Un basurero y escenario de brutales crímenes, uno de los cuales ocurrió en septiembre pasado, cuando un hombre fue quemado con combustible. Ese es el pasado que el parque Las Palmeras, en Renca, busca dejar atrás con una remodelación que, al mismo tiempo, sirve de "banco de pruebas" para la colaboración público-privada en la recuperación de espacios públicos urbanos.
El terreno tiene alrededor de 17 hectáreas -superficie similar a la del Parque Forestal-. Pese a que sus canchas de fútbol han mantenido actividad, el resto de la superficie permaneció en abandono. "Era literalmente un vertedero", reconoce el alcalde de Renca, Claudio Castro.
En el último tiempo, además de la limpieza de basura se emplazó un punto limpio para reciclaje, con un costo de $ 185 millones, entre otras mejoras. Hacia el futuro, indica el jefe comunal, "el parque va a tener un carácter prioritariamente deportivo", con puntos de calistenia y un skate park, entre otros avances (ver infografía).
Castro anunció que durante la primera quincena de junio postularán ante el gobierno regional "un proyecto para la instalación de un cierre perimetral completo para todo el parque". En el municipio calculan que esta instalación tendría un costo estimado de $ 700 millones.
La clave de la remodelación es un plan maestro en el que interviene la Fundación Mi Parque. En el diseño, resalta Carlos Aubert, su director ejecutivo, se incorpora "la visión de todas las comunidades y organizaciones vinculadas a ese espacio". Cuatro empresas -AZA, Sodimac, Acma y Prodalam- contribuyen a financiar con $ 30 millones el diseño de dicho plan y una arborización. "El parque Las Palmeras es un ejemplo clásico, porque se concertó a un grupo de empresas vecinas de la comuna y porque se está apoyando el desarrollo de un plan de trabajo ordenado y consensuado con la comunidad", destaca Hermann Von Mühlenbrock, gerente general de Aceros AZA. "Más que posible, es necesario replicar este modelo en todas partes", asevera.
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