El empresario Carlos Cardoen ha fracasado, por el momento, en todos sus intentos por conseguir su libertad provisional. Así, ha tenido que acostumbrarse al arresto domiciliario que tiene en su contra y pasar día y noche encerrado en su fundo El Boldal en Santa Cruz.

Cardoen enfrenta un juicio de extradición a petición de Estados Unidos (EE.UU) por hechos ocurridos en 1989 que apuntan a una eventual exportación de circonio para fabricar bombas de racimo que eran vendidas a Irak. Pese a que EE.UU. imputa ocho cargos que a su juicio corresponden a delitos asociados al tráfico de armas, los abogados del empresario afirman que se trata de ilícitos "comunes, de mediana gravedad" y que solo tienen relación con infracciones en la exportación de bienes.

La primera negativa vino del supremo Carlos Aránguiz, quien está oficiando como juez de extradición, cuando a fines de mayo rechazó cambiar la medida cautelar de arresto domiciliario por arresto domiciliario nocturno. El segundo revés llegó por parte de la ministra Andrea Muñoz —quien subrogó al juez titular cuando estaba de vacaciones— y el tercer rechazo lo resolvió Aránguiz el viernes de la semana pasada.

Una de las razones del magistrado fue que tanto el Tratado de Extradición como el Código de Procedimiento Penal no permiten modificar la medida de arresto domiciliario total, ya que es la única que se puede asimilar a la prisión preventiva.

Sin embargo, la abogada defensora Joanna Heskia argumenta que esa interpretación es "errónea" ya que a su juicio la norma del código que regula el antiguo sistema penal se encuentra "derogada tácitamente por ser contraria a la Constitución y a lo dispuesto en los Tratados de derechos humanos suscritos por Chile". También, la defensa de Cardoen volvió a criticar a EE.UU. asegurando que el estado requirente, al formalizar la solicitud de extradición, no adjuntó "ninguna prueba que sea evidencia de su culpabilidad".

Pese a la negativa de Aránguiz, Cardoen llevará nuevamente su caso ante la Segunda Sala de la Corte Suprema. Así lo formalizó Heskia quien presentó el viernes de la semana pasada un recurso de apelación en el cual vuelve a argumentar que el arresto domiciliario del empresario, dado los nuevos antecedentes que ellos han aportado a la causa, no se justifica.

La sala penal del máximo tribunal ya le tocó decidir sobre esta materia y en un fallo unánime, el 2 de julio confirmó la resolución de la suprema Andrea Muñoz y mantuvo el arresto de Cardoen.

Cambios en el equipo

Con todo, a casi cinco meses de que se abriera el proceso de extradición, el equipo de abogados de Cardoen tuvo un pequeño ajuste. Su defensa era liderada por la penalista Joanna Heskia en conjunto con los abogados Juan Pablo Olmedo y Alejandro Espinoza.

Pero el jueves de la semana pasada, Olmedo presentó su renuncia a la defensa de Cardoen argumentando "motivos laborales y con el objeto de precaver eventuales conflictos". Según fuentes de la causa, Olmedo comenzó a trabajar como asesor en materias de transparencia en un ministerio de La Moneda y por lo tanto optó por alejarse del juicio de extradición de Cardoen.