Cada vez que una persona es sospechosa o da positivo para Covid-19, se inicia una investigación para identificar a sus contactos estrechos -personas que pudieran estar contagiadas- advertirles de la situación de riesgo y aislarlos, a objeto de contener un brote.
El proceso depende de los datos que entrega cada paciente: si éste informa verazmente la totalidad de personas con las que se rodeó en los últimos días y da facilidades para ubicarlos, la pesquisa tendrá mayor posibilidad de evitar la dispersión del virus.
Pero, en la práctica, no ocurre siempre así. Durante la tercera semana de noviembre, de acuerdo al último informe de Testeo y Trazabilidad del Ministerio de Salud, en la Región de Arica la proporción de contactos estrechos que se identificaron por cada caso infectado fue de 16,6 personas, pero en Los Ríos fue de apenas 1,8.
“El problema es que se pueden estar escapando contactos eventualmente contagiantes, sobre todo quienes hacen cursos subclínicos o leves de la enfermedad”, dice el epidemiólogo de la U. de Chile Gabriel Cavada.
Por eso, desde el Minsal están impulsando cambios a la estrategia, que resulta clave para contener la pandemia, especialmente ante la amenaza de una segunda ola.
Uno de estos apunta a reforzar la pesquisa epidemiológica e independizarla de la data que aportan los paciente. La subsecretaria de Salud, Paula Daza, explica que los trazadores realizarán, además del control de las familias y personas más cercanas a cada infectado, una búsqueda en los entornos laborales. “Las personas no siempre identifican a todos los contactos, entonces tenemos que ser más activos y hacer cruces de información y una investigación mucho más acabada, incorporando la actividad laboral, esto es, ir a los lugares de trabajo, ver quiénes están ahí y buscar si la persona tuvo un evento social, por ejemplo”, dijo Daza.
El alcalde de Arica, donde la trazabilidad ha logrado buenos resultados, Gerardo Espíndola, relata que “la gente teme dar la información, porque temen mostrar cierto grado de irresponsabilidad o porque estuvieron en una fiesta o con la familia”. En su caso, dice que ha funcionado sensibilizar a la población: “Hay que generar la confianza para que digan la verdad de con cuántas personas ha estado. Eso es la capacidad del equipo de persuadir al contagiado y el valor agregado es que la mayoría de quienes contactan son funcionarios de salud”.
En la comuna de Independencia se trazan solo 1,7 contactos por cada contagio. Su alcalde, Gonzalo Durán, explica que “hemos constatado que muchas veces las personas por temor no declaran a todos los contactos estrechos en su domicilio para no inhabilitar a parte del grupo familiar y que puedan salir a trabajar”. Ante esto, detalla que se han incorporado visitas domiciliarias para constatar las condiciones de habitabilidad y evaluar el cumplimiento de las cuarentenas.
En paralelo, en los próximos días se dará curso a una campaña para mejorar la consulta temprana, es decir, la proporción de personas con sintomatología atribuible al coronavirus que consulta antes de 48 horas y que hoy llega al 50%. Asimismo, se ampliará a todo el país la estrategia de búsqueda activa de casos a partir de mapas de calor con criterios de movilidad, que hoy está vigente en ocho regiones y que permite dirigir más eficientemente la pesquisa.
“Los mapas muestran dónde están los contagios, sus barrios, donde viven, pero la gente no está estática, se mueve, y eso nos está permitiendo ir a buscarlas”, dijo Daza.
Juan Carlos Said, internista del Hospital Sótero del Río, afirma que el plan se ha dificultado “porque nunca hemos bajado los contagios: a menos casos, mejor se puede hacer la trazabilidad. Cuando son miles, son miles, también, los contactos que hay que seguir, por lo bajo cinco a siete personas, y en los países donde esto funciona, lo han hecho de la forma más activa posible”.