Debido a la baja adhesión a la campaña de refuerzo de la vacunación contra el Covid-19, especialmente para la cuarta dosis, las autoridades sanitarias decidieron implementar medidas para incentivar la inoculación. Así, el pasado 1 de junio entró en vigencia el bloqueo de los pases de movilidad de las personas que, cumpliendo ya seis meses o más desde la primera dosis de refuerzo contra el virus, no se hayan inoculado con la siguiente.
Según cifras del Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS) del Ministerio de Salud, actualmente hay 1.575.714 personas que están atrasadas con su tercera dosis y 2.030.518 personas con la cuarta. Es decir, hay más de tres millones de personas rezagadas y con el Pase de Movilidad bloqueado.
Durante la reunión del 1 de julio de la Comisión Nacional de Respuesta Pandémica (CNRP), los integrantes debatieron si era necesario un nuevo refuerzo contra el coronavirus. Sin embargo, el consejo consideró que aún no hay antecedentes suficientes para recomendar la implementación de una nueva dosis.
En esa misma instancia, Sara Correa, asesora del gabinete de la Subsecretaría de Salud Pública, presentó el diseño y resultados preliminares de un estudio cualitativo sobre reticencia vacunal realizado por el ministerio. El objetivo de la investigación es conocer por qué las personas rezagadas no asisten a la campaña de inmunización contra el Covid-19, a través de un estudio transversal a lo largo del país.
Los resultados preliminares expuestos en la reunión indican que existe desconfianza en el proceso de vacunación, temor por los efectos secundarios de las vacunas, fatiga vacunal y evaluación negativa de la estrategia, por considerar que contraviene las libertades individuales. Eso sí, las autoridades recalcaron que los resultados finales se presentarán una vez que culmine el desarrollo del estudio.
La mirada de los expertos
Carlos Pérez, decano de la Facultad de Medicina y Ciencia de la Universidad San Sebastián, infectólogo de la Clínica Universidad de los Andes y asesor del Minsal en la mesa técnica de vacunas, asegura que las personas que desconfían de las vacunas no tienen razones para hacerlo, pues han demostrado ser seguras.
“Las vacunas que utilizamos en la actualidad ya han sido probadas en millones de personas en Chile y en el resto del mundo, y han confirmado ser muy seguras y efectivas. Especialmente para prevenir que los infectados se agraven y la muerte. De ahí la importancia de que las personas sigan vacunándose”, señala Pérez.
De hecho, los estudios también demuestran que las vacunas son seguras. Desde que inició la campaña -24 de diciembre de 2021-, el Instituto de Salud Pública (ISP) ha monitoreado el proceso a través de las notificaciones de Eventos Supuestamente Atribuibles a la Vacunación e Inmunización (Esavi). Y en su último informe abarca todos los datos recogidos desde diciembre de 2020 hasta febrero de este año: en ese período se recibieron 15.004 notificaciones Esavi: es decir, el 0,04% de las dosis administradas en el período (41.682.302 vacunas) generó algún tipo de alerta.
Frente a la fatiga vacunal, Mabel Aylwin, infectóloga de la Clínica Universidad de los Andes, explica que “estamos viendo efectos adversos de forma más frecuente, en su mayoría leve, dado el mayor efecto inmunológico de las vacunas, y eso también hace que la gente se canse y empiece a dudar. Por eso, a mí me parece que es momento de seleccionar la población más susceptible para refuerzos más frecuentes”.
Asimismo, la especialista recalca la importancia de los refuerzos, pues la pérdida de inmunidad ya es un hecho. Además, las cifras de la cartera sanitaria demuestran que las vacunas marcan una diferencia notoria, pues la tasa de mortalidad disminuye. Según el último informe epidemiológico del Minsal, la incidencia de fallecidos sobre 100 mil vacunados es de 0,2 en el grupo con la primera vacuna de refuerzo, mientras que con las dos dosis basales sube 0,5 y en el caso de los no vacunados aumenta a 0,8.
Frente a las razones que tienen los rezagados para no vacunarse, Denisse Brito, académica en Salud Pública de la Universidad Diego Portales, explica que hace falta educación y claridad para así incentivar el proceso de vacunación:
“Durante todo el proceso de pandemia ha faltado educación y recursos en la atención primaria para que las mismas enfermeras eduquen a las personas. También falta claridad, material e información clara para que todos entendamos cuándo nos toca vacunarnos y no enterarnos cuando se bloquea el Pase de Movilidad”, sostiene.