En Chile, según lo informado por el Ministerio de Salud, el primer caso sospechoso de reinfección se detectó el 28 de julio de 2020, casi cinco meses después de la llegada del virus al país. Desde ese día, se han reportado 3.449 casos sospechosos de reinfección.
Y aunque estos casos suben diariamente, a la par con las nuevas infecciones, durante las últimas semanas el crecimiento ha sido exponencial. Según los análisis elaborados por la plataforma Siguecovid, a partir de los datos del Ministerio de Ciencia, hasta el martes pasado el porcentaje de casos con sospecha de reinfección representaba el 0,5% de los casos totales de la semana. Pero durante la última jornada, ese número aumentó a 1,65%, es decir, en siete días la proporción se triplicó (ver gráfica).
¿Qué se entiende por caso sospechoso de reinfección? De acuerdo a la definición que entrega el Ministerio de Salud, un caso sospechoso de reinfección por Sars-CoV-2 es aquella persona que tuvo un primer episodio sintomático o asintomático confirmado y notificado de Covid-19, y 60 días después, al menos, vuelve a presentar la definición de caso confirmado.
Así, de acuerdo a los datos analizados por Siguecovid, en enero se han confirmado 1.208 casos de reinfecciones, mientras que en diciembre fueron solo 160.
Ximena Aguilera, directora del Centro de Epidemiología y Políticas de Salud de la UDD, explica que este incremento se debe a la llegada de la nueva variante ómicron, que demostró ser altamente contagiosa, y que está presente en el escenario nacional desde finales de noviembre.
“Una de las características de esta nueva cepa es que evade la respuesta inmune y reinfecta a las personas. Y esta sería la razón por la que todos los casos aumentan. Es decir, puede contagiar tanto a personas vacunadas como a las que ya enfermaron de Covid-19″, sostiene Aguilera.
Miguel O’Ryan, infectólogo de la Universidad de Chile, coincide en que la razón de este aumento es la nueva variante que, sin embargo, no provocaría cuadros clínicos graves: “Esto es habitual con los virus respiratorios en general. Las personas se reinfectan con diferentes cepas de un mismo virus. La primera infección deja un cierto grado de inmunidad, por ende, protege de la reinfección, al mismo tiempo, ómicron es una variante que ha demostrado ser menos severa, por lo que se produce una combinación”.
El académico también advierte que “la idea es que logremos un cierto control de la pandemia, pero es de esperar que tengamos un incremento en los casos, como ha ocurrido en todo el mundo”. Y mientras los contagios van al alza -en la última jornada se reportaron 7.533-, los cambios anunciados en la estrategia de la trazabilidad preocupan a los expertos.
“Hágalo usted mismo”: las críticas al nuevo enfoque de la trazabilidad
Este jueves se emitirá la resolución que establece que la trazabilidad, que hasta ahora realiza la Seremi de Salud, quedará acotada a brotes muy específicos. Así, los casos confirmados, de manera voluntaria, deberán comunicar a sus cercanos su condición de “caso en alerta de Covid-19″, nuevo concepto donde se solicita -y no es mandatorio- que las personas se aíslen ante la posibilidad de estar contagiadas y se testeen en la misma semana. Bajo esta definición, estos contactos ya no tendrán licencia médica preventiva.
Entre los expertos existe preocupación sobre este nuevo enfoque de la estrategia, basado principalmente en el autorreporte. La infectóloga de Clínica Santa María Claudia Cortés sostuvo que “depositar la responsabilidad de la trazabilidad en el enfermo, que puede tener malestares, y no necesariamente estar ubicando a sus contactos, no parece la mejor forma”.
Otro punto que preocupa es que ahora la licencia médica de aislamiento solo estará disponible para quienes sean confirmados como caso positivo, mientras para quienes estén en “alerta Covid” se sugiere privilegiar acciones como el teletrabajo. Pero no es mandatorio. En ese sentido, Cortés estima que es necesario un pronunciamiento de la autoridad, a través del Ministerio del Trabajo, que establezca las condiciones para optar al trabajo a distancia cuando se requiera.
Felipe Elorrieta, académico y parte del Grupo Epidemiológico Matemático de la U. de Santiago, comenta que “esta medida no va en la dirección correcta”. Apunta a que las modificaciones echan por tierra la trazabilidad montada hasta ahora. “La detección de contactos ya no va a ser una prioridad, o dentro de las obligaciones de la autoridad sanitaria, las personas tendrán que reportar de manera autónoma a sus contactos”.
Así, explica que “estamos en presencia de una variante muy contagiosa, la cantidad de personas asintomáticas circulando es muy alta y no tenemos ya la obligación de enviar a esas personas a cuarentena. El impacto que puede tener eso es que el peak que se ha visto, que baja de manera rápida (en otros países), puede que acá no sea a tal velocidad y que vayamos a tener por más tiempo la circulación del virus, pues al no tener que hacer cuarentena obligatoria, los casos pueden seguir circulando, infectando a más personas”.
Más optimista es el decano de la Facultad de Medicina de la U. San Sebastián e infectólogo de la Clínica U. de los Andes, Carlos Pérez. Apunta a la experiencia internacional, donde los criterios de caso se han flexibilizado, pues ómicron ha generado tantos contagios y contactos estrechos, que gran parte de la población ha debido aislarse, resultando en problemas en el funcionamiento -por ejemplo- de servicios básicos u hospitalarios.
“A más de dos años de iniciada la pandemia, hemos aprendido bastante: la situación ha ido cambiando en torno al virus, sabemos que es altamente transmisible, pero que produce cuadros menos graves. Vamos a tener un gran número de infectados y casos activos que pueden seguir aumentando, y si en este momento aplicamos las mismas definiciones de caso que hay hasta ahora, las medidas se hacen impracticables desde el punto de vista de la operación normal del país”, detalla.
La clave, dice, es promover el testeo preventivo. “Salud se ha comprometido a dotar de una mayor oferta de exámenes diagnóstico”, concluye Pérez.