El viernes 23 de mayo fue el último día que se vio con vida a Francisco Albornoz Gallegos, químico farmacéutico de 21 años. Vestía un polerón color rojo, pantalón tipo cargo verde y llevaba una mochila negra y audífonos blancos. La cámara de seguridad del ascensor de su edificio, en Santiago Centro, captó el momento en que salió del domicilio, aunque nunca más regresó.

Luego de 10 días de búsqueda, el cuerpo de “Panchito”, como lo llamaban sus cercanos, fue encontrado a 155 km del lugar donde se le perdió la pista, en la Región de O’Higgins.

“Quiero agradecer a toda la gente que difundió esto, a mi familia, a PDI, a los amigos, a nuestras amigas. Efectivamente es él. Siempre tuvimos fe que iba a ser encontrado”, comentó al confirmar la identidad del joven Elizabeth Albornoz, su hermana.

Tras las pistas de “Panchito”

Como se ha podido establecer hasta ahora, Albornoz Gallegos salió de su vivienda, que arrendaba junto a unos amigos, y partió rumbo al sector de Plaza Egaña, en Ñuñoa. De acuerdo con antecedentes recabados en la indagación, se iba a juntar con otros dos sujetos con los que había coordinado por WhatsApp un encuentro sexual.

Durante esa noche solo quedó registro en sus redes sociales de una publicación, donde indicaba que había comido cerdo y que vomitó.

Era una junta “entre amigos”. Sin embargo, algo salió mal. Por causas que aún están siendo investigadas por el Ministerio Público, en coordinación con la Policía de Investigaciones (PDI), Francisco falleció al interior del inmueble en el que se encontraban.

Pero aunque en ese momento las personas con las que se encontraba pudieron llevarlo hasta un recinto asistencial, o alertar a su familia, fuentes del caso afirman que los sujetos eligieron tomar su cuerpo y trasladarse con él hasta el sector del mirador Lo Moscoso, en la Ruta I-400, entre las comunas de Placilla y San Fernando.

Ahí, como se ha podido advertir tras la realización de una serie de diligencias, los restos del joven fueron arrojados al lecho del río Tinguiririca.

Fue en ese lugar, precisamente, donde detectives de la PDI hallaron el cuerpo. Todo esto, luego de que una de las personas con las que había compartido la noche del 23 de mayo, un médico cirujano de nacionalidad ecuatoriana, se acercara ayer martes 3 de junio a relatar lo sucedido a la Fiscalía de Ñuñoa.

El hombre, identificado como Christian Alexander González Morales, de 31 años, llegó acompañado de su abogado, también ecuatoriano, e inmediatamente se le fijó la calidad de imputado. En esa condición declaró por varias horas ante la fiscal Rossana Folli, quedando detenido tras solicitud presentada ante el Octavo Juzgado de Garantía de Garantía.

El sujeto egresó de la Universidad de Guayaquil, Ecuador, el año 2020 y el 7 de agosto de 2023 aprobó el Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicina, medición que se aplica a doctores extranjeros que se quieren desempeñar en territorio nacional.

Pese a que durante la jornada el director de la PDI, Eduardo Cerna, confirmó la detención de otros presuntos implicados, hasta ahora sólo hay un detenido. El segundo involucrado, eso sí, está identificado y en proceso de ubicación.

Los peritajes

En medio de las diligencias desplegadas por los investigadores, se ha realizado la revisión de una serie de cámaras, toma de declaraciones, inspección de construcciones aledañas, pericia de dispositivos móviles, entre otras.

Las pericias respecto del cuerpo, eso sí, podrían tardar varias horas más, dado el estado en el que fue encontrado.

De esta forma, y aunque hipótesis iniciales darían cuenta de que el joven pudo sufrir una sobredosis, se deberán esperar los análisis que desarrollarán especialistas del Servicio Médico Legal durante la jornada de mañana jueves.

Solo con esos resultados en manos, insisten conocedores de las pesquisas, se podrá determinar con claridad las causas del deceso de Francisco.

“Debemos destacar, en relación al proceso investigativo, que se ha realizado trabajo en terreno, labores de inteligencia policial, análisis exhaustivo de cámaras de televigilancia y entrevistas al círculo más cercano de la víctima. Así se logró obtener antecedentes de relevancia con la finalidad de establecer la ubicación del cuerpo de la persona desaparecida”, sostuvo el subprefecto Rodrigo Acuña, subjefe de la Brigada de Ubicación de Personas de la PDI.

Movilh suma peticiones

Pese a que por el momento no se ha confirmado la causa de muerte, desde el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) solicitaron que se indague si pudo haber intervención de terceros en su deceso. Y especialmente si se trataría de un crimen de odio.

“Desde el primer día que nos contactó la familia hemos estado en conversaciones con la Fiscalía para que este fatal desenlace se investigue a fondo, incluyendo la posible existencia de motivaciones o componentes homofóbicos. En concreto, hemos pedido la intervención del Departamento de Género de la Fiscalía, la cual ya es parte del caso”, indicaron por medio de un comunicado.

Asimismo, advirtieron que estuvieron en contacto con la Municipalidad de Ñuñoa para que facilitara con celeridad las cámaras del lugar donde transitó Francisco. “En Chile la homofobia existe. Los casos de personas LGBTIQ+ que desaparecen de manera extraña tras supuestamente juntarse con terceros, desconocidos por el entorno de las víctimas, son recurrentes”, indicaron, al tiempo que exigieron justicia.