Más de 294 mil personas están inscritas para rendir la PSU mañana y el martes, examen que es considerado clave para el futuro de los estudiantes y en el cual muchos jóvenes esperan alcanzar el mejor desempeño. Sin embargo, quienes han sido puntajes nacionales en las versiones anteriores advierten que el sistema requiere cambios para que sea más justo en su aplicación.
Por ejemplo, José González, quien fue triple puntaje nacional en 2013 (Lenguaje, Matemática y Ciencias), cree que la PSU tiene una desigualdad de género, pues "está dando mejor resultado para los hombres" que para las mujeres, lo que debiera ser revisado. Además, afirma que la prueba "no es determinante de cómo te va a ir en la universidad. No te asegura nada".
Daniela Vaisman, quien fue una de los 122 puntajes nacionales que hubo en 2003 (en Matemática), en la primera aplicación del test, cree que a pesar de los problemas que pueda tener, esta prueba es el mejor sistema que puede haber y no imagina otro modelo de selección, como la redacción de ensayos.
"Si ya para gente que no tuvo muy buena educación es difícil realizar una prueba estandarizada, a la hora que los pones a escribir un ensayo las brechas pueden ser aún mayores", cree.
Javiera Faúndez obtuvo el máximo puntaje el año pasado (Matemática) y afirma que la PSU "no es un buen sistema, porque en Chile es bien distinta la educación para alguien que puede pagar una educación privada".
En tanto, Ignacia Isla, puntaje nacional de 2010 (Historia, Geografía y Ciencias Sociales ), también cree que debe haber un mejor sistema de acceso, que refleje la realidad educacional del país.
Esta desigualdad se observa entre los mismos puntajes nacionales. Por ejemplo, el año pasado hubo 151 casos, de los cuales 116 (77%) eran de colegios particulares pagados, en circunstancias que ese sector representa el 8% de la matrícula nacional. Por contraparte, hubo 20 máximos puntajes de colegios municipales (13%), sector que equivale al 36% de la matrícula.
Cambios al examen
El Demre de la U. de Chile, el organismo que está a cargo de realizar la prueba, está analizando cambios al test que apunten a disminuir la desigualdad y hacer ese equilibrio respecto a la desigualdad educacional del país.
Una propuesta que va en esa dirección es la división del test de Matemática en dos, para contemplar una prueba de conocimientos generales y otra de conocimientos avanzados, que permita filtrar mejor a los estudiantes en carreras ligadas a las ingenierías.
Además, se busca reducir la discriminación que acusan los estudiantes de liceos técnicos profesionales, pues en esos establecimientos no se pasan todos los contenidos curriculares que ven las escuelas humanistas científicas, por lo que la PSU representa una barrera de acceso, tema que incluso derivó en una demanda presentada por alumnos de colegios técnicos contra el Estado, en la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
"Desde 2009 se advertía que a esos estudiantes se les preguntaba en la PSU cosas que no correspondían, porque se les exigía un curriculum que no se les pasa", dice Mónica Silva, académica de la Escuela de Administración de la UC, que ha analizado la prueba. Por otra parte, la Ley de Educación Superior establece que en 2020 habrá un nuevo modelo de acceso, dividido en dos subsistemas (uno para universidades y otro para planteles técnicos profesionales), y se mandata a que la prueba que se use no discrimine.