El vocero del Movilh, Rolando Jiménez, ahondó en el bajo uso de condones en la población homosexual y el riesgo que esto implica para el contagio de VIH. Advierte que se deben mejorar las campañas preventivas y reforzar la educación sexual desde kínder.
¿Qué es lo más preocupante que revela en sondeo?
La disonancia entre saber que tengo que usar condón y no usarlo. Cerca de un 40% lo usa en forma intermitente y al menos un 30% de manera esporádica, y no por un tema de acceso, porque otra pregunta demuestra que están en supermercados, farmacias, botillerías y el precio tampoco es una limitante.
¿Cómo se explica ese comportamiento?
La generación actual, que tiene prácticas sexuales de riesgo, asume que el VIH no le va generar complicaciones graves de salud, que no te vas a morir y que el Estado te provee de los medicamentos de manera gratuita. Eso ha hecho que la percepción de riesgo baje y que el uso del condón sea intermitente.
¿Qué se debe hacer?
Nos parece positiva la medida del gobierno de pesquisar a quienes son VIH positivo y no lo saben; también acercar los tests rápidos a la población que tiene prácticas sexuales de riesgo. Además, la educación sexual integral desde kínder es fundamental, sin vetos, sin tabúes, sin ocultar información. La encuesta lo señala: la ausencia de los padres en la educación sexual hace irreemplazable el rol del colegio, porque la familia chilena, en general, no está preparada para abordar estos temas de motu proprio y los jóvenes no confían en llevar allí estas discusiones.
¿Por qué la encuesta se acota a hombres?
La prevalencia del VIH en la población lesbiana es bajísima. Hay otras enfermedades de transmisión sexual que tienen prevalencia en este grupo, por esto valoramos la iniciativa de Salud de incorporar el condón femenino este año, aunque hay que masificar su distribución.
El 78,8% de los encuestados cree que las campañas de VIH no son efectivas...
Por un par de meses no funcionan. Hemos conversado con el gobierno la necesidad de hacer un tren de campañas: el Minsal, al siguiente mes puede el Sernam con foco en su público, luego el Instituto de la Juventud. Si las coordinamos y amarramos a objetivos sanitarios, podemos tener todo el año el tema cubierto, generando discusión política y pública, y que está presente en la cotidianeidad y en las casas.