El médico intensivista Sebastián Ugarte es jefe de la Unidad de Paciente Crítico de Clínica Indisa. En 27 años de trayectoria es autor de varios libros y el primer chileno en integrar la federación mundial de su especialidad. Las pandemias no le son ajenas: cuenta que en 2009, para la crisis de la AH1N1, asesoró al gobierno en el manejo de los pacientes críticos y la gestión de los cupos de hospitalización.
Pero Ugarte cuenta que este brote es distinto. Y mucho más comoplejo. Por eso, dice, no es viable, volver a clases, ni relajar las medidas de restricción social. Especialmente con el invierno a pocas semanas, que traería lo más álgido de la crisis sanitaria.
¿Ve similitudes entre esta pandemia y la de 2009?
En la pandemia anterior, uno esperaba en los hospitales a que llegaran los casos trataba de estabilizarlos. Pero ahora no se puede, hay que parar esto afuera, porque la velocidad de propagación es mayor, puede incrementarse de manera exponencial y por mucho que uno genere camas críticas, si no se toman medidas de restricción social y de desplazamiento, es posible llegar a un punto en que sea imposible dar atención a todos los pacientes.
¿Cuál es la situación de Clínica Indisa?
Hemos tenido bastante movimiento. El primer ingreso ocurrió el 11 de marzo. Luego teníamos un ingreso día por medio, que después subió a un paciente diario. Ahora estamos con un promedio de 4,3 ingresos por día. Y eso es harto. En los últimos dos días la demanda ha aumentado mucho. Partimos esta pandemia con 80 camas críticas y ahora tenemos 106 habilitadas. Y, en este momento, tenemos a 98 pacientes internados.
¿Le preocupa que solo queden ocho camas disponibles?
Estamos preparados. Si se requiere, podemos aumentar a 120 y 150 las camas. En enero, cuando vimos lo que estaba pasando en China, hicimos los planes de crecimiento, están por escrito, incluso con el personal que irá a cada área. Aún tenemos espalda para crecer, no para satisfacer la demanda específica de esta clínica, sino en un mecanismo de solidaridad entre las instituciones de salud.
¿Cómo ha evolucionado la pandemia en Chile?
Al principio tuvimos un rápido incremento en los casos, porque era gente que se contagió en el extranjero, terminó sus vacaciones e ingresó al país, simultáneamente. Una situación atípica. Después se suspendieron las clases, se cerraron cines, restaurantes, discotecas y se aplicaron las cuarentenas, por lo que bruscamente cayó la tasa de contagio. Así, comenzamos una pendiente que bajó y alcanzó un incremento del 3% diario de los casos. Eso fue espectacular. Chile, de estar peor que Italia y España en los primeros 100 casos, pasó a un comportamiento como el de Corea o Alemania.
Pero ahora el panorama no es ese...
La calma que vino tras el brusco aumento inicial, no es la realidad. Hubo una sensación de estabilidad, de que se iba a empezar a lograr. Se instaló la sensación de que teníamos bajo control la pandemia y ahora, está golpeando duro.
¿Por qué?
Igual que en 2009, el coronavirus empezó por el sur. En Punta Aernas fue muy duro, La Araucanía tuvo un brote importante. Pero el impacto de un brote en Chillán Viejo no es el mismo que en Puente Alto. Son otras condiciones y otra densidad poblacional. Entonces, todo esto iba muy equilibrado hasta que llega a la densamente poblada Región Metropolitana. Y no es lo mismo un brote en La Dehesa y Vitacura que en Cerrillos y Santiago Centro, que son comunas enteras que usan el transporte público, comparten mas personas un baño, viven más juntas, en espacios más pequeños.
¿Como cree que vienen los próximos días?
La velocidad de incremento se duplicó. Pasamos de un 3% diario a un 6%. Pero todo va a depender de las medidas que empiezan a regir ahora. En los próximos días esperamos que se mantenga el incremento de entre 1.300 y 1.500 casos diarios, que no se dispare y eso ya sería un éxito, porque sin estas medidas, veríamos 3 mil casos diarios, fácilmente.
Vienen días difíciles...
Para los hospitales la situación va a ser más demandante que ahora. No cabe duda. Vamos a tener más ingrsos, más pacientes graves y eso va a seguir aumentando en los próximos 10 días. Creo que este mes de mayo va a ser complejo en los hospitales y vamos estar cerca del colapso, pero creo que junio y julio van a ser aun peor. Por eso, esperemos que todos hagamos nuestro mejor esfuerzo para soportar esta ola.
Y si se prevé que en el invierno la situación sea más compleja, ¿ve posible retomar las clases?
Yo no estoy a cargo de la educación y como médico tengo un sesgo, porque me preocupa principalmente la salud. Dicho eso, creo que no es el momento de reiniciar las clases. Creo que hay que retomar el aprendizaje a distancia y considerar que el primer semestre, en términos de actividad presencial, está perdido. Si no lo asumimos ahora, lo haremos después, pero de la peor manera. Querámoslo o no, la realidad se va a imponer por encima de nuestros deseos y con fuerza, porque no podemos manipuilar el virus como nosotros quisieramos. El segundo semestre se podría retomar tardíamente y extenderlo hacia el verano.
Es clave mantener el distanciamiento social...
Es necesario que por favor la gente entienda que el coronavirus no es una enfermedad sólo de los ancianos. Puede golpear a cualquiera. Si alguein se enferma, después tenemos cuatro o cinco enfermos en la UCI, la madre, el padre, el hermano y los adultos mayores. Posiblemente se van a morir más ancianos, pero van a terminar en la UCI gente de todas las edades. Los jóvenes también se enferman y están al borde de la muerte. Y algunos mueren también.