Luego de varias reuniones de negociación con el Ministerio de Educación (Mineduc), el Colegio de Profesores tendrá hoy una asamblea nacional para evaluar las respuestas de las autoridades al petitorio y decidir si bajan el paro, que hoy cumple cuatro semanas.

Sin embargo, una solución se ve lejana, pues los docentes consideran que no ha habido respuestas para un punto clave de las exigencias: el pago de la mención (especialidad) de los educadores de párvulos y educadores diferenciales, que es un bono que reciben los otros docentes, excepto estos dos tipos de profesionales, y que se traduce en una mejora salarial de $ 80 mil por trabajador.

De esta forma, el bono para los 49 mil educadores de párvulos y educadores diferenciales, que equivalen a un quinto de todos los profesores de colegios que reciben subvención del Estado, mantiene el paro en pie. Pero, ¿qué tan significativo puede ser el bono para ellos?

En el caso de los profesores de jardines infantiles, puede ser una mejora importante. Según el portal Mi Futuro, del Mineduc, los trabajadores parvularios reciben el menor sueldo entre todos los docentes, pues al quinto año laboral ganan, en promedio, $ 690 mil. Es decir, el bono podría aumentar sus salarios en 12%. Sin embargo, de los 18 mil trabajadores, menos de dos mil tienen una especialidad.

La presidenta del Colegio de Educadores de Párvulos, María Soledad Rayo, cree que el origen del problema está en que "nunca se nos consideró al momento de legislar, porque todos los pagos de menciones estaban orientados a los profesores de educación básica y media".

Según Rayo, la realidad de su sector es diversa: mientras los docentes parvularios de colegios municipales han sido favorecidos por la Carrera Docente, donde fueron incorporados a última hora, los trabajadores de jardines vía transferencia de fondos (VTF), que administran las fundaciones, "son los que están más mal pagados y sus condiciones laborales no siempre tienen un buen estándar".

Un caso contrario

Los profesores diferenciales, en cambio, tienen mejores salarios. Según Mi Futuro, al quinto año ganan en promedio $ 801 mil, siendo el tercer tipo de docente con mejor sueldo, después de los de Matemáticas y los de Ciencias. Además, tienen una empleabilidad del 95%, la mejor entre las pedagogías.

Sin embargo, de los 31 mil educadores diferenciales, 28 mil tienen especialidades, por lo que ellos recibirían mayormente el bono que exige el Colegio de Profesores. Pero también tienen otras falencias laborales que buscan mejorar.

María Francisca Belmar, vicepresidenta de la Asociación Nacional de Educadores Diferenciales, explica que ellos trabajan con proyectos de integración y deben enfrentar trabas burocráticas para evaluar a sus estudiantes, y que, además, se les aplica una evaluación docente que no está pensada para ellos.

"También tenemos poco acceso a capacitaciones para trabajar con niños con necesidades educativas especiales. Además, cuando el ministerio da opciones de capacitación, estas quedan centralizadas en Santiago y esa también es una falencia", plantea Belmar.

Carga laboral

Entre los otros puntos del petitorio del Colegio de Profesores están las mejoras de las condiciones laborales, pues afirman que tienen sobrecarga de trabajo. Para fundamentar esto, el magisterio realizó una encuesta a 6.509 docentes, que a juicio del gremio demuestra el agobio que sufren.

Por ejemplo, el 50,3% dedica 10 horas personales o más realizar labores docentes a la semana, y el 9,7% destina 20 a 24 horas de su tiempo personal a esas tareas. Eso equivale a hacer media jornada laboral más a diario. La mayoría de los profesores destina ese tiempo personal a preparar sus clases (80,9%) y a corregir pruebas (60,4%).

De esta forma, los docentes señalan que entre las condiciones que afectan la satisfacción laboral están la falta de tiempo para preparar las clases (84,8%), la falta de tiempo para perfeccionarse (84,3%) y el trabajo que deben llevarse para la casa (82,7%).

Según el sondeo, la mayoría de los profesores identifica la cobertura curricular (64%) y las pruebas estandarizadas, como el Simce y la PSU (60%), como los principales factores de presión a los que se someten en los colegios, lo que, según el magisterio, está asociado "a la lógica institucional de la permanente rendición de cuentas".