven desaparecer el fruto de toda su vida por una acción de estos violentistas. Ellos hacen lo que quieren, es una cosa sorprendente e inaceptable, pero ahí siguen, vuelven y no sabemos dónde están las autoridades policiales.

¿Cómo está el ambiente entre quienes componen el gremio?

La palabra es incertidumbre, con mayúscula y letras rojas. No se sabe cuál es el futuro, qué va a pasar con estos delincuentes. A eso hay que sumarle el fenómeno del comercio ilícito callejero y también por internet, que es gravísimo y que ha crecido enormemente, eso también es un atentado contra nuestra actividad, porque nosotros estamos en la actividad formal cumpliendo con todas las normativas. Existe una desazón enorme. Los trabajadores también están preocupados y alarmados por esta situación, porque ven peligrar su fuente laboral.

¿Cómo ven el fenómeno de que las manifestaciones se trasladen al sector de La Moneda y la Universidad de Chile? Ya se han registrado saqueos y daños a comercios que no habían sido vandalizados.

Eso demuestra que esta es una delincuencia muy asertiva, muy inteligente, que sabe bien lo que está haciendo, sabe dónde cometer sus delitos y va mutando. Se van trasladando y cuando terminen de asolar esta área, van a ir a otra, y así sucesivamente. Aquí debería haber una clarísima acción de la inteligencia policial, de la acción policial, de los tribunales, de la fiscalía. Todo el aparataje de seguridad, tanto en lo judicial como investigativo, fracasa con situaciones como esta. Estas personas terminan sueltas y otros lo ven y dicen esto parece que es el mejor negocio del año, entonces yo también me voy a dedicar a esto. No hay una señal clara de la autoridad de combatir esto, de aislarlo y de erradicarlo.

¿Qué se debería hacer para revertir esta situación?

Yo no soy experto en seguridad pública, para eso están las autoridades policiales, el gobierno, el poder judicial y la Fiscalía Nacional. Ellos son los encargados de velar por esto. Tienen que hacer el trabajo y no lo cumplen. ¿Qué se necesita? Me imagino que de todo un poco. Más inteligencia policial, más reforzamiento de Carabineros, mejor entrenamiento, que las policías sean más eficaces, que la fiscalía nacional haga mejor su trabajo, los tribunales también, es una conjunción de factores. Nosotros como privados no tenemos ningún rol que ejercer en esto, salvo lo preventivo y coordinarnos con las autoridades. Por eso la acción pública es la que debe hacerse valer. Nosotros como privados podemos hacer un rol de ayuda, coordinación, que lo hacemos, pero lo sustancial corre por cuenta de ellos, no nuestro. Ahora, si ellos no pudieran, que se lo digan a los privados para que nos organicemos. A lo mejor la seguridad privada podría funcionar de alguna manera, si ellos quieren delegar en nosotros.