“¿Me estai...?”, El Presidente Gabriel Boric no pudo ocultar su molestia cuando el martes 5 de septiembre en las afueras de La Moneda -y frente a las cámaras- el edecán de la Fuerza Aérea de Chile (FACH), Jaime Muena San Martín, le informó que su viaje a Beijing, China, el próximo 12 de octubre, se vería modificado tanto en capacidad como en tiempo de vuelo dado que Boeing 767 que la FACH pone a disposición del Presidente esta vez no estaría disponible, lo que obligará al Mandatario a trasladarse en el Boeing 737- 500 que tiene menor tamaño y autonomía de vuelo.
El cambio que molestó al mandatario tendrá efectos prácticos: el viaje a China tendrá seis escalas, demorará 32 horas y habrá un máximo de 35 personas a bordo, lo que imposibilita que se integren delegaciones empresariales o parlamentarias amplias. De hecho, el gobierno ya definió que una comitiva de gran tamaño acompañe al mandatario en este viaje que considera -entre otros- al expresidente Eduardo Frei. El punto es quo no podrán ir con él.
Dado los inconvenientes, en el Ejecutivo confirman que en esta ocasión todos los invitados deberán viajar en vuelos comerciales. Frei se va el 14 de octubre y en el gobierno apuestan a que varios de los “invitados” lleguen por su cuenta para asistir el Chile Week China 2023, toda vez que al avión presidencial solo pueden incluir a 15 invitados.
¿Por qué el Presidente no podrá usar esta vez el Boeing 767 que tiene capacidad para 176 pasajeros y 14 horas de autonomía de vuelo? La aeronave está en mantención porque agotó sus horas de vuelo durante las emergencias naturales que azotaron a Chile en enero de este año para el combate de incendios, y para transportar a personal hacia las zonas de catástrofe por las lluvias de abril a julio. Pero esta no es la única ocasión en que el avión presidencial no ha estado disponible.
Esta situación reabrió el debate de si el Presidente de la República debería contar o no con una aeronave para sus viajes dentro y fuera del país. Una discusión que ha sido transversal en gobiernos desde la vuelta democracia y que suele cerrarse frente a la posibilidad de críticas por el gasto. En el gobierno reconocen que el asunto es un inconveniente grave que atenta contra la imagen del país, pero se cruza también con decisión del gobierno de restringir el gasto.
El avión 737 de la FACH fue adquirido en 1997 por $US 32,8 millones de dólares que provino en parte de los fondos mixtos de la Fuerza Aérea de Chile (unos US$10,9 millones), mientras que el resto fue aportado por el Gobierno. Hoy, la nave tiene un costo de US$50 millones.
Jaime Ravinet, abogado, exministro de Defensa del exPresidente Ricardo Lagos (2004-2006) y exminstro de Defensa del exPresidente Sebastián Piñera (2010-2011) comentó a La Tercera que durante tales periodos “la opción se descartó porque no se vio necesario, pese que alrededor del mundo es usual que los presidentes cuenten con su nave personal y también casa presidencial. Pero como siempre Chile es la excepción”.
Francisco Vidal, ministro del Interior y de Secretaría General de Gobierno en el gobierno del exPresidente Ricardo Lagos y ministro de Secretaría General y Defensa del primer gobierno de la exPresidenta Michelle Bachelet cree que es innecesaria la adquisición. “Siempre ha existido una sobriedad de los presidentes en Chile. Para qué hacer una adquisión que por definición es carísima si se tiene siempre aviones desde la Fuerza Aérea”.
Los otros inconvenientes en el tiempo
La historia de los aviones presidenciales ha sido turbulenta. Varias han sido las fallas presentadas a lo largo de los años, aunque la mayoría han afectado a la exPresidenta Bachelet. En 2006, cuando llevaba 20 minutos de viaje, el avión Boeing 707 de la FACH vio interrumpido el vuelo de siete horas cuando la aeronave presentó una falla que obligó al piloto a cargo a informarle a la entonces Mandataria que debían regresar y retrasar su viaje.
A Piñera también le había tocado enfrentar fallas en los vuelos presidenciales durante su primer mandato. Fue el 1 de octubre de 2012, cuando se dirigía desde Iquique a Perú. El avión 737 sufrió una filtración de combustible, debiendo volver y cambiarse al 767 para continuar con su periplo.
El último inconveniente vivido por el exPresidente ocurrió en 2018 cuando se dirigía rumbo a Isla de Pascua. En dicha oportunidad iba a viajar desde Concepción hasta la isla, pero un problema en el 767 lo obligó a modificar sus planes, regresar a Santiago y desde ahí tomar otro avión rumbo a Rapa Nui.
Consultado sobre las fallas presentadas durante el gobierno del Presidente Boric, desde la FACH respondieron que tal solicitud debía hacerse por transparencia, debido a lo “delicada de la solicitud”.