Hace unas semanas inició un nuevo año escolar, pero muy distinto a los marzos anteriores. Por primera vez en tres años los estudiantes volvieron de vacaciones a clases presenciales, sin mascarilla y con la pandemia del Covid-19 cada vez menos presente. Pero sí el regreso de todos los estamentos se produjo bajo el estado de alerta sanitaria, el que fue ampliado por las autoridades del Ministerio de Salud hasta el 31 de agosto. Entonces, ¿cambiaron algunas reglas o el protocolo en los establecimientos educacionales?
Efectivamente, las autoridades de Salud actualizaron el protocolo de medidas sanitarias para los liceos y colegios, y varias restricciones desaparecieron o se relajaron. Una de las principales modificaciones respecto del protocolo anterior -septiembre de 2023- está en que ahora para determinar el accionar de la autoridad sanitaria y aplicar las medidas de control correspondiente se deben identificar al menos cinco casos de coronavirus en un mismo colegio. Antes se hacía cuando en un establecimiento había tres o más contagios confirmados en un curso en un lapso de siete días o siete casos o más en el establecimiento educativo.
Además, esto se conocía como alerta de brote, concepto que fue eliminado. A partir de este año cada colegio debe avisar a la Seremi de Salud cuando presente cinco o más contagios.
En ese caso, la autoridad sanitaria realizará la investigación epidemiológica y entregará las medidas de Salud Pública para detener la propagación del virus dentro del establecimiento educacional, como la suspensión de clases presenciales de cursos, niveles, ciclos o del colegio completo, de acuerdo a la situación epidemiológica encontrada en la investigación.
Osvaldo Artaza, salubrista y exministro de Salud, afirma que este cambio de protocolo es positivo, pues el virus ya no se comporta de la misma forma que hace dos años: “Era esperable, evidentemente la situación epidemiológica ha ido cambiando. Además, era necesario, porque la situación ha ido variando, los protocolos no pueden ser estáticos, se modifican para que sean útiles”.
También añade que “el protocolo señala muy claramente cuando la escuela tiene que acudir a la Seremi, eso está bien que se actualice, el número de casos para acudir a la autoridad sanitaria (cinco) es el adecuado a la situación que vivimos hoy”.
Eso sí, los colegios deben seguir reforzando medidas de autocuidado a modo de prevención, como la ventilación cruzada, lavado frecuente de manos y la desinfección de superficies. “Lo que se debe hacer en el colegio es la prevención. De hecho, el protocolo pone acento en las medidas higiénicas y en la buena ventilación, lo que es fundamental”, destaca Artaza.
También fue eliminada la categoría de personas en alerta de Covid-19 y que el protocolo de septiembre definía como una “persona que pernocta o ha estado a menos de un metro de distancia, sin mascarilla o sin el uso correcto de mascarilla, de un caso confirmado desde dos días antes y hasta cinco días después del inicio de síntomas del caso o de la toma de muestra”.
Asimismo, ya no existen distintos estados para contabilizar los casos de estudiantes y funcionarios. De acuerdo al nuevo protocolo, solo están los casos sospechosos, que son aquellos que presenten síntomas parecidos a los del coronavirus y deberá ser trasladado al espacio destinado para aislamiento hasta que se retire del colegio. Además, se le solicitará un test, que puede ser PCR o de antígeno certificado, para pueda regresar a clases.
Eso sí, se mantuvo la definición de caso confirmado, es decir, quienes tengan un test positivo. Esas personas deberán comunicar su condición al establecimiento educacional para que este informe a los apoderados y a los trabajadores que hayan estado expuestos.
Aforos y avanzar en vacunación
Al igual que Artaza, otros especialistas valoran los cambios, de hecho, para Gabriel Cavada, bioestadístico y académico de la Escuela de Medicina de la U. Finis Terrae, “parece un protocolo bastante claro, pedagógico y razonable, las medidas que se mantienen es el lavado de manos y mantener los espacios ventilados, eso es fundamental para evitar los contagios”.
“Tiene que ver con que si bien tenemos una alta tasa de contagios, los casos graves son las cifras más bajas de toda la pandemia, ante eso el protocolo es el adecuado”, explica.
El decano de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Universidad San Sebastán e infectólogo de la Clínica Universidad de los Andes, Carlos Pérez, también coincide y garantiza que los cambios “van en la línea de la evolución de la pandemia en Chile y en el mundo”.
Respecto de las medidas que seguirán siendo impartidas en los establecimientos educacionales, Pérez sostiene que “se mantienen recomendaciones de ventilación, de aseo de superficie y de manos. Además, eso sirve para prevenir la infección de otras enfermedades respiratorias que comienzan a circular. Me refiero a la influenza, virus respiratorio sincicial y adenovirus”.
Al igual que el protocolo anterior, se mantiene el requisito para eliminar los aforos en un curso sólo si el 80% de éste tiene el esquema de vacunación basal, es decir, las primera y segunda dosis. En ese contexto, Cavada comenta que “se supone que el esquema primario el 80% de la población escolar al menos lo tendría, pero sería interesante que las autoridades hicieran el esfuerzo por vacunar a la comunidad escolar con la bivalente”.
Pérez piensa lo mismo: “Es razonable, pero naturalmente la idea es seguir avanzando con el resto de las dosis para una protección más duradera”.