A fines de septiembre pasado, la noticia sobre tres mujeres desaparecidas en Concepción alertó y conmovió a todo el país. Fueron días turbulentos. El desesperado llamado de familiares y autoridades ayudó a que Darling Rioseco (20) y Rosa Aravena Polanco (43) aparecieran sanas y salvas en los primeros días de octubre, en Cabrero y Santiago, respectivamente. Sin embargo, falta un eslabón de la cadena: Tamara Zurita Ortega (21) sigue desaparecida.

El día en que se le perdió el rastro, la joven se comunicó por teléfono con su madre, a quien le dijo estar en las cercanías de un parque, en el sector Canchas de Los Altos de Chiguayante, en la ribera del río Biobío. En aquel lugar la joven se reuniría con un amigo, algo que, según la policía, nunca se concretó.

"Ese día la vi en la mañana, me despedí con un beso y me fui al trabajo. En la tarde la llamé a su celular y me dijo que estaba cerca de un parque, un lugar un poco alejado, estaba leyendo un libro y se juntaría con un amigo. Le dije que se viniera temprano", pero nunca más respondió el celular, recuerda su madre, Lorna Ortega.

Los llamados no entraban al teléfono apagado. Sus amigos no tenían pistas de su paradero, hasta que en unos supuestos mensajes de WhatsApp que la joven envió a uno de ellos daba cuenta de su paradero. Teóricamente, se reunirían, pero al llegar al lugar, no la encontraron. "Ella es muy inocente para sus cosas", explica un familiar.

Sociable y solidaria

Tras congelar sus estudios de preparadora física, Tamara Zurita hizo un preuniversitario en la U. de Concepción, pero luego cambió de idea, con la intención de ingresar a un instituto para estudiar Técnico en Enfermería.

Constanza Vega la conoce desde el colegio. Describe a la joven como sociable y solidaria. Desde hace dos años que participa como voluntaria en la Teletón y es parte del Encuentro de Jóvenes en el Espíritu Santo (EJE).

"Yo la vi dos días antes de que desapareciera; nos juntamos todos los domingos en el EJE y nunca se mostró con algo grave. Me cuesta pensar que algo malo haya pasado".

La fiscalía investiga su desaparición, junto a la PDI de Concepción. Jorge Abatte, jefe de la unidad, asegura que "se han efectuado numerosas de diligencias, tanto en el sitio donde habría desaparecido como en otras localidades. Ha habido equipos de detectives de Santiago, especializados en búsqueda y rastreo de personas".

La familia también ha contado con el apoyo de diversas organizaciones sociales, que desde el primer día han participado en el operativo de búsqueda. Entre ellas, el Grupo de Rescate Subacuático, Gersa, y el grupo especializado USAR, así como amigos y familiares de la joven.

El fin de semana pasado, la familia de Tamara Zurita logró desarrollar una nueva búsqueda masiva para rastrear el río Biobío, desde Chiguayante hasta la desembocadura. El operativo contó con ayuda de dos robots que lograron ingresar a sectores de difícil acceso para los buzos. Sin embargo, no hubo resultados. Así lo informó el abuelo de la joven, Óscar Ortega: "Estamos dando por terminada la búsqueda en el río. Desde el 26 de septiembre hemos revisado el curso de agua unas 300 veces y no encontramos nada que pudiera decirnos que Tamara estuviera ahí. Está en otra parte".

La próxima semana esperan entregar el informe sobre el trabajo que han realizado con las ONG a la fiscalía.