Para nadie es un misterio -así lo ha hecho saber- que una de las prioridades del gobierno es reducir las listas de espera del sistema sanitario. De hecho, durante la última cuenta pública, el Presidente Gabriel Boric se comprometió a reducir los tiempos en un 40% para disminuir hacia el final de su mandato a 200 los días que una persona aguarda por una intervención. Sin embargo, hay elementos que entorpecen la meta fijada por las autoridades. Algunos, de hecho, puertas adentro del sistema, según el último reporte de la Subsecretaría de Redes Asistenciales, el que da cuenta de un obstáculo que se podría solucionar a través de su autogestión: la suspensión de cirugías.
En el último informe del Ministerio de Salud, las autoridades sanitarias reportaron que durante el tercer trimestre de 2023 -junio a septiembre- se suspendieron 25.464 intervenciones programadas, lo que implica un alza del 15% respecto del mismo periodo de 2022, cuando fueron 22.150 las intervenciones programadas suspendidas. El tema es que en 2023 la mayoría de ellas -32%- fue aplazada por causas administrativas.
El exsubsecretario de Redes Asistenciales, Fernando Araos, contextualiza que las causas administrativas son suspensiones “que no son atribuibles al paciente ni al equipo clínico directo, sino que engloban un número variado de causas, que puede ser un problema en el ingresos del paciente, falta de insumos o de equipamiento para la cirugía, o que se haya programada mal el procedimiento”.
El especialista en salud pública reconoce que estos son motivos prevenibles y que se pueden solucionar de manera local en cada servicio sanitario: “Todas las causas administrativas debieran ser gestionables por parte del hospital, ya sea con programaciones adecuadas de compra, revisiones de insumos y con una buena organización de la tabla de los pacientes”.
De un año a otro, las suspensiones administrativas pasaron de ser el 13% al 32% del total. Respecto de este fuerte cambio, hay quienes dicen que se debe a una modificación del registro, pues algunas que eran atribuibles a los pacientes pasaron a ser responsabilidad de los hospitales, como no llegar en ayuno o con alguno de los exámenes previos al día.
En ese sentido, Pablo Eguiguren, director de Políticas Públicas de Libertad y Desarrollo, afirma que “los hospitales tienen que hacer un trabajo similar al que se hace en el sector privado, donde son muy insistentes y llaman constantemente al paciente para asegurarse que esté listo para la intervención. O si falta un doctor se consiguen los apoyos clínicos y se aseguran que estén todos los insumos necesarios, porque esto es netamente un problema de gestión interna”.
Sin ir más lejos y solo a modo de ejemplo, el pasado 28 de septiembre se cancelaron el 30% de las intervenciones fijadas para ese día luego de que el Instituto de Salud Pública -de manera errónea- ordenara el retiro de todos los productos del Laboratorio Sanderson. Asimismo, diversos hospitales, como el de Iquique, han suspendido procedimientos por falta de insumos.
En el reporte de Redes Asistenciales, detrás de las razones administrativas aparecen las causas atribuidas a los pacientes, que configuran un 30% del total. Más atrás están las razones por falta de equipo quirúrgico (21%), de unidad de apoyo clínico (11%), y en un menor porcentaje aproximado están las razones gremiales (3%), de emergencia (2%) y de infraestructura (2%).
Como se ha dicho, durante el mismo periodo de 2022 se registraron 22.150 cirugías suspendidas, es decir, 3.315 menos que ahora. Pero el año pasado una gran parte -50%- se debía al paciente.
El problema de las listas de espera
Pablo Eguiguren asegura que es muy difícil que las suspensiones lleguen a cero, “porque siempre hay contingencias que van a hacer que los procedimientos quirúrgicos no se puedan llevar a cabo, pero uno esperaría que estos números estuvieran bajando y no subiendo como se ve cuando se comparan entre un año y otro. Esto son ajustes fáciles de lograr, pero que requieren de mucha gestión por parte de los directores de hospitales y el resto de los funcionarios. Si el énfasis no está puesto ahí, va a ser muy difícil que las listas de espera disminuyan”.
Raúl Aguilar, investigador senior del Ipsuss de la Universidad San Sebastián, agrega que “las mejores prácticas y la literatura internacional sobre de gestión hospitalaria son más simples en la interpretación de este indicador; ya que separan entre cirugías suspendidas por causas evitables o no evitables, esto entrega una clara apreciación sobre las posibilidades de gestión, dado que esto muestra con claridad el beneficio sobre las acciones correctivas. La estimación que realizamos en el Ipsuss, siguiendo estas recomendaciones, es que aproximadamente 9 de cada 10 suspensiones son evitables o gestionables, lo que muestra amplios espacios de mejora en la gestión hospitalaria”.
Y es que, además, después de un tiempo de una baja significativa en los tiempos de espera, esta disminución se ralentizó y los registros volvieron a aumentar: de acuerdo al último informe mensual de producción asistencial, enviado el 19 de septiembre a los parlamentarios por el subsecretario de Redes Asistenciales, Osvaldo Salgado, las listas registran un nuevo incremento, tanto para procedimientos quirúrgicos como para las consultas de especialidad.
En el caso de las intervenciones quirúrgicas, en el transcurso de cuatro meses los registros pasaron de 302.267 a 318.928. Sin embargo, la mediana de espera se redujo en 33 días. Pero, por otro lado, la lista de espera por consultas de especialidad pasó de 2.259.328 a 2.353.375, aunque su tiempo de espera disminuyó de 390 a 370 días.