Los meses del médico Rafael Araos al mando del Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud (Minsal) no han sido fáciles. A pesar de que suele no estar en la primera línea, le ha tocado hacerse cargo de varios temas complejos al interior de la cartera. Y en paralelo a estas labores internas, realizó las gestiones para que ayer se concretara el lanzamiento de la plataforma digital iCOVID, la cual está dedicada a mostrar a diario distintos indicadores para comprender el manejo de la pandemia en Chile. Esto es el resultado de un convenio del Minsal junto con la Universidad de Chile, Universidad Católica y la Universidad de Concepción.

Araos lo describe como un verdadero “hito”, ya que, dice, muestra cómo se puede lograr la colaboración entre el Estado y la academia. Y el resultado lo resume así: “El miércoles pasado, en una reunión con la OMS y la OPS, con representantes de Washington, al mostrar nuestros datos y mostrar lo que estábamos haciendo con las universidades, fuimos aplaudidos como una estrategia que debe ser imitada en otros países”.

En esta entrevista aborda los beneficios de este convenio, las críticas que se han hecho a la transparencia en los datos y también al balance que hace del estado actual de la pandemia en Chile.

¿Cuáles son los datos que no se informan actualmente y que sí se pueden conocer a través de esta plataforma?

Este convenio, en la práctica, permite tomar los datos que tenemos y procesarlos para tener información que antes no estaba disponible. No es que no se haya mostrado. Muchas de las cosas que se pueden ver en la página que está públicamente disponible son estimaciones, es decir, modelos matemáticos que nos permiten entender qué está pasando ahora o qué nos va a pasar en el futuro.

¿Cómo se le explica a la gente, en que incluso algunas personas han sugerido que se podrían estar ocultando datos, que después de cinco meses esto recién se haga público?

Muchas de estas personas están trabajando hoy dentro de este grupo, así que yo creo que son ellos quienes pueden responder acerca de esas especulaciones. Lo que me gustaría decir es que uno lo puede decir al revés. En una pandemia que no ha habido en 100 años, en cinco meses tener la información y la calidad de información que tenemos, yo lo considero extraordinario.

¿Ha sido complejo armar esto?

Es un proceso que depende de muchos factores, desde cuánto se demoran las personas en consultar, cuánto se demoran las personas una vez que consultan en hacerse el examen, cuánto demora un laboratorio en procesar ese examen y en informarlo, y finalmente cómo viaja esa información y llega al ministerio. Por ejemplo, acá, se puso como un indicador de trazabilidad que estaba al 30% y yo creo que es súper importante entender bien qué significa el indicador. Eso significa que un 30% de los casos están informados al ministerio antes de 48 horas desde que la gente se enfermó, o sea, es un tremendo esfuerzo, ya que partimos en un 2%.

¿Ustedes tienen calculado cuánto se demora todo eso?

Hay un indicador de cuántos días pasan entre que alguien se enferma, es decir inicia sus síntomas, y el ministerio de entera. Y eso está entre cinco y siete días. Es un número bastante bueno. Inicialmente era mucho más y actualmente hay entre dos o tres días entre que la gente se enferma y va a consultar, y más o menos son 48 horas las que demoran los laboratorios en promedio en procesar e informar.

¿El objetivo es llegar a menos de 48 horas?

Yo creo que ahí no hay un umbral, pero definitivamente mientras la proporción de gente que llega dentro de las 48 horas sea mayor, el sistema está súper aceitado.

¿Cómo estaban los tiempos en abril, al inicio de la pandemia?

Se puede ver cómo pasamos de dos semanas de rezago a la situación actual. Hay que considerar que los sistemas se van entrenando, entonces inicialmente había menos laboratorios, las muestras viajaban de un lado para otro y eso tomaba mucho tiempo.

¿Cómo ven el estado de la pandemia actual? Algunos expertos comentan que está en estado en expansión.

Estamos en un momento complejo, no es fácil interpretar los indicadores. Si uno mira el nivel global, los números son positivos, ya que hay un descenso claro en la curva de contagios. Pero cuando uno desagrega esto, por ejemplo a nivel regional, vemos que seguimos enfrentando una situación de múltiples olas pandémicas donde no necesariamente la situación de la Región Metropolitana es la misma del norte. En el norte hay más actividad de la ola pandémica y eso definitivamente es algo que nos interesa analizar por separado. Lo que hay que hacer ahora es tomar todo esto que estamos haciendo y seguirlo súper de cerca, porque si efectivamente el aumento es consistente y se ven focos que no eran transitorios, la cosa cambia y habrá que retrasar un paso.

¿Existe alguna zona o región que los preocupe especialmente?

Lo que más nos preocupa en estos momentos es la zona norte.

¿El sistema de trazabilidad es lo suficientemente robusto como para contener a tiempo los nuevos brotes?

Llevamos cerca de un mes con la estrategia de TTA (trazar, testear y aislar) cada vez más coordinada entre la APS, la Seremi y el nivel central. Epivigila está empezando a permear en forma muy importante a nivel comunal. Quedan zonas donde mejorar su acceso, que probablemente van a resolverse muy pronto, sobre todo la interoperatividad con otros sistemas. Como ministerio tenemos todos los esfuerzos puestos en tener una estrategia de TTA que, junto con el hecho de tener buenos datos, nos hace tener la expectativa de que vamos a ser capaces de detectar brotes tempranamente y de alguna manera tomar medidas de control sobre esas zonas que estén con más actividad.