El primer caso de Covid-19 llegó a Chile el 3 de marzo de 2020. Luego, el 17 de mayo de ese mismo año -45 días después- se decretó el uso obligatorio de la mascarilla en espacios públicos, tanto abiertos como cerrados, para evitar el contagio. Desde entonces, los chilenos han estado obligados a usarla -salvo en algunas circunstancias- y, de hecho, no hacerlo o realizarlo de forma incorrecta puede derivar en una multa de hasta cinco UTM, es decir, casi $ 300 mil.
Ayer, después de dos años y seis meses, las autoridades sanitarias terminaron con su obligatoriedad, medida que entrará en vigor el 1 de octubre. Eso sí, ya habían flexibilizado su uso, pues en abril la cartera supeditó su uso al plan Paso a Paso. Según la normativa, en la fase de alto impacto sanitario el uso de la mascarilla es obligatorio en todo momento, tanto en espacios abiertos como cerrados. Sin embargo, la situación cambia en las otras dos etapas del plan: en medio impacto sanitario y bajo impacto sanitario, la estrategia sanitaria exige el uso de mascarilla en todo momento en espacios cerrados, mientras que al aire libre, donde se puede mantener una distancia de al menos un metro entre las personas, está autorizado no usar la protección.
En nueve días más, el uso del tapaboca solo será obligatorio en centros de salud. De acuerdo a los expertos, terminar con la obligatoriedad de la mascarilla es un muy buen avance.
Carlos Pérez, decano de la Facultad de Medicina y Ciencia de la Universidad San Sebastián e infectólogo de la Clínica Universidad de los Andes, afirma que “a mí me parece razonable flexibilizar algunas de las medidas que se han utilizado para controlar la pandemia de Covid-19, entre ellas el uso de mascarillas. Sí me parece que es indispensable que se sigan utilizando en los centros de salud y creo que es altamente recomendable que también se utilicen en espacios cerrados, donde la distancia entre personas es menor a un metro y la ventilación no es adecuada, como en el transporte”.
El decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la U. Autónoma, Luis Castillo, coincide en que “todos los anuncios son satisfactorios, pues van en el sentido correcto del manejo sanitario y epidemiológico de la pandemia”. No obstante, el médico no comparte la posibilidad de volver a utilizar el cubreboca de la forma en que se usó durante los dos últimos años: “El uso de la mascarilla se justifica en aquellas personas que tienen un cuadro respiratorio agudo en evolución o en aquellos lugares donde hay una aglomeración de personas inevitable. Es poco probable que haya que volver a un uso masivo con el nivel de vacunación que hay”.
Por otro lado, Mabel Aylwin, infectóloga de Clínica Universidad de los Andes, destaca el rol clave que tuvo la inoculación para liberar las medidas: “En Chile tenemos una de las tasas de vacunación más altas a nivel mundial. Ahora, esto no significa que haya que despreocuparse de la inmunización, por el contrario, hay que remarcar el impacto favorable que ha tenido en la tasa de hospitalización”.
Mineduc actualiza protocolo
Desde el Ministerio de Educación aclararon que desde el 1 de octubre el uso de mascarilla en los establecimientos ya no será obligatorio y habrá cambios en la definición y acciones ante alerta de brotes, pero se mantendrán las medidas de prevención, como el lavado de manos y la ventilación, y el aislamiento de casos sospechosos y confirmados.
Junto con ello, se explica que, debido a que se ha alcanzado más del 80% de cobertura de vacunación en los estudiantes a nivel nacional, se elimina la restricción de aforos en todos los espacios de los establecimientos educacionales, propiciando el distanciamiento en las actividades cotidianas cuando esto sea posible.
El nuevo protocolo ha sido celebrado por varios, pues hace semanas que distintas autoridades y sociedad civil le exigían al gobierno eliminar las restricciones sanitarias en las aulas.
Ana Luz Durán, decana de la Facultad de Educación de la Universidad San Sebastián, celebra el fin de las mascarillas en los colegios: “Esta es una buena noticia, es necesario avanzar en ese tipo de medidas por dos razones: académica y otra de convivencia social. Desde el punto de vista académico es necesario cerrar las brechas educativas que hay en el sistema educativo escolar”.
La decana añade que “también tenemos que volver a recuperar las emociones que escondimos detrás de la mascarilla, es decir, la comunicación no verbal, la alegría, el miedo, el enojo, el amor, que quedaron rezagados y escondidos detrás de las mascarillas, es el momento de recuperarlos. Y con eso recuperar plenamente la interacción social”.