Entre 1,5 y 2,5 metros de longitud. Como todo felino, extremadamente ágil. Rápido. De hasta 45 kilos las hembras y unos 60 los machos. Carnívoro. Un cazador de acecho y potente zarpazo. Tímido con los humanos, salvo que medie otra condicionante, como que sea una mamá con sus cachorros cerca o un adulto hambriento. El león de montaña, le dicen. Y de topárselo cara a cara, por ningún motivo arrancar trepándose a un árbol: él lo hace mucho mejor.

El acicalado puma concolor es uno de los más bellos habitantes de nuestra faja de tierra, y que este año se ha dejado ver bastante más que se costumbre. El pasado 5 de julio, por ejemplo, personal del Zoológico Nacional y del SAG atraparon a una puma que merodeó en las instalaciones del Colegio Monte Tabor, en Lo Barnechea. Cerca de allí apareció otro, un macho de 44 kilos, el más grande hasta la fecha, y que ya fue regresado a su hábitat. La semana pasada fue visto otro ejemplar en Puente Alto.

Las causas de estos avistamientos son múltiples. Sequía, expansión de las ciudades, la escasez de alimento y la propia pandemia. Menos humanos en las calles y en la precordillera. Ciudades más silenciosas y tranquilas. Con pocos vehículos.

Los pumas no son los únicos visitantes no frecuentes. También hay águilas, cóndores, serpientes y loros, entre muchos otros. Justamente, fue a raíz de este aumento de animales nativos -y otros exóticos- en zonas urbanas que el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, que administra el Parque Metropolitano de Santiago (a su vez sostenedor del Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre del Zoológico Nacional), lanzará una Guía Ciudadana para el encuentro con Fauna Nativa.

Se trata de una campaña educativa orientada a enseñar a las personas a convivir con los animales silvestres o que habitan zonas que ahora forman parte de la ciudad. Y también cómo actuar ante algunos.

De hecho, en este momento el Centro de Rehabilitación de Fauna Silvestre tiene 113 animales de 34 especies diferentes, nativas y exóticas, para su tratamiento y reinserción en su hábitat natural (ver tabla).

El ministro de Vivienda y Urbanismo, Felipe Ward, señaló que “debemos aprender a convivir con la fauna nativa. Cada vez es más frecuente encontrar animales silvestres en zonas urbanas debido, principalmente, a la expansión de las ciudades hacia sectores precordilleranos. Por esta razón, queremos que la ciudadanía aprenda, a través de esta Guía Ciudadana, a vivir con ellos sin poner en riesgo su vida ni la de nuestra valiosa fauna”.

En el documento se adjuntarán algunos consejos prácticos. Por ejemplo, no alimentarlos. No entregar primeros auxilios en caso de ver a un animal silvestre herido. Algunos son potencialmente peligrosos. Se debe llamar a Carabineros, municipalidad o al SAG. Y cuidar a las mascotas de la casa. Un puma podría ver en ellas a una atractiva presa. Ante un felino así, “la recomendación es que las personas actúen para parecerle peligrosas: levantar los brazos, aumentar el volumen del cuerpo y gritar, que el puma se sienta amenazado y huya”, se sugiere. Valor.

Tampoco hay que desesperarse. Se detalla que “a veces no es necesario alertar a las autoridades o llevar a un animal a un centro de rehabilitación si no está herido. Por ejemplo, si vemos a un cóndor en una terraza de un edificio en una zona precordillerana, lo más probable es que esté descansando para seguir su vuelo”, se indica.

Para Alejandra Montalba, directora del Zoológico Nacional, “el crecimiento de las ciudades hacia sectores propios de animales y el aumento de la sensibilidad de la población respecto de fauna urbana, hace imprescindible que la población sepa cómo actuar ante el encuentro con fauna nativa”.