La noche del 13 de febrero pasado, los vecinos de la calle Laguna del Inca, en Pudahuel Sur, creyeron estar ante una nueva riña entre jóvenes. Los gritos e insultos fueron oídos por todos. Dicen que a simple vista no se trataba de algo que estuviera fuera de lo normal para un sector complejo, complicado por la delincuencia. Solo una vez que culminó la agresión algunos residentes reconocerían que la víctima era Carolina Torres (23), quien paseaba por el lugar junto a su polola, luego de asistir al Estadio Nacional, a ver a Universidad de Chile.
De los agresores esa noche, nada. Solo los días siguientes se esbozarían sus posibles identidades. Ello, pese a los rumores que se esparcían en los numerosos locales comerciales que hay en el sector. Con el paso de las horas, tanto el relato de familiares y testigos asegurarían que se trataba de los hermanos Miguel Ángel y Reynaldo Cortez Arancibia, de 24 y 30, años, respectivamente. Hoy son buscados por la PDI, imputados por el presunto homicidio frustrado de la joven, luego de una orden de detención dictada por el 1° Juzgado de Garantía de Santiago.
La familia Cortez vive en los departamentos ubicados a metros del lugar de la agresión, en Laguna del Inca y Los Mares. Justo en esa esquina se reúne el grupo del que forman parte Miguel Ángel y Reynaldo. Ambos poseen antecedentes penales por robo por sorpresa y robo con intimidación. "Son conocidos por acá como agresivos", señalaron residentes del sector.
El consumo problemático de drogas es un tema que persigue a los hermanos Cortez. Un tercer pariente vive en la calle, en los mismos pasadizos que separan a las viviendas sociales que habita el resto de la familia. "Él no es tan conflictivo, aunque es adicto a las drogas, como la pasta base", agregan, con resguardo, vecinos del lugar, quienes siempre se limitan al entregar información ante el temor a represalias.
La vida de Miguel Ángel y Reynaldo también está marcada por la deserción escolar. Ninguno completó sus estudios. Incluso, en el caso del mayor, terminó octavo básico a los 21 años. De allí en adelante, nunca pudo culminar la enseñanza media, en los cinco intentos que realizó hasta 2017, en un colegio de adultos de Colina.
Carolina continúa grave
En paralelo a la búsqueda de los responsables, la recuperación de Carolina sigue siendo compleja. Ella continúa internada en la ex Posta Central. En un nuevo parte médico entregado este lunes, se señaló que la joven permanece grave, aunque estable y fuera de riesgo vital.
Sin embargo, desde el recinto asistencial informaron a la familia que aún no es posible determinar las consecuencias de la fractura craneal que sufrió, a causa del golpe con un palo y las patadas que, según la denuncia de la familia, habría recibido.
"Las heridas son bastante complejas, tiene un coágulo que hace difícil establecer su estado. Los médicos no se atreven a dar una fecha para bajar los sedantes y entregar un diagnóstico específico. Eso sí, empezó a hablar con su mamá. Está enojada y confundida, no sabe por qué le pasó esto", dijo Isabel Amor, vocera de Fundación Iguales y de la familia de Carolina.
La intendenta Metropolitana, Karla Rubilar, enfatizó la necesidad de hacer justicia contra los agresores. "Esperamos que los responsables tengan la condena que corresponde a un hecho tan deleznable. Por esta razón, nos hemos querellado, porque esperamos que sean detenidos a la brevedad y que reciban las más altas sanciones que nos permita el código penal", indicó.
Hasta ahora no se ha logrado la captura de los sospechosos de la golpiza, pese a la búsqueda de la policía.