El querido museo de Chiguayante que se niega a morir

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Tomás Stom es feliz en su museo y da la pelea por mantenerlo abierto.

La Sala Stom, con 10 mil piezas, recibe casi 7 mil visitas al año, pero su dueño enfrenta una crisis económica.


El Museo Stom, de Chiguayante, en la Región del Biobío, fue inaugurado a fines de 1988 y está a punto de cerrar sus puertas, luego de que su dueño, el "óptico" Tomás Stom Arévalo, hiciera público su problema financiero para mantenerlo. El fin de esta reliquia parece inminente.

"Tomé la decisión cuando me doy cuenta que económicamente estoy reventado y que no puedo seguir vendiendo propiedades, porque después... de qué voy a vivir", cuenta uno de los mayores coleccionistas de la zona y amante de la cultura mapuche.

Su museo, ubicado en una parcela de calle Progreso 156 B, alberga las cerca de 10 mil piezas históricas que ha comprado recorriendo el país. Dentro de la colección hay cerca de 50 tocadiscos, más de mil piezas de platería y objetos mapuche, 200 cámaras fotográficas, instrumentos ópticos, dos rukas mapuche de la cordillera Butalelbún, un molino de agua, loza de Lota y carruajes, entre ellos uno que perteneció al expresidente Pedro Montt.

"La colección de óptica es una de las más grande de América, tengo más de 2 mil objetos de óptica. El carruaje lo compré en Los Andes y me costó $ 2 millones. Tengo una de las urnas funerarias más antiguas, por la que ofrecieron $ 40 millones, pero no acepté", cuenta Stom.

El museo está dividido en siete salas. Incluso, dentro de la parcela hay una casa para investigadores y un quincho para que los colegios realicen actividades.

También hemos donado y prestado cerca 2 mil piezas a museos de Concepción, Cañete, Lota y Temuco. "Hace 10 días llegó una clava, que es una pieza de piedra muy interesante, es premapuche y la compré en $ 200 mil. Debe tener más de 500 años", agrega.

A sus 78 años y con ocho hijos, de cuatro matrimonios, Tomás Stom está evaluando la continuidad de su mayor tesoro, considerando que la mantención del museo de 600 metros cuadrados tiene un costo mensual de $ 3 millones.

"Llegué a tener 10 ópticas y ahora solo tengo tres, he tenido que ir liquidando, los negocios no están buenos, económicamente no estoy bien, he tenido varias propiedades que tuve que vender para mantener el museo, lo que es una locura. También vendí tres casas que tenía en Chiguayante y ya no puedo más. Voy a tener que cerrar el museo".

Actualmente tiene cuatro trabajadores que están a cargo de realizar la limpieza de los espacios y de cada pieza histórica, para recibir a las cerca de 7 mil personas que llegan cada año.

Hace tres años se formó la Fundación Museo Tomás Stom Arévalo, para poder garantizar la permanencia en el tiempo del museo y su patrimonio, pero las condiciones económicas no dan.

Marcos Sánchez, coordinador regional del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, informa que "la municipalidad está estudiando la posibilidad de entregar un subsidio para poder mantener el museo abierto, y nosotros como ministerio también evaluamos un apoyo concreto dentro de este año y el próximo".

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