La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha mirado con atención la evolución del movimiento feminista en Chile y el mundo, realizando diagnósticos y propuestas para superar las brechas de género. En este contexto, y a propósito de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la Coordinadora Residente del Sistema de las Naciones Unidas en Chile, Silvia Rucks, evalúa los avances del país en materia de equidad de género y analiza las demandas del movimiento local.
-¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta Chile en temas de equidad de género?
Como organización, creemos que son dos los principales desafíos de este país: por un lado, erradicar toda forma de violencia contra las mujeres en todo su ciclo de vida, y por otro, su empoderamiento económico junto a una mayor participación en el mundo laboral. Hay temas conexos como la educación y la mayor incorporación de la mujer en áreas donde tradicionalmente ha quedado excluida, como matemáticas, ciencias o ingenierías. En gran parte, es por esto que la incorporación de la mujer en el mundo laboral se ha dado en condiciones inferiores.
-¿En qué se nota esas condiciones?
En brecha salarial y brecha de ingresos. Según las últimas cifras del INE, la brecha de ingreso, que incluye salario y rentas, es casi del 30%. En cambio la brecha salarial es del 18%. Eso da cuenta de que los propietarios, en su mayoría, son hombres. Además, las mujeres están muy concentradas en sectores vinculados a servicios, comercio y educación, que son al mismo tiempo los que perciben salarios más bajos.
En dos siglos
Según Rucks, las cifras del país en cuanto las brechas de género son "muy duras". De mantener esta tendencia, el objetivo de alcanzar la paridad de género podría demorar dos siglos, asegura.
-¿Crees que son suficientes las acciones de las empresas chilenas?
Son buenas noticias que empresas se atrevan a convocar a mujeres. Pero no son suficientes. Por ejemplo, la participación de las mujeres en directorios de empresas Ipsa es de un 8%, mientras que en empresas públicas es del 42%. La diferencia entre uno y otro es voluntad política y sistema de cuotas. Países nórdicos lo han implementado en el sector privado y se ha demostrado que funcionan.
-¿Ley de cuotas en las empresas?
Hay gente que no le gustan las leyes de cuotas, por lo que también hay otras formas de hacerlo: por ejemplo, que las ternas para un nuevo cargo o que los paneles de decisión empresariales tengan al menos una mujer. Aunque con cuotas todo es más rápido.
-¿Qué tan rápido?
Se han hecho cosas, pero no lo suficiente. Si sigue esta tendencia y no se realizan nuevas acciones vamos a requerir 200 años para llegar a la equidad.
-¿Cómo se hace ese cálculo?
Hay harta información y datos y documentación que tenemos en temas de genero e igualdad. ONU ha hecho un gran esfuerzo, la ONU Mujeres, la OIT en temas de trabajo y salario digno, en temas de igualdad en participación política en PNUD, varias diferentes agencias del sistemas, y violaciones de DD.HH. la oficina de DD.HH. dependiendo de los temas. Ese dato lo sacó el foro mundial el año pasado, vínculo con el índice de paridad de género. Con las tendencias actuales, por ejemplo. Al cierre de 2018, uno de cada cuatro parlamentario es mujer en el Parlamento, el 24% y sube de 22% del año anterior. Si yo veo la tendencia para tener igualdad en los parlamentos tenemos que esperar 25 años. La tendencia según lo que se está haciendo es muy baja. Se analiza las tendencias de los últimos periodos y con eso se hace una proyección. En 200 años quiere decir que ni mis bisnietas podrán verlo. Se han hecho cosas, pero no lo suficiente.
-¿Podrá lograrlo Chile antes de ese tiempo?
La buena noticia es que en diferentes temas el país ha decidido tener políticas de Estado. Pero el desafío de Chile es muy grande y la brecha tiene números muy duros. Por ejemplo, el país tiene un 49% de participación de mujeres en el mercado laboral mientras América Latina tiene un 55%.
Movimiento feminista, libertad y huelga
-En materias de aborto y autonomía del propio cuerpo, ¿cuál es mirada?
La decisión es libertad, de ser y hacer de acuerdo con las propias capacidades y potenciales. Y aquí vemos que el derecho de las mujeres a decidir libremente se ejerce mucho menos que el de los hombres.
-¿Qué le ha parecido la forma en cómo surgió este movimiento feminista en Chile y sus manifestaciones?
Este es un fenómeno bastante global y en general con resultados positivos. Como ONU creemos que todo aquello que permita visibilizar estas situaciones de violencia y desigualdades es un avance. A lo largo de la historia hemos visto que estas acciones han generado cambios. En Islandia, en los años 70', se dio la primera huelga feminista y hoy es de los seis países en el mundo que cuentan con igualdad de género.
-¿Cómo evalúa el llamado a huelga que se ha planteado Chile?
Vemos con buenos ojos todas las actividades y manifestaciones que permitan dar visibilidad a la problemática, permitan establecer un diálogo y presentar propuestas de solución.
-¿Incluida la huelga?
España hizo una huelga el año pasado. Islandia también lo hizo. La huelga es un derecho y está establecido en las normas y convenios de la OIT, pero debe estar alineada con las legislaciones de los países.
-¿Y qué opina de las otras demandas que ha propuesto la coordinadora 8M? Temas como la migración, la desmilitarización de La Araucanía, la diversidad sexual…
Me llamó la atención que las demandas feministas se hayan ampliado a otros temas, pero no así las problemáticas, porque son temas que se están debatiendo hoy en la sociedad chilena y creo que es bueno que se debata sobre ellos. Ahora, en la agenda del gobierno también se encuentran estas temáticas. Lo que hay son diferentes posiciones, por lo que todas las partes deberían tener un buen diálogo.
-¿Cuáles son los temas más urgentes que deberían sumarse a las propuestas del gobierno?
En los temas de violencia, una revisión de la legislación en temas vinculados a femicidios y evitar leyes fragmentadas como la de violencia en el pololeo. Si uno considera a la mujer como sujeto de derecho y de vivir una vida libre de violencia, no importa si es en ámbito doméstico, en el público, si el agresor es el novio, el marido, la pareja. También me gustaría ver propuestas para una ley de cuotas en el ámbito privado, o al menos un acuerdo con el empresariado para empezar a trabajar en el tema. Ahora, en el contexto de una reforma educativa, es el momento de revisar los currículos para incorporar una educación basada en la igualdad y la inclusión, sin estereotipos. Esto implica no sólo revisar los contenidos, sino también las metodologías y la capacitación de los educadores.