"Buenos días, mi nombre es Raúl Escobar Poblete, soy chileno y un luchador social contra la dictadura en Chile".

Así se presentó este martes el exfrentista procesado como uno de los autores materiales del crimen del senador y fundador de la UDI Jaime Guzmán en el juicio que se lleva en su contra en Guanajuato, México, por el secuestro de una mujer francoestadounidense en San Miguel de Allende.

La intervención, que se dio en la fase final de su juicio oral y que fue relatada por el portal mexicano News San Miguel, mostró a Escobar Poblete intentando transmitir su versión de que él no estuvo involucrado en el caso del que se le acusa.

"En mi estancia en México utilicé el nombre de Ramón Guerra Valencia por seguridad, por ser un perseguido social del gobierno de mi país", señaló ante el tribunal, agregando que "ante ustedes digo que nunca hice mal uso del nombre de 'Ramón'. Nunca estuve involucrado en estafas ni en problemas con la justicia. Nadie ha dicho que tenga malas conductas. No fue para mentir sino para resguardar mi identidad, una que surgió cuando me detuvieron el 30 de mayo del 2017 en San Miguel de Allende".

Aunque en noviembre pasado el gobierno mexicano había autorizado la extradición temporal de Escobar Poblete, el exfrentista interpuso un recurso judicial para que la decisión no fuera cursada, y además la gobernación de Guanajuato busca que primero enfrente a la justicia mexicana por el delito del que se le acusa, y cuyas penas actualmente oscilan entre 40 y 80 años de prisión.

"Todo es un montaje"

Su exposición, que duró una hora, se centró en reconstruir el día en que fue detenido, acusando haber sido víctima de malos tratos, vejámenes y presiones. "Yo fui el secuestrado y víctima de desaparición forzada. Me dejaron en el limbo. Me incomunicaron y segregaron por meses y sin derecho a ir a audiencias", manifestó el "comandante Emilio". "Tengo 55 años y ver cómo juegan de esa manera para buscar culpables es absurdo", añadió.

Según su relato, su detención se produjo tras ir a dejar a su hija al colegio. "Un autobús se cruzó, hice el alto total y una patrulla accionó un ruido y me hice a la orilla. Me bajé de la unidad y ahí empezó todo", indicó. "Fueron policías municipales los que me esposaron y me metieron a un cuarto. Me tuvieron ahí horas y llegaron unos hombres vestidos de civil para interrogarme. Nadie me dejaba llamar ni comunicarme con mi esposa o mi abogado".

Escobar Poblete continuó relatando que al día siguiente "llegaron como 6 o 7 agentes ministeriales que me pusieron un paño en la cara y me lo quitaron cuando llegamos a la Estación del Ferrocarril. Ahí me golpearon, me pusieron electricidad en la cabeza, me patearon los testículos y me golpeaban con sus armas".

"Me amenazaban con golpear y violentar a mi familia si no confesaba lo que ellos querían. Ahí les dije que era chileno, que necesitaba la ayuda consular. Los golpes me dejaron daños en los tendones y dos años después tengo aún las marcas de las esposas", aseguró, señalando que estuvo 10 meses incomunicado en una celda donde había luz encendida las 24 horas.

"Todo es un montaje. No voy a venir aquí a decir que soy una 'paloma blanca', pero todo lo están basando en una vida que dejé enterrada 30 años atrás y que surgió con mi detención", planteó Escobar Poblete. "Con mi historia no puedo presentarme como una persona sin mancha, pero en México, Ramón Guerra Valencia nunca hizo el mal", cerró.